Urge transición energética en Coahuila, sin cambio Región Carbonífera es la más expuesta
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En Coahuila urge un mayor avance en la transición energética, así como en el impulso al cambio tecnológico, sin afectar la generación de empleo, especialmente en las regiones Norte y Carbonífera, sostuvo Alejandro Dávila Flores.
Es inaplazable sustituir la generación de energía a base de carbón por fuentes eólicas y solares, señaló el miembro del Centro de Investigaciones Socioeconómicas (CISE) de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).
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Con el objetivo de mitigar el cambio climático y mejorar la economía y calidad de vida de la población, también es necesario diversificar la actividad productiva, agregó.
Se pronunció por atraer inversiones enfocadas en estos desarrollos, crear cadenas de valor y aprovechar las ventajas que ofrece el estado, en particular en el ramo metalmecánico e industria metálica.
Al anticipar el cierre ineludible de las carboeléctricas, estimó que este proceso impactará con mayor fuerza a la industria del carbón.
Actualmente, el 90 por ciento de los compradores de carbón térmico están vinculados con la producción de acero y la generación de electricidad.
Una vez paralizadas Altos Hornos de México (AHMSA) y cerradas las carboeléctricas, “se tendrá una situación muy complicada en la Región Carbonífera”, advirtió el investigador.
Precisó que el paso de un tipo de energía a otro, así como el cese de la extracción de carbón, dependerán principalmente de las decisiones políticas que se tomen a nivel local y federal.
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“Todo esto requiere decisiones y programas de política pública que, si no se implementan, harán que la transición se detenga o se retrase aún más”, puntualizó el también exrector de la UAdeC.
Dávila Flores consideró que estamos ante una crisis energética y climática que “exige cambios fundamentales en la organización de nuestros procesos y en nuestra forma de vida”.
Previó que, según la tendencia actual, “vamos a enfrentar una restricción del 15 por ciento en la oferta de energía, mientras que la población seguirá aumentando”.
Para enfrentar este reto, tendríamos que reducir nuestro consumo de energía en un 31 por ciento por habitante, indicó.
En otras palabras, “un tercio de nuestro consumo per cápita de energía debe disminuir para tener un impacto climático acorde con lo que recomiendan los expertos”.
Por lo pronto, en el caso de los combustibles fósiles, “ya llegamos al pico de producción y, a partir de ahora, vamos a experimentar un declive en la oferta total de energía ligada a este recurso”.
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Advirtió que, en Coahuila, si se sigue explotando el carbón y otras fuentes fósiles, “no se podrán cumplir las metas climáticas”; sin embargo, el estado cuenta con un importante potencial de energía eólica.
El problema, subrayó, es que “incluso a nivel nacional no estamos tomando acciones con la velocidad y magnitud necesarias”.
Por ejemplo, “debería estarse acelerando la transición del sector eléctrico, empezando por el transporte, principalmente en las zonas metropolitanas del país”.
“Seguimos rezagados, y no se perciben en las políticas públicas propuestas que tengan la magnitud, celeridad y recursos suficientes para enfrentar ese futuro que será muy desafiante”, expresó.
Para colmo, “los consumidores tampoco nos estamos preparando; la mayoría solo espera a que los gobiernos tomen las decisiones”, finalizó.