Saltillo poco a poco se convierte en ciudad fantasma
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El día de ayer ya no se vieron los ‘ríos’ de gente y autos por las principales calles de la ciudad
Aunque todavía los saltillenses salen en familia y grupos al Centro Histórico, ayer disminuyó la cantidad de clientes en mercados, restaurantes y vialidades más importantes de la zona comercial más activa de la ciudad.
Ya oficialmente sin clases y con el paro de algunas empresas, algunos comerciantes de la zona centro comentaron que desde este fin de semana cayeron sus ventas por la poca presencia de clientes. Y fue de esa misma manera como iniciaron una nueva jornada durante la contingencia sanitaria por el brote de coronavirus en México.
Las principales recomendaciones para evitar el contagio y propagación del virus son: no salir a la calle, mantener una sana distancia de 1.5 metros entre las personas y lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón o utilizar gel antibacterial y desinfectantes.
Sin embargo, los saltillenses que ayer tuvieron que salir a la vía pública, ya sea de paseo, trabajo o compras necesarias, no respetaron la distancia dispuesta por las autoridades sanitarias como medida de prevención.
Y es que en plazas públicas, pequeños establecimientos de comida, paradas de autobuses, en filas para entrar al banco u oficinas públicas, las personas se encontraban una muy cerca de la otra, no solo las familias o parejas o grupos de amigos.
Las calles que lucieron una afluencia normal fueron Victoria, Allende, Acuña, Pérez Treviño, el andador peatonal de Padre Flores; sin embargo, el resto del primer cuadro de la ciudad tenía escasa presencia de transeúntes.
Incluso era común encontrar comercios con poca gente o vacíos, tan solo el personal que ahí laboraba utilizando cubrebocas.
Tampoco los restaurantes, para la hora de la comida, estuvieron muy visitados, lo que inquietó a los propietarios de los negocios, quienes optaron por ofrecer sus servicios de entregas a domicilio y para llevar.
Lo que permaneció invariable fue la presencia de adultos mayores en las bancas de las plazas, pese a que ésta es una de las recomendaciones más repetidas por los tres niveles de Gobierno: que las personas mayores de 60 años no salgan a la calle porque son un sector de la población con mayor vulnerabilidad contra el COVID-19.