Y para ti, ¿cuál es el café que enamora a Saltillo?
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El café, esa fragante y cautivadora bebida, tiene el poder de conquistar corazones y despertar sentidos como pocos placeres de la vida pueden hacerlo.
El café, con su aroma seductor y sabor reconfortante, despierta los sentidos y crea momentos de calidez y conexión, además con su sabor único y energizante, nos regala momentos de placer en cada sorbo.
Es por esto que en VANGUARDIA quisimos conocer los cafés favoritos de los saltillenses, ya sea cafeterías para acudir con esa persona especial, o de plano alguna marca de café consentida, y esto fue lo que nuestros seguidores en Facebook nos dijeron:
Dona Wiseman nos lleva directo a la acción con su elección audaz, el “Blasón espresso robusto”. Mientras tanto, Diego López nos invita a un encuentro con el vafé “ESE, OSO”. ¿Será el café Oso el abrazo matutino que todos necesitamos?
Isaac Sánchez de la Cruz nos presenta la sencillez del “Café ESE”, mientras que Caro de La nos da una lección magistral en mixología de café con su mezcla única: “El que yo preparo en mi casa, combinación de café Ese con café Monterrey y Amaranto”.
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Pero la diversidad de opciones no se detiene ahí. Saltillo es un tesoro de cafeterías, y nuestros seguidores han revelado sus refugios favoritos también: Abraham Álvarez encuentra su refugio en “El café de la Tavola”, mientras que Bio Cia elige el encanto de “Flor y Canela”.
Alberto Sáenz nos lleva a Rufino Tamayo para disfrutar de “Becker Cafeína y Trigo”, mientras que Nidia Martínez nos lleva a un tour completo por su lista de favoritos, entre los cuales se encuentra: “Invictus, Zoco Brema, Becker cafeína y trigo, Coffee Cup, Nala, Sorbito de Amor, y próximamente @tutti_cafe_”.
Pero la verdadera joya de Saltillo es la comunidad del café que abarca desde los clásicos hasta los innovadores. Claudia Irene González Estrada se decanta por “El Flor y Canela”, Honoré Honoré Lara es un fiel seguidor de “El de Los Compadres”, y Cris García nos desafía a ser “hipermamadores” con “Konffee”.
Helena Cancino-Izq. nos invita a “ESCÁPATE CAFÉ”, Alejandra Ramírez nos presenta “Café Victoria”, y Saúl Rodríguez opta por una experiencia en HEB Plaza Real que suena como música para los amantes del café.
Mario Saldívar Castro nos lleva a “Cafetería Kala”, mientras que Andrea C. Sifuentes nos proporciona una guía de café basada en tu estado de ánimo: “Para hipermamadores y sureños: Invictus; para buscar sugar doctors, Zoco Brema; para trabajar con climita, Becker; para la foto de IG, Starbucks; para madrugar Coffe Cup; para despertar por lo hot, el Andatti”.
Y no podemos olvidar las recomendaciones de Anelly Hernández Fleece, que nos lleva por un viaje a través de una lista envidiable de lugares para disfrutar de un buen café: “Zoco Brema, Cata Legorreta, Café Victoria, BonBari, Kala, Il Conde del Mercato, Calaca”.
Finalmente, Héctor Manuel Jiménez nos recuerda la verdad fundamental: el mejor café es aquel que disfrutas. ¡Brindemos por eso!
Si te preguntas cuál fue la respuesta definitiva de los saltillenses, te invitamos a descubrirlo por ti mismo en nuestra página de Facebook, donde 250 voces se unen en un coro de amor por el café. ¡Un aplauso para la diversidad y la pasión que el café despierta en Saltillo!
¿POR QUÉ AMAMOS EL CAFÉ?
El café, esa fragante y cautivadora bebida, tiene el poder de conquistar corazones y despertar sentidos como pocos placeres de la vida pueden hacerlo. La razón detrás de nuestro aprecio por el café es una historia que se entrelaza con la humanidad misma, una travesía que nos transporta a través de los siglos y las culturas.
Desde los tiempos antiguos, cuando las tribus africanas trituraban granos de café y los mezclaban con grasa animal para obtener una especie de energético natural, hasta la sofisticación de las cafeterías europeas del siglo XVIII, la relación entre la humanidad y el café ha sido una historia de amor duradera.
Quizás sea la primera taza de café del día la que más apreciamos. Ese momento especial en el que el aroma del café recién molido se mezcla con el silencio de la mañana. El sonido del agua hirviendo, el suave gorgoteo del café que se filtra en la cafetera, y finalmente, ese primer sorbo que acaricia nuestros labios y despierta nuestros sentidos. Es como si cada mañana, el café nos diera un abrazo cálido y reconfortante que nos prepara para enfrentar el día que viene.
Pero no es solo en las mañanas que el café nos acompaña. Es un compañero constante en nuestras vidas, siempre listo para compartir un momento especial. Ya sea en una conversación con amigos en una acogedora cafetería, en una reunión de negocios donde se toma un descanso para revitalizarse, o en una cita romántica en la que el café se convierte en el pretexto perfecto para una charla más profunda. El café es un aliado silencioso en nuestra búsqueda de conexiones humanas y momentos significativos.
El café es también un explorador intrépido. Nos invita a probar diferentes variedades de granos, desde los suaves y afrutados hasta los audaces y amargos. Nos lleva a lugares lejanos a través de tazas de café con nombres exóticos como “Ethiopian Yirgacheffe” o “Sumatra Mandheling”. Cada taza de café es como un viaje sensorial que nos transporta a tierras lejanas y culturas diversas.
Y, por supuesto, el café es un maestro del equilibrio. Es la mezcla perfecta de amargura y dulzura, de vigorizante y reconfortante. Nos da ese impulso de energía que necesitamos para enfrentar las demandas de la vida cotidiana, pero también nos ofrece un momento de tranquilidad y reflexión.
En última instancia, amamos el café porque es más que una bebida. Es una experiencia. Es un ritual. Es un amigo leal que siempre está ahí cuando lo necesitamos. El café nos une, nos inspira y nos conforta. Es un recordatorio constante de que la vida está llena de pequeños placeres que podemos saborear y apreciar en cada sorbo. Por eso, el café es más que una bebida para nosotros; es un tesoro que atesoramos en nuestras vidas cotidianas.