Narra saltillense el infierno que vivió a causa del coronavirus
Amado Durón es una de las miles de personas que en Coahuila ha sufrido los efectos del coronavirus; está convencido de que las autoridades mienten sobre la enfermedad
Amado Durón padeció fiebres, dolores de cabeza, anosmia, diarrea, falta de oxígeno y otros síntomas que lo dejaron internado en el hospital. Es uno de los sobrevivientes al coronavirus.
Al igual que muchos ciudadanos, el señor Durón no creía en el coronavirus, sí se cuidaba a sí mismo y a su familia, pero no creía en la gravedad de la enfermedad; él confiaba que la pandemia ya estaba domada y en los números alentadores del Gobierno. Tuvo que sufrir de una manera inimaginable para llegar a una conclusión: el COVID es real, el peligro continúa y la mayoría de las autoridades nos mienten.
“Al principio yo no creía en el coronavirus, pensaba que era para gente débil, para enfermos, para gente con algún tipo de problema; me consideraba aparentemente fuerte y que no me iba a dar a mí. Tomaba las distancias, traía cubrebocas, seguía los protocolos”, explica en la sala de su casa, donde se recupera de la neumonía que le dejó el COVID-19.
¿Cuál fue el momento y el lugar en el que se contagió? Lo ignora, pero lo que sí recuerda son los síntomas que poco a poco fueron invadiendo su cuerpo hasta que se volvieron un sufrimiento intolerable.
El primer síntoma fue una carraspera, después tos y dolor en las articulaciones, luego un dolor leve de cabeza, algo parecido a un cuadro gripal. Al cuarto día empezó a perder los sentidos del gusto y el olfato. Entonces identificó estas características como COVID-19, por lo que habló con médicos que le dijeron que no se preocupara y tomara Paracetamol o Ibuprofeno para los dolores.
“Nadie te quiere atender profesionalmente, todo mundo tiene miedo. Todo mundo te saca la vuelta, te dicen que tomes Ibuprofeno, Tamiflu, Paracetamol, Azitromicina, otros amigos te dicen que tomes agua con cloro, una serie de remedios caseros… Y el Gobierno diciendo que están controladas las cosas”.
El calvario empezó cuando quiso hacerse la prueba: le dieron cita para tres días después. Justo un día antes de acudir el examen iniciaron los síntomas más desgastantes del virus: fiebres, dolores más intensos, diarreas frecuentes. Y así pasó los siguientes tres días hasta que le dieron el resultado: positivo a COVID-19.
En ese lapso perdió por completo los sentidos del gusto y el olfato, padeció insomnio, bajó de peso porque no podía probar alimentos, todo lo evacuaba de inmediato.
Al recibir el resultado, Amado Durón fue citado en un hospital para evaluar su condición. Le dijeron que también tenía neumonía producida por el coronavirus y que tenía coágulos de sangre en los pulmones, pero lo mandaron a casa.
Tras cinco días de fiebre alta por la noche, el hermano cardiólogo de Amado Durón recomendó que le realizaran un TAC del tórax en el hospital. Los médicos observaron las infiltraciones y coágulos en los pulmones del paciente e iniciaron con otros medicamentos, antibióticos, anticoagulantes y esteroides para realizar al día siguiente exámenes de sangre.
En casa su salud no mejoró y regresó al día siguiente al hospital para las pruebas de sangre. Tan pronto llegaron los resultados del laboratorio, los médicos decidieron internarlo en el área COVID del Hospital Muguerza, por el riesgo que corría la vida del señor Durón.
La mejora fue muy lenta, pero constante gracias al cuidado del personal médico y de enfermería del Hospital Muguerza. Parte del tratamiento consistió en plasma y en líneas de oxígeno, así como ejercicios de respiración y medicamentos.
Esos días internados los recuerda de manera muy nebulosa, la enfermedad lo tenía en cama, sin contacto físico, con dolores y confusión, escuchando gritos de otros pacientes.
En ese lapso algunos pacientes fallecieron y enfermeras se contagiaron. ¿De verdad estaba domada la pandemia? ¿De verdad la economía vale más que una vida humana? ¿O por qué esa insistencia en decir que vamos bien cuando de pronto una enfermedad te puede consumir en pocos días?
Amado Durón pudo salir del hospital al resultar negativo a COVID-19 tras 6 días internado. Su cuerpo sigue en recuperación: la neumonía que le dejó el coronavirus no es algo que se elimine en 2 ó 3 días, sino que tarda meses.
Por eso ahora, con la lucidez que le dejó esta experiencia puede asegurar que: “la mayoría de los políticos deberían empezar a pedir perdón por las estupideces que han hecho y han dicho. Creía en la Cuarta Transformación. Ese anillo que dice que le cayó al dedo, yo creo que ya gangrenó el cuerpo de la 4T, y lo que va a ayudarnos a salir no son los gobiernos ni los políticos, somos nosotros los mexicanos”.
DIARIO DE UN PACIENTE COVID-19
Día 1: Carraspera.
Día 2: Tos y dolor de articulaciones.
Día 3: Dolor leve de cabeza.
Día 4: Disminución del olfato y el gusto, mucha sudoración.
Día 5: Insomnio, faltas en la memoria.
Día 8: Diarrea y fiebre.
Día 9: Fiebre, diarrea y menos capacidad de olfato y gusto,
Día 10: Fiebre, diarrea, pérdida total del olfato y gusto, asco, dolor de estómago.
Día 11: Fiebre y resultado positivo de Covid-19.
Día 12: Neumonía, coágulos de sangre en los pulmones y lo mandan a casa.
Día 13: Fiebre, exámenes de sangre y lo internan en el área Covid del hospital.
Día 14: Tratamiento, líneas de oxígeno y ejercicios de respiración.
Día 16: Tratamiento con plasma, ligera mejoría.
Día 17: Mejora de salud y de la noción de la realidad.