Payasos de Saltillo, víctimas del coronavirus pero no del desánimo

Saltillo
/ 6 mayo 2020

Payasos viven horas difíciles por el aislamiento, ellos que viven del contacto con la gente; pero no se arredran

La verdad sí la hemos estado sufriendo y no podemos ir a trabajar a los camiones ni a los semáforos”.

Hoy será el primer año en la historia reciente, nunca había sucedido esto, que se extrañará a los payasos. Esos personajes de nariz roja y peluca multicolor han tenido que quitarse el maquillaje y colgar sus llamativos vestuarios para revelarse como son.

Ahora viven enclaustrados, estresados, acaso tristes, pero con fe de que todo va a pasar.

VANGUARDIA visitó a cuatro de los payasos más afamados de la ciudad para que platicaran cómo es que están viviendo esta cuarentena.

“Nos ha afectado mucho nuestro modus vivendi, ahorita estamos echando mano de los ahorros para vivir”, dice Pekilu.

Pekilu no trae maquillaje y está sentado a la mesa del área de restaurantes de un antes concurrido centro comercial.

Para estas fechas, hace un año, Pekilu y su compañera Bomboncita, payasa de abolengo ya tenían su agenda desbordada.

El coronavirus canceló todos sus eventos del pasado Día del Niño y del próximo Día de la Madre.

“En cuestión de fiestas todo se paró y no tenemos una fuente de ingreso ahorita”, dice Pekilu.

Bomboncita añade que está estresada desde que su vida de llevar diversión a los nenes cada fin de semana se vio atacada por el COVID.

“Eso nos ha desestabilizado, nosotros vivimos al día”.

- ¿Tienen otro trabajo?

- No tenemos un trabajo, nos estábamos dedicando más al payaso. Ahorita es vender algunas cositas y estamos saliendo, pero ya estamos pensando en un trabajo aparte, responde Pekilu.

Por lo porto, dice, es guardarse en casa, hasta que el COVID-19 desaparezca, se esfume

“Somos el ejemplo de los niños porque nos conocen y si nos ven van a decir ‘mira, si el payasito anda del tingo al tango, yo también’”.

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ALEGRÍA EN LÍNEA

Pekilu dice que no todo ha sido amargura, él, Bomboncita y algunos de sus compañeros payasos han venido realizando algunas transmisiones dedicadas a alegrar la contingencia a los reyes del hogar.

“Nos entrevistan, hacemos algunos chistes, decimos algunas cosas chuscas, algunos compañeros hacen sketches, monólogos”.

- ¿Y ustedes cómo se distraen?

- Tratamos de no pensar en la enfermedad, de ser felices, positivos. Se trata de buscarle solución a las cosas y contagiarlo

 Si la vida te da limones pos haz una limonada. Y trata siempre de sonreír porque es la llave que abre. Y un último mensaje: esto es muy importante, lo aprendí en el Tibet: hay dos palabras que abren todas las puertas del mundo, todas: ‘empuje’ y ‘jale’, ay nos vemos”, dice Pekilu y se ríe.

A pesar de que todos los días la televisión transmite noticias de que ya viene lo peor, que el pico de los contagios ocurrirá esta semana, Gotita no deja de sonreír. Sus carcajadas estentóreas inundan la sala de su casa en la colonia Isabel Amalia.

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LO TOMA DE LA MEJOR MANERA

Gotita está arrellanada en un sillón esponjoso, desmaquillada. 

“Tenemos más de un mes sin trabajar en eventos. Lo de nosotros son eventos para salones, quintas, fiestas infantiles, despedidas de soltera, baby shower, Día del Niño y de las mamás. Se paró todo y nosotros con una agenda llena”, dice Gotita.

Y dice que el endurecimiento de las medidas por la contingencia, tales, como la aplicación de multas a quienes anden en las calles sin tener una actividad esencial, la hizo desistir de su proyecto de entregar regalos a domicilio con su atuendo de payasa el 30 de abril y el 10 de mayo.

“Ya mejor ni le movimos. Económicamente nos afecta mucho, pero por cuestiones de salud decidimos guardarnos”, dice. 

Pero la cuarentena, la contingencia, esta emergencia sanitaria, cree Gotita, es el mejor momento para reinventarse, renovarse.

“Yo he sobrevivido a la cuarentena ocupando mi mente y viendo programas de comedia. Dices ‘lo que menos quiero pensar ahorita es en la situación que está pasando’, y sí, te ayuda. Ora sí que sacar de lo negativo, algo positivo”.

- ¿Y a qué te dedicas ahora?

- El quehacer, la comida, ya lavamos, pintamos, los perritos, como toda persona normal, somos seres humanos a final de cuenta

- ¿Y de ánimo cómo andas?

- Rara, porque ya estaba mentalizada a que los jueves, viernes, sábado y domingo tenía evento o por decir el Día del Niño, que son los días fuertes, no llega uno ni a la casa. Pero he tratado de tomar las cosas tranquilamente.

- ¿Qué mensaje le darías a la gente?

- Que valore más la vida

Hace más de un mes que Coketín, otro talento saltillense de la comedia que se hizo en las calles y camiones de Monterrey, cambió su oficio de hacer reír, por el de fabricar y vender cubrebocas.

Hasta que cerraron la tienda de telas donde se surtía y entonces a Coketín no le quedó otra que recurrir a sus dotes de artista y ponerse a dibujar, al carboncillo, para sobrevivir.

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