Insiste el actor Raúl Juliá que 'Max' no fue el perro pitbull que mató a Iker en Saltillo

Saltillo
/ 11 febrero 2017

Señala que la Procuraduría General del Estado de Coahuila ha sido omisa por no aplicar sanciones a los dueños del mencionado ejemplar

El activista Raúl Juliá Levy insiste en que el perro entregado por las autoridades a su asociación no es el que hirió de muerte al pequeño Iker Ulloa el pasado mes de diciembre en Saltillo, además, ahora señala que la Procuraduría General del Estado de Coahuila ha sido omisa por no aplicar sanciones a los dueños del mencionado ejemplar.

En los últimos días, el también actor y representante de la agrupación que lleva su nombre ha hecho una serie de publicaciones en las que recrimina tanto a las autoridades coahuilenses, así como a los propietarios del perro, asegura que el verdadero ejemplar que agredió al niño aún sigue en poder de la familia.

 

“Existen pruebas forenses y científicas para procesar a quien fuera la dueña de Max, acuso de omisión a la Procuraduría del Estado de Coahuila por ineptos y apáticos, no cuentan con la capacidad, los recursos y los expertos en la materia para omitir un juicio de no acción penal en contra de la mujer”, publicó en su cuenta de Facebook, el activista radicado en Los Ángeles.

De igual manera, las publicaciones más recientes muestran al activista acompañado del perro que le entregaron las autoridades y señala que se trata de un ejemplar “extremadamente social con un temperamento social y alegre”.

 

Afirma que de acuerdo con estudios, el can que él posee y el que atacó a Iker tienen perfiles completamente distintos, afirma que este último debe pesar entre 50 y 60 libras, sumamente agresivo producto de un entrenamiento salvaje y con una mordida mínima de 220 libras de presión por pulgada cuadrada.

 

En cambio, el animal que recibió tiene una mandíbula 3 veces más pequeña que la del perro que atacó al pequeño, con un peso de 33 libras, una mordida de sólo 40 libras por pulgada cuadrada, y un temperamento alejado al violento.

“Jurídicamente y científicamente contamos con todos los elementos para girarle una orden de aprehensión a la dueña de ‘Max’ y que entregue al otro perro para que sea rehabilitado, ya que su hijo lo usa para las peleas”, reitera el activista en sus redes sociales.

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