¡Salud! Logra CIQA aumentar producción de uva con nuevas técnicas de cultivo, en San Juan de la Vaquería
Innovador tratamiento de quitosán y nanopartículas de níquel incrementa drásticamente el rendimiento de la variedad Cabernet Sauvignon
México es reconocido por su vasta diversidad de uvas cultivadas en distintas regiones del País, abarcando desde las clásicas variedades europeas hasta las endémicas. Principalmente destinadas a la vinificación, las uvas mexicanas se transforman mediante procesos artesanales en una amplia gama de vinos. En la última década, el consumo de vino mexicano ha crecido en un 20 por ciento; sin embargo, la producción actual solo satisface el 30 por ciento de la demanda nacional.
El continuo mejoramiento de las variedades de uva y la implementación de innovaciones tecnológicas han conducido a un notable aumento en la productividad y calidad de los vinos.
En 2022, México contaba con una superficie cultivada de 28 mil hectáreas de uva para vino, con un rendimiento promedio de 12 toneladas por hectárea. Los principales estados productores son Baja California, Coahuila, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato y Querétaro, con una producción nacional estimada de 75 mil 195 toneladas, de las cuales Coahuila contribuye con 3 mil 890 toneladas.
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El suelo ideal para el cultivo de la vid debe ser ligeramente seco, con precipitaciones moderadas para evitar la dilución de azúcares y taninos. Además, debe ser poco fértil, aunque suplementado durante la floración y el llenado de frutos. Para aumentar el rendimiento del cultivo, es esencial desarrollar un programa integral de fertilización basado en análisis de suelo.
Actualmente, la agricultura se beneficia de nuevas tecnologías que mejoran la calidad y el rendimiento de la uva, además de ser ambientalmente sostenibles. Entre estas tecnologías se encuentran los fertilizantes aplicados al suelo o de manera foliar en dosis pequeñas, conocidos como bioestimulantes. Estos productos mejoran la absorción y asimilación de nutrientes, la tolerancia al estrés y la resistencia a plagas y enfermedades.
Uno de los bioestimulantes más utilizados es el quitosán, un biopolímero derivado de la quitina presente en los exoesqueletos de crustáceos. El quitosán activa enzimas que promueven el crecimiento y desarrollo del fruto de la uva, mejorando la calidad de los vinos al influir en el rendimiento y en la actividad antioxidante de las plantas.
Investigadores del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA), la Dra. Hortensia Ortega Ortiz y el Dr. Eduardo Treviño López, con el apoyo de un proyecto Fonacyt del Estado de Coahuila, realizaron un estudio sobre el rendimiento y calidad del cultivo de uva Cabernet Sauvignon en San Juan de la Vaquería, Saltillo. Aplicaron mensualmente complejos de quitosán-nanopartículas de níquel (CS-NPsNi) durante el crecimiento y desarrollo del fruto.
Los resultados fueron impresionantes: un aumento del 84 por ciento en el rendimiento del fruto por hectárea, un incremento del 136 por ciento en el número de racimos, y un aumento del 42 por ciento en el volumen de la baya. Estos resultados superaron significativamente aquellos obtenidos con tratamientos separados de quitosán y NPsNi.
El grupo de investigación del CIQA continúa explorando el uso de complejos de quitosán, incluyendo complejos yodados, no solo en la vid, sino también en cultivos de lechuga, tomate, chile y melón. Estas innovaciones prometen seguir mejorando la agricultura mexicana, elevando tanto la productividad como la calidad de los productos agrícolas.