Los niños que sólo miran los juegos de la Feria porque no tienen dinero (Fotorelato)
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Ambos eran espectadores de la diversión de quienes gozaban los juegos mecánicos en la Feria de Saltillo
Como varios niños que seguramente asisten a la feria sin tener posibilidad económica para subir a algún juego mecánico, Juan y Lalo (nombres ficticios), de ocho y once años respectivamente, son dos hermanos que sólo observan las diversiones de la Feria de Saltillo.
Con el hombro rodeado por el brazo de su hermano, Juan camina con su compañero por el colorido sitio. Ambos, atraídos por las luces, el ruido y los gritos de las personas, se acercan al juego que más les llame la atención y observan los rostros risueños y desesperados de los asistentes. Lalo le explica a su hermano menor cómo funciona cada diversión mecánica y en ambos se aprecia una expresión de sorpresa al ver cada una de ellas.
El reloj pasa de las 20:00 horas y éste es uno de los varios días en que los niños recorrerán las instalaciones mientras esperan a que su mamá salga de laborar. “Trabaja allá en la orilla”, dice Lalo, pero no sabe exactamente dónde, y asegura que la esperarán hasta la una de la mañana para poder regresar a casa.
Continúan su recorrido. Y en todo momento Lalo abraza a Juan o lo sujeta con fuerza de la playera blanca con azul. “Un día se lo quisieron robar, por eso yo lo cuido mucho”, cuenta el hermano mayor. Por su parte, Juan parece mantenerse ajeno, apenas y tiene alguna expresión y sólo muestra una sonrisa o sorpresa cuando observa los juegos mecánicos.
En su caminata por la Feria, Lalo y Juan se acercan a los negocios de vendimia en el lugar. Preguntan precios, observan los productos y luego de no comprar nada, siguen su recorrido. La acción la repiten varias veces, y quizá será igual en los días posteriores, cuando tengan que esperar de nueva cuenta a que salga su mamá del trabajo.
“No, pos ahorita no. Nomás tamos viendo”, responde Lalo con una risa apenada al preguntarle por qué no subían a alguno de los juegos mecánicos. “No traemos dinero”, complementa Juan. Al momento, se escuchan los primeros cuetes de la noche en la Feria de Saltillo.
En el cielo se encienden colores y las caras de Lalo y Paco se iluminan con las luces de la pirotecnia. “¡Vámonos!”, grita el hermano mayor y se desaparecen a ver el show en el cielo oscuro. Mientras, esperarán que el reloj marque la una de la madrugada para regresar a casa.