Vialidades, rebasadas a cualquier hora del día

Coahuila
/ 21 septiembre 2022
El Día Mundial sin Automóvil en Saltillo será como cualquier otro: con caos vial en las principales arterias

El uso del automóvil ha provocado que Saltillo sea una de las ciudades más inseguras y mortales para las personas de a pie, y ha traído como consecuencias más tráfico, ruido y contaminación.

Mientras que en Saltillo crece el padrón vehicular, la tendencia internacional por mejorar las ciudades consiste en desincentivar el uso de este medio de transporte, por eso hoy se celebra el Día Mundial sin Automóvil.

Para este año se tiene estimada una inversión de 270 millones de pesos para la prolongación del bulevar Nazario Ortiz Garza, incluyendo 2 puentes vehiculares; además se gastaron 13.2 millones de pesos en el recarpeteo de la calle Urdiñola, pero no hay ningún peso destinado para el mantenimiento y creación de ciclovías (según una respuesta de Tesorería vía Transparencia este año no hay presupuesto para estos conceptos), y la cifra para crear o mejorar infraestructura peatonal no ha sido detallada.

“No tengo el dato exacto porque mucho lo hacemos nosotros mismos, no hacemos contratos externos para hacer esa obra”, contestó en entrevista el tesorero municipal, Juan Carlos Villarreal Garza, a la pregunta de cuánto recurso se invirtió en la pintura de pasos peatonales.

Estudios en todo el mundo confirmaron que ampliar carriles, crear distribuidores viales y puentes elevados no resuelven este problema, sino que genera más tráfico al fomentar el uso de vehículos.

Las respuestas a estas problemáticas deberían apuntar a crear alternativas y nuevos sistemas de movilidad, apostar por el transporte público, trayectos en bicicleta, desplazamientos a pie.

Las consecuencias de impulsar el vehículo particular se pueden observar en cada vialidad de Saltillo: atascos en la zona centro, cuyas calles son estacionamientos gratuitos mientras hay banquetas por las que no puede caminar una familia o andar alguien en silla de ruedas; zonas escolares rodeadas de carros que ponen en riesgo a los estudiantes y contaminan el aire que respiran.

En el norte, los distribuidores viales y las vías de acceso controlado (en México no existen las llamadas “vías rápidas” al estilo de Estados Unidos) lucen saturados en horas pico, sobre todo por automóviles ocupados por una sola persona.

Los usuarios del transporte público, pues los camiones que tienen capacidad para mover más gente se ven atascados en el tráfico que generan los coches.

Al sur, pasando la Facultad de Ciencias de la Comunicación, el tránsito también se congestiona, y la velocidad de la zona la vuelve peligrosa para cualquier usuario que no viaje en carro: las banquetas son tan estrechas y con obstáculos que no podrían pasar dos sillas de ruedas que se encontraran una frente a otra. Además por tramos, las banquetas desaparecen.

Al poniente, sucede lo mismo: los espacios para las personas de a pie desaparecen y se convierten en accesos de estacionamientos de tiendas y empresas aunque en el periférico se cuenta con kilómetros de Ciclovía que permiten la libre circulación de estos vehículos no motorizados.

SALTILLO, MORTAL PARA PEATONES

A medida que ha incrementado el parque vehicular de Saltillo y el desarrollo urbano se enfocó en privilegiar el traslado de carros, la ciudad también se convirtió en un lugar inseguro para los peatones: desde 2019 figura en el top 30 de los municipios con más peatones atropellados fatalmente en México, de acuerdo con el monitoreo de la asociación “Ni una muerte vial”.

En lo que va del año han fallecido por esta causa al menos 12 personas, según notas periodísticas en este medio y en otros portales informativos locales; sin embargo, la Comisión de Seguridad y Protección Ciudadana de Saltillo no registró ningún fallecimiento (de acuerdo con información proporcionada vía transparencia por la corporación).

Expertos señalan que la incidencia de choques y atropellamientos tiene como principal causa el diseño de las calles orientadas a los vehículos y la velocidad; es decir, fomentar el uso del vehículo y segregar otras formas de movilidad, incluso castigando el traslado a pie como ocurre con los puentes peatonales y la falta de pasos seguros en cruceros y calles.

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