Tesoros y hermandad: la Detectoriza 2025 reunió a más de 300 buscadores en Coahuila
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La mañana del domingo 13 de julio arrancó oficialmente la Detectoriza 2025 en el rancho Las Tinajas, ubicado en el municipio de Ramos Arizpe. Desde muy temprano comenzaron a llegar familias con detectores, mochilas y botines de campo, listos para explorar el terreno delimitado por los organizadores. Según Gerardo Alvarado, quien lleva 17 años en esta práctica, participaron más de 300 personas provenientes de diversos puntos de México y el extranjero.
“Nos visita gente desde Sabinas, Monterrey, Cancún, San Luis Potosí, Dallas y hasta Canadá”, contó Gerardo, conocido en la comunidad como Gerardo Jerrys. Aseguró que, aunque muchos detectores no pertenecen a clubes formales, se estima que existen entre 80 y 100 agrupaciones activas en la región. El evento en Coahuila es uno de los más concurridos del norte, solo superado por el encuentro nacional que se realiza en Ciudad de México.
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Aunque la jornada de detección inició el domingo, la convivencia comenzó desde el sábado. Decenas de asistentes acamparon en el rancho, compartieron alimentos e intercambiaron experiencias frente a una fogata. Uno de los momentos más esperados fue la llamada “fogata paranormal”, donde alrededor de 100 personas se reúnen a contar anécdotas sobre sucesos inexplicables ocurridos durante sus búsquedas. “El verdadero tesoro es convivir, salirse de la rutina y aprender cosas más allá de lo que la escuela nos contó”, expresó Jerry.
La Detectoriza incluyó actividades para niñas y niños, quienes participaron en una búsqueda especial dentro del área delimitada. Más tarde, los adultos ingresaron al terreno principal, donde previamente se habían enterrado monedas de cobre, plata y hasta un par de piezas de oro. “Si las encuentras, son tuyas. Es parte del espíritu del evento”, explicó Gerardo.
Para garantizar la seguridad, se realizó un scouting previo que permitió descartar la presencia de animales peligrosos, como serpientes, en el terreno. Además, entre la comunidad detectorista existen reglas no escritas que promueven el respeto al entorno, la solicitud de permisos a dueños de predios o autoridades, y una conciencia energética. “Igual de importante que pedir permiso al propietario, es pedir permiso a las entidades que puedan habitar el lugar”, dijo Jerry.
El ambiente fue familiar y solidario. No hubo competencia ni celos, sino apoyo mutuo. Cada club llegó con su logo, su equipo y sus historias. En palabras del propio Jerry, la Detectoriza es más que una búsqueda de tesoros: es un espacio de encuentro que permite conservar el legado de figuras como Monty Granados, uno de los impulsores de esta práctica a nivel nacional. “Él partió ya de este mundo, pero nos dejó la hermandad como legado”, recordó.
La jornada concluyó con una comida compartida y una rifa de detectores de gama media entre los asistentes. Para muchos, fue una oportunidad de reconectar con la tierra, con la historia, con los suyos. Y, para otros, la certeza de que el tesoro más valioso no se encuentra bajo tierra, sino en la comunidad que lo busca.