‘Toquín’ en la colonia Morelos de Saltillo termina con un hombre herido de muerte
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En una noche marcada por la violencia y el caos, Jorge Alfredo González Pedraza perdió la vida en el Hospital General de Saltillo, tras sufrir dos heridas mortales con arma blanca durante una fiesta en el oriente de la ciudad. Los trágicos sucesos tuvieron lugar la noche del sábado 23 de septiembre en la colonia Morelos, según informaron las autoridades.
De acuerdo con el testimonio de José Juan Torres, uno de los presentes en la fatídica reunión, los disturbios se desataron durante lo que se describe como un “toquín” que comenzó alrededor de las 21:30 horas. Jorge Alfredo llegó al evento en compañía de su hijo y otros amigos, cuyas identidades aún se desconocen.
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El ambiente festivo se tornó violento cuando, en medio de un baile de “slam”, se produjeron empujones que escalaron hasta llegar a los golpes. En medio del caos y los gritos, se mencionó la presencia de machetes, elevando la tensión en la fiesta.
Fue en este momento cuando Jorge Alfredo González Pedraza intervino en el conflicto al percatarse de que su hijo había sido golpeado. Su valiente acción para defender a su hijo lo llevó a enfrentarse a un agresor armado con arma blanca.
La situación se tornó crítica cuando Jorge Alfredo resultó gravemente herido, y de inmediato fue trasladado de urgencia al Hospital General, donde ingresó al área de shock y trauma. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos médicos, falleció durante la madrugada.
Las autoridades de la unidad de investigación de homicidios de la Fiscalía General del Estado (FGE) se movilizaron para esclarecer los hechos. Hasta el momento, la identidad de los agresores permanece desconocida, ya que, tras la violenta confrontación, todos los invitados abandonaron la escena.
Durante la mañana del domingo, se llevaron a declarar a una decena de testigos presentes en el “toquín” con el objetivo de obtener información que conduzca a la identificación y captura de los responsables del homicidio de Jorge Alfredo González Pedraza.
Los restos de la víctima fueron reclamados por su esposa, Rosalinda Ulloa Ríos, quien se prepara para darle sepultura, marcando el final de una vida truncada en medio de una celebración que se tornó en tragedia.
