Historias de amor: ‘Para la vida y para la mujer, hay que aguantar’
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Jesús Ignacio cuenta que sigue enamorado de la misma mujer desde hace 30 años
Saltillo, Coahuila. Jesús Ignacio piensa en su esposa y sonríe, casi 30 años de matrimonio lo mantienen aún enamorado. Se conocieron en un baile hace muchos años, ella lo había visto antes en el puesto de gorditas que atendía su mamá, en cambio él nunca se había detenido a verla.
En aquel baile, Jesús Ignacio se arriesgó a invitarla a bailar a sabiendas de que él tenía dos pies izquierdos, así que en cada paso le daba un pisotón. Antes de que terminara la fiesta, tuvo una sensación extraña, como un presentimiento que no lo dejaba en paz y la citó el siguiente miércoles a las ocho de la noche.
En ese tiempo, Jesús Ignacio estudiaba en el Tecnológico de Saltillo, salió de la escuela y a él se le había olvidado porque, como en las citas anteriores siempre lo dejaban plantado, las chicas nunca iban.
“Pasé por ahí, pero me no acordaba de la cita y cuando la vi desde lejos sentí un remolino en el estómago”, recuerda Jesús Ignacio.
Esa noche platicaron y acordaron verse cada miércoles a la misma hora, así sucedió durante tres años. Así fue hasta que un uniforme rosa descubrió la edad de la jovencita.
“¿Y ese uniforme?”, recuerda. “Es de la secundaria”, le contestó la jovencita.
La chica que cortejaba tenía 13 años, y él ya tenía 18. La relación continuó hasta que él decidió hablar con su mamá para “robársela” porque no tenía mucho dinero para organizar una boda. Pasaron algunos años hasta que se casaron y ella confeccionó su vestido de novia.
De eso ya pasaron 30 años y Jesús Ignacio sigue enamorado de la misma mujer, aunque da un consejo para llevar el matrimonio:
“A veces las mujeres son muy duras, pero si no son el matrimonio no sale adelante. No hay que flaquear en los problemas, porque como decía un amigo: ‘para la vida y para la mujer, hay que aguantar’”.