‘Vivan y sean felices’: joven de la comunidad LGBT comparte su admiración por La Sirenita
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Fan de la película “La Sirenita”, Carlos aclara que la historia verdadera es muy diferente a cómo la cuenta Disney. El relato es obra de Hans Christian Andersen, allá por 1800. El autor era bisexual, se enamoró de un hombre muy rico, su amor no fue correspondido, entonces en su cuento de “La Sirenita”, igual que él, ella se enamora, pero el príncipe con quien quería casarse escoge a otra mujer.
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La Sirenita, que había preferido convertirse en humana para conquistar el amor del príncipe, paga el precio del desamor y el castigo fue disolverse como espuma en el mar. El cuento se publicó el 7 de abril de 1837.
VIVAN Y SEAN FELICES
Carlos, homosexual, espera que Andersen esté feliz de que su Sirenita haya encontrado la felicidad en la película. Ante la discriminación y rechazo que sufre la diversidad sexual, hace un llamado: “Vivan y sean felices, esa siempre será nuestra mayor satisfacción”.
Comparte cómo ha sido parte de su vida, los traumas y agresiones recibidas por ser como es. “Yo siempre he sido así, bien jotita desde chiquita”. Desde corta edad le gustaban las muñecas y admiraba los vestidos, pero nunca recibió esos regalos.
Salía a jugar con sus vecinitas en la casa de enfrente, jugaban a las muñecas. En una ocasión, mientras se divertían, llegaron otros niños y lo empezaron a molestar. “¿Ya vieron a Carlita? Está jugando a las muñecas, te hemos dicho muchas veces que jugar a las muñecas es cosa de niñas. ¿Acaso eres niña, Carlita? ¡Es niña! ¡Es niña!”, se burlaban.
Decidió regresar a la casa, pero se lo impidieron a base de golpes y lo derribaron al suelo. “¡Eso te pasa por maricón!”, le gritaron. Él se imaginó que ser maricón era una cosa muy mala, sólo así se explicaba que los niños lo hubieran agredido y él solo quería correr a casa y esconderse. Ahí podía estar con Ariel, su amigo imaginario, para sentirse seguro.
“Los papás no deberían odiar a sus hijos por lo que son, los papás deberían aceptarlos y amarlos. Maricón. Pero si siempre lo he sido, no entiendo qué tenía de malo en ello. Esta sociedad siempre ha odiado lo femenino y lo femenino es sinónimo de las mujeres, y no hay nada que esta sociedad odie más que a las mujeres mismas, por eso nos odian a nosotros también, porque preferimos ser como ellas”, dice.
“Así que decir maricón con todas sus letras y acento en la o, porque cuando nos adueñamos de las palabras con las que intentan hacernos daño, los dejamos sin armas para lastimarnos”.
Carlos solo espera que Andersen esté feliz de que su Sirenita haya encontrado el amor en la película, así como al escritor le hubiera gustado en su vida. Así que, por toda la comunidad de la diversidad sexual, por quienes han muerto a manos de la ignorancia y el odio, por quienes han pavimentado el camino por un cambio y por los que vienen, ahora hay que buscar ser felices en una sociedad que aún discrimina y rechaza, dice.
“Vivan y sean felices, esa siempre será nuestra mayor satisfacción”. Y para finalizar canta: “Quiero gritar, quiero aprender, quiero volar, quiero sentir, siendo feliz, siendo quien soy”.