Saltillo: Caso viral expone la complejidad de abusos cometidos en la infancia

El caso que se viralizó en redes sociales hace un par de días, donde un joven influencer de Saltillo reconoció públicamente un abuso ocurrido en su infancia, abrió un debate complejo en la opinión pública. Por un lado, se trata de un hecho en el que todos los involucrados eran menores de edad; por otro, la exposición virtual desató una ola de juicios y condenas. Ante ello, especialistas en psicología y en procuración de justicia explicaron cómo deben entenderse situaciones de esta naturaleza.

Desde el ámbito legal, se aclara que cuando una persona menor de 12 años comete una conducta tipificada como delito no puede ser procesada penalmente, pues la ley lo considera inimputable.

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“Las personas menores de 12 años son inimputables. La ley general es muy clara: no pueden ser sometidos a ningún tipo de proceso penal ni mediación; lo que corresponde es resguardarlos, darles terapia y un entorno adecuado”, señaló la procuradora de Niños, Niñas y la Familia, María Teresa Araiza Llaguno.

La mirada psicológica coincide en que esas conductas no surgen de la nada, sino que reflejan lo que los niños viven en casa. “Cuando vemos este tipo de conductas, lo más probable es que el chico también haya vivido algún tipo de abuso sexual o, cuando menos, mucha violencia en casa. Son patrones que se repiten en contextos donde no hay cuidado ni convivencia sana”, explicó Berenice de la Peña, terapeuta familiar y docente.

En cuanto a las víctimas, ambas perspectivas convergen en la importancia de la atención integral. “Una víctima de un delito sexual debe tener desde el principio atención médica, psicológica y un seguimiento; hay una norma que establece cómo debe atenderse dependiendo la edad y las circunstancias”, comentó Araiza. De la Peña complementó: “El que alguien haya sido violentado en su cuerpo y su dignidad es una tragedia que queda marcada para toda la vida, aunque con terapia se puede trabajar y superar”.

Otro aspecto central es que, conforme a la legislación de Coahuila, los delitos sexuales cometidos contra niñas, niños y adolescentes son imprescriptibles. Esto significa que una persona que haya sido agredida en la infancia puede denunciarlo en cualquier momento de su vida. “Los delitos sexuales no prescriben nunca; una persona puede denunciar en cualquier etapa de su vida lo que le sucedió en la infancia”, mencionó la titular de la PRONNIF.

Sin embargo, la discusión pública no se ha limitado a lo jurídico. En este caso, la exposición en redes sociales abrió un espacio de desinformación y revictimización.

“Para mí lo importante es la confidencialidad. La Procuraduría siempre defenderá el derecho a la intimidad de las personas que vivieron un proceso difícil en su infancia”, afirmó Araiza. Para la psicóloga, la confesión debe leerse de otra manera: “Subir el video tal vez no fue lo mejor, pero yo lo entiendo como un grito de ayuda, un desahogo emocional de no saber qué hacer con la culpa”.

Aunque el escenario es complejo, las especialistas coinciden en que existe posibilidad de cambio. La procuradora recordó que la justicia distingue a los menores de 12 años porque su cerebro aún está en desarrollo: “Con acompañamiento adecuado pueden cambiar sus conductas”. La psicóloga agregó en esa visión: “Desde el momento en que una persona asume lo que hizo, ya tenemos una puerta para empezar a trabajar. Esto no lo exime del posible —o no— escenario legal, pero sí le permite buscar estar en paz consigo mismo”.

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Más allá del caso puntual, ambas destacaron que se trata de un espejo de lo que como sociedad estamos dejando de atender. “Esto no es una piedrita en el arroz: tenemos una problemática real con el consumo de drogas y la violencia familiar. Son fallas sociales que necesitamos atender de manera urgente”, advirtió De la Peña.

El llamado final es a la prevención y a no guardar silencio. “Pedimos a todos los papás, hermanos y tíos que estén atentos a los cambios de humor de los niños y niñas; si ya no quieren ir a cierta casa, hay que preguntarse por qué y denunciar. Callar solo permite que los abusos se repitan”, concluyó Araiza.