Golpean a oficial de Tránsito y lo dejan grave, en Saltillo; hay dos detenidos

Saltillo
/ 4 mayo 2020

La víctima fue ingresada de urgencias al quirófano de un hospital privado, al norte de la cuidad, al presentar un derrame que le provocó inflamación del cerebro

En estado grave se encuentra Miguel de Jesús Huet Gómez, un oficial de tránsito, quien fue agredido por un grupo de cinco personas la madrugada del sábado en la colonia Lomas de Santa Cruz. Hay dos detenidos.

La víctima fue ingresada de urgencias al quirófano de un hospital privado, al norte de la cuidad, al presentar un derrame que le provocó inflamación del cerebro.

El sábado pasado, cerca de la 1:30 horas, el oficial se detuvo a ver lo que parecía un accidente entre un Nissan Tsuru y un taxi en el cruce de Felipe J. Mery y Francisco de Urdiñola.

En el Nissan viajaban los hermanos Juan Francisco y Alfredo Valadez Contreras, de 47 y 35 años, respectivamente.

Los presentes, al superar en número al elemento, empezaron a agredirlo y los otros le siguieron hasta despojarlo de su radio de comunicaron, pero antes el oficial logró pedir ayuda.

Los agresores se retiraron en sus unidades del lugar, pero el oficial agredido fue tras ellos. Los hermanos ingresaron a la colonia Lomas de Santa Cruz, deteniéndose en la calle Nogalitos, donde el uniformado bajó de su unidad y reclamó su radio, pero comenzó de nuevo la pelea.

De pronto llegaron los tripulantes del taxi, quienes golpearon al uniformado por la espalda hasta tirarlo. Una vez en el suelo, todos lo tundieron a golpes.

Cuando llegaron los refuerzos del oficial, los del taxi huyeron, mientras los hermanos forcejearon hasta despojarlo de su arma la cual se percutió un total de 6 veces, resultando lesionados en el pie uno y el otro en la pantorrilla.

Después con el bastón de seguridad del auto de los agresores, éstos comenzaron a golpear al uniformado en la cabeza, lo que lo dejó sobre el pavimento sangrando.

Los hermanos fueron detenidos por los otros oficiales antes de que ingresaran a un domicilio. Aunque estos se dieron tiempo de esconder el arma dentro de un tambo con arena, para argumentar que el uniformado los había agredido sin explicación alguna.

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