Historia de terror de Saltillo: reportar a un vecino escandaloso y que nadie te escuche

Saltillo
/ 30 octubre 2024

En Saltillo, el 86.6% de los habitantes reportó haber experimentado conflictos vecinales, principalmente por ruido

Imagina que son las 02:00 de la mañana y debes madrugar, pero una tumultuaria fiesta de vecinos con exceso de volumen no te deja dormir. Entonces decides reportarlo, pero no hay nadie que te escuche.

En Saltillo, al menos el 86.6 por ciento de los habitantes reportaron durante septiembre que en los últimos meses habían tenido por lo menos un conflicto vecinal derivado de problemas de convivencia, convirtiendo a la ciudad en la cuarta del país con mayor estadística.

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Estas cifras, reveladas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), indican también que el ruido es la segunda causa más frecuente por la cual los vecinos desarrollan conflictos entre sí.

Uno de los casos es el de Érika García, vecina al sur de Saltillo, quien en los últimos años ha realizado por lo menos ocho reportes de ruido en contra de vecinos, de los cuales únicamente uno logró tener éxito.

Una de las que tiene presente, es una ocasión en la que un vecino tenía en su casa una fiesta que llevaba tres o cuatro días. Érika padece migraña, pero su mayor preocupación era el sueño de una persona adulta mayor y los menores de edad que viven con ella.

En estos casos, la desesperación llega y el cansancio también, pero es justo ahí donde inicia el calvario: hacer el reporte por ruido a las autoridades.

“¿A quién tengo que dirigirme?”, te preguntas. En el 911, la persona en la línea dice que la situación debe dirigirse a la Policía Ambiental, pero el teléfono de esta institución no es fácil de conseguir.

“De la Policía Ambiental no hay teléfono, no existe y en el que logras que te den nunca contestan. No hay forma de contactar a esa rama de la Policía”, afirma Érika, quien recuerda otro hecho que ocurrió en la pasada administración municipal.

“Reporté vía Twitter (hoy X) el ruido, hablé al 911 y me dijeron que no se encargaban de eso y que le correspondía a la Policía Ambiental. Me dijeron mil policías y les decía que no podíamos dormir y que nadie nos hacía caso”.

Los años pasan y los problemas con vecinos ruidosos no han disminuido, y la falta de atención ha sido percibida tanto por vecinos del sur, como por otros del norte, del poniente, del oriente y del Centro.

Un vecino del primer cuadro de la ciudad narra que realizó un reporte donde le pidieron dirección exacta, nombre del reportante, persona reportada y una serie de requisitos que omitían el anonimato y que, poco a poco, iban generando condiciones para que desistiera de realizar el mismo.

“En una ocasión logré que el 911 me contestara. Me dijeron que ellos no se encargaban, pero que podían ir para decirle al vecino que le bajara, aunque no podrían hacer nada porque está dentro de su domicilio. Preguntan datos exactos”.

“El año pasado también me pasó, pero nadie nos hizo caso. Ya muchos vecinos estábamos bien incómodos y cansados. No sabíamos qué hacer porque la gente ya se veía ebria y aún así las autoridades no acudían. Con gente borracha no se puede negociar”, comenta.

En el caso de Erika, dice que la situación la orilló a implementar una nueva técnica:

“Llegué a un punto donde dije: ‘algo tengo que hacer’. En el grupo de seguridad puse el reporte: en la calle tal, hay personas ingiriendo bebidas alcohólicas en vía pública y se están peleando, necesitamos urgentemente que venga la Policía... y llegaron rápido. Fue el único modo en que funcionó”, detalla.

No obstante, la situación en su vecindario no cambia. Y los altos niveles de música no respetan día ni noche.

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