Viejecita de 84 años en Saltillo mantiene de limosnas a sus 2 hijos discapacitados
‘Si no trabajo mis hijos no comen’, asegura la mujer
No hay sector de la población que se libre de los efectos de la cuarentena a causa del coronavirus.
Mientras unos reclaman apoyos del Gobierno para sobrevivir en el sector comercial, hotelero o restaurantero, otros libran una lucha diaria para lograr llevarse un taco a la boca.
Este es el caso de Vicenta, quien con más de ocho décadas encima no puede dejar de salir a pedir ayuda a la calle “porque si no trabajo mis hijos no comen’.
Vicenta Rivera y sus 2 hijos discapacitados habita en un pequeño cuarto en la colonia 23 de Noviembre. Su hija, de “veintitantos” años vive entre basura, excremento y cucarachas; la vida de su hijo no es muy distinta, quien a causa de una enfermedad que le afectó sus piernas, se ve en la necesidad de arrastrarse ¡en una patineta!, a falta de una silla de ruedas.
Al llegar al domicilio mencionado, Vicenta nos recibió sentada afuera de su casa. Lo primero que narró fue las condiciones en las que pasó la noche; según ella, casi muere pues lleva días con dolores insoportables en el abdomen.
Ella es la mujer de 84 años que protagoniza un vídeo que circula en redes sociales. Lo subió una usuaria quien presenció cómo doña Vicenta daba de comer a sus 2 hijos en una de las banquetas del bulevar Venustiano Carranza, días atrás.
TUVO 14 HIJOS
“Tengo que hacerle la lucha. Soy una viejita de 84 años. No me puedo quedar aquí. Bajo hasta Otilio González, Venustiano Carranza y camino. Ando muy apurada con estos dos hijos que me quedaron, pos están tullidos”, dijo la ancianita.
María del Socorro Segovia es el nombre de una de sus hijas. Tuvo 14 descendientes con su esposo, el cual murió hace 3 años. Ella nació con una discapacidad motriz e intelectual. La madre no recuerda el nombre exacto de los padecimientos.
María anda arrastrándose por el piso de su casa y tiene, según Vicenta “veintitantos” años de edad, ya que tampoco recuerda con exactitud este dato. Las condiciones en las que se encuentran la familia son extremadamente insalubres.
“Ando muy apurada por estos hijos que me quedaron. La muchacha tiene los pies doblados. Se llama María del Socorro, y el hombre Arturo Segovia Rivera. El muchacho a veces se me sale, anda en su patineta y también baja al centro a pedir. No le gustan las sillas de ruedas. Se va desde la mañana y regresa por la tarde. El muchacho es el mayor, tiene como treintaitantos”, dice doña Vicenta.
Arturo anda constantemente por el Centro Histórico de Saltillo sentado en una patineta. Tampoco puede caminar y también tiene una discapacidad intelectual, al igual que su hermana.
“Yo le digo que se cuide mucho porque un trancazo que se dé ¿cómo la libro yo? Los dos están así de nacimiento. Nosotros somos de un ejido de atrás de la sierra de Parras que se llama Tanque Menchaca”, platicó la mujer.
El ejido del que proviene Vicenta desapareció hace alrededor de seis años por lo que tuvo que mudarse a Saltillo. Tanque Menchaca se quedó sin habitantes porque ya no era posible vivir ahí. Años antes, ella y su esposo sacaban dinero del ixtle y la lechuguilla.
“Yo me vine para acá con los ‘tulliditos’. Aquí me la paso con mis hijos que están discapacitados. Yo siempre le encargo a la vecina cuando me voy y los dejo solos, que no se vayan a quemar o a ahogar, y después me salgo a pedir hasta Otilio González o hasta donde me lleve la combi”, contó la mujer.
Por si no fuera suficiente, antes de retirarnos, la mujer nos mostró una deformación que tiene en el brazo izquierdo producto de una caída. Alrededor de medio año atrás, la mujer se cayó mientras llovía en una de sus idas a pedir limosna. Por las noches los dolores también le aquejan.
SÍ RECIBEN AYUDA
Vicenta confirmó que se encuentra recibiendo ayuda de la Secretaría del Bienestar. En lo que transcurrió la entrevista, el DIF llegó con algunas despensas y artículos de primera necesidad al domicilio.
Además, los vecinos y otros ciudadanos llegan hasta la casa en la colonia 23 de Noviembre a dejar despensas.
La mujer de la tercera edad pidió ayuda médica para hacerse un chequeo a su salud y para que alguien le ayude con sus dos hijos, los cuales nunca han recibido terapia.