México en su Revolución y Saltillo jugando carreras de autos

Saltillo
/ 18 noviembre 2021
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El 20 de noviembre de 1910 Francisco I. Madero inició el movimiento armado. Ese mismo día, en la capital coahuilense se dio el banderazo de salida en la Copa Casino de Saltillo.

Mientras México entraba en una guerra que transformaría sus estructura política y social, en Saltillo se realizaba una carrera de automóviles.

En 1910 se cumplió el centenario de la Independencia de México. En todo el país se realizaron distintos festejos y los saltillenses organizaron lo propio. Con ese pretexto, los socios del Casino de Saltillo llevaron a cabo dos carreras de motor como parte de la Copa Casino de Saltillo.

La primera rodada fue el 14 de septiembre de 1910. El trayecto inició en Saltillo y llegaba hasta el poblado de San Juan de la Vaquería, primero pasando por Agua Nueva. Eran unos 102 kilómetros contando la ida y la vuelta.

El banderazo se dio a las 8:00 de la mañana desde la calle Benito Juárez, justo frente al casino. En disputa de esta competencia estaba algo más que el orgullo, para el primer lugar el premio era de 50 pesos, 35 para el segundo y 15 para el tercero.

Para dimensionar el valor de la recompensa, Darío Saucedo, miembro de la Asociación de Cronistas e Historiadores de Coahuila, explicó que con 50 pesos de aquella época se podía comprar una tonelada y media de maíz. Hoy, para adquirir esa misma cantidad del grano serían necesarios 14 mil pesos.

Al vencedor absoluto también se le entregó una medalla de plata y un diploma firmado por los jueces.

La carrera en plena Revolución

Aunque no se tienen datos del ganador de la primera carrera, en septiembre, sí se sabe que de la segunda competencia, en noviembre, el triunfador fue un hombre de apellido Borman.

En la disputa agendada el 20 de noviembre el recorrido fue de Saltillo a Gómez Farías, un poblado coahuilense que está cerca de la carretera a Zacatecas, antes de llegar a Concepción del Oro.

Para darnos una idea de los tiempos, en los 137 kilómetros que abarcó el trayecto de ida y vuelta el tercer lugar completó las cuatro horas y 20 minutos.

Como dijimos, del primer lugar no se sabe mucho más que su nombre. Pero los documentos disponibles revelan pistas de cómo fue el evento que inició a las siete de la mañana.

Por ejemplo, que el tercer lugar fue Marcelino L. Garza, quien condujo un Buick Modelo S. Estamos hablando de un coche fabricado por la Buick Motor Company, fundada en 1903 en Detroit, Estados Unidos.

Este vehículo de cuatro cilindros podía alcanzar una velocidad de hasta 96 kilómetros por hora. Aunque por la fotografía disponible, se presume que el que participó en la carrera saltillense pudo tener varias adecuaciones mecánicas y estéticas.

Una de ellas es que no tenía techo, pues al tratarse de un coche para carreras, lo ideal era que el vehículo estuviera lo más ligero posible.

Durante la carrera, a este Buick se le reventó una llanta, misma que Marcelino y su acompañante -de nombre desconocido- tardaron entre 10 y 12 minutos en cambiar.

Y si de normas se trata, la competencia contó con un reglamento bastante extenso y específico. Aquí algunos puntos.

Los concursantes podían correr en un auto de la marca de su preferencia; la fecha máxima de inscripción era el 8 de septiembre de 1910 y el costo fue de 25 pesos; el corredor que tuviera que detenerse debía orillarse a la izquierda y dejar libre el paso a los otros conductores, aunque esto implicara empujar el coche.

Si bien no hay más documentos disponibles y tampoco es oficial, las circunstancias de aquella época permiten suponer que después de la Copa Casino de Saltillo no hubo más carreras en los años siguientes.

Los autos y su velocidad dejaron de importar cuando estalló la Revolución, esta guerra que terminó de manera “formal” el 5 de febrero de 1917 con la promulgación de la nueva Constitución.

Aunque la realidad es que la lucha violeta se extendió por varios años con los asesinatos de líderes revolucionarios como Emiliano Zapata (1919) y Venustiano Carranza (1920).

*Con información de Darío Saucedo, Archivo Municipal de Saltillo, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México y Eduardo L.Garza.

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