Fallece a los 74 años de edad Vera Caslavska, la novia de México

Deportes
/ 1 septiembre 2016

La gimnasta conquistó el corazón de los mexicanos en 1968 y dejó vigente su imagen tras brillar en los Juegos Olímpicos, además de contraer nupcias en la catedral metropolitana

Una de las atletas más exitosas en la historia de los Juegos Olímpicos, la checa Vera Caslavska, falleció ayer a los 74 años en Praga, víctima de un cáncer en la glándula salival. Deja un brillante legado no solamente en su país y en el olimpismo mundial, sino especialmente en nuestro país.

Caslavska fue llamada la Novia de México durante los Juegos Olímpicos que se realizaron en 1968. Contrajo nupcias con el atleta checoslovaco Josef Odlozil, plata en Tokio 1964, en una celebración que se llevó a cabo en la Catedral de la Ciudad de México el sábado 26 de octubre de 1968, un día antes de la clausura de los Juegos Olímpicos.

"Nosotros nos queríamos casar con una boda muy chiquita, muy en secreto dentro de la Villa Olímpica, pero el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez (presidente del comité organizador de los JO de 1968) nos dijo ‘no es posible que se casen en esta iglesia que es muy chiquita’, y nos llevó a la Catedral  en el Zócalo, pero la vi también muy chiquita, pero porque había mucha gente”, recordó Vera con una enorme sonrisa y la voz quebrada por la emoción en entrevista con Excélsior, luego de que se llegaron a reunir hasta 100 mil personas para ser testigos de la boda, a la que también acudieron otros competidores.

Vera había ganado tres medallas de oro y una de plata en Tokio 1964, pero en México 1968 añadió medallas en las seis pruebas en las que participó.

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Ganó el metal dorado en el All Round, en suelo, barras asimétricas y salto de caballo, además de añadir plata en viga de equilibrio y una plata más por equipos. Lo hizo con rutinas que tenían como temas musicales el Jarabe Tapatío y Allá en el Rancho Grande, en el mismo Auditorio Nacional.

"Una mujer increíble, una gran leyenda de nuestro deporte”, escribió la rumana Nadia Comaneci en su cuenta de Twitter.

En octubre de 2012, ambas gimnastas engalanaron el II Abierto Mexicano de Gimnasia que se realizó en Acapulco, en el regreso de Caslavska a México décadas después de haber trabajado durante dos años, entre mayo de 1979 y julio de 1981.

En los momentos de mayor persecución en Checoslovaquia debido a su conocida oposición al régimen socialista y su lucha por la democratización en su país, Vera fue “rescatada” por el entonces presidente de México José López Portillo.

En 1979, el director del Instituto del Deporte (INDE) era Guillermo López Portillo, primo del presidente, contrató a la checoslovaca con el fin de entrenar a niños y jóvenes en el gimnasio del Centro Popotla, y fue también parte de un programa deportivo del IMSS.

Las versiones extraoficiales fueron que el entonces gobierno federal negoció con el gobierno checo para poder traerla a cambio de abastecer petróleo durante tres años.

"No quiero decir que fui intercambiada por petróleo”, decía cuando se le preguntaba sobre dicha situación.

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Sin embargo, en 1981 México dejó de exportar crudo a la nación europea, por lo que Caslavska y su familia tuvieron que regresar a su país natal.

Además de entrenar a los pequeños, la popularidad de Caslavska la llevó a la televisión nacional, donde en un noticiario matutino tenía un segmento llamado: “Haga gimnasia con Vera”.

"Para mí la vida fue maravillosa en México”, relató Vera a Excélsior en 1981 antes de partir de regreso a Checoslovaquia. “Nunca olvidaré el gran corazón del pueblo mexicano; me siento unida a este país como las raíces a un árbol. Hice muchísimas amistades y por eso me voy en secreto, no tengo fuerzas para las despedidas”.

A pesar de las versiones sobre su estancia en México, Caslavska aseguró que se iba por otro motivo.

"Tengo obligaciones con mi país. Mi contrato con México terminó el pasado 15 de mayo (1981). Regreso para hacerme cargo de la preparación del equipo olímpico hacia Los Ángeles 1984.

"Mi trabajo aquí está completo, y necesito decir que el núcleo de las niñas gimnastas mexicanas adquirió bases técnicas equiparables a los de los países más evolucionados del mundo en esta disciplina. Este trabajo debe ser continuado por los profesores mexicanos".

"Creo firmemente que de sostenerse el programa de gimnasia infantil, México podrá recoger frutos dentro de unos cinco años”, aseguró entonces.

Regresó una vez más como invitada especial para las celebraciones del Bicentenario de México, y dos años después, vino por última vez a México como invitada por Grupo Pegaso en Acapulco.

Vida marcada por la tragedia La gimnasta checa Vera Caslavska nació el 3 de mayo de 1942, y hasta la fecha es una de las participantes con la mayor cantidad de títulos olímpicos con siete.

Caslavska, la Novia de México en los Juegos Olímpicos de 1968, tuvo una vida que pasó de ser un cuento de hadas a una película de terror.

Caslavska fue reconocida por su interminable lucha por la democratización en Checoslovaquia, por lo que sufrió en más de una ocasión las represalias del régimen comunista.

Firmó el manifiesto de las “Dos mil palabras” en el movimiento la Primavera de Praga, y para evitar su arresto se refugió en las montañas del norte de Checoslovaquia en Sumperk, y fue donde realizó la parte final de sus entrenamientos de cara a los Juegos Olímpicos de México sin el equipo adecuado, mientras que las rusas ya estaban en México preparándose para la justa.

Caslavska fue nombrada persona non grata, y su situación mejoró cuando regresó a México a finales de los 70 para trabajar durante dos años.

A finales de los 80, la gimnasta formó parte del Comité Olímpico Internacional, y su status cambió con la desaparición del socialismo en Europa del Este en 1989.

Las cosas parecían mejorar, ya que incluso en 1990 fue nombrada presidenta del Comité Olímpico de República Checa, pero en 1993 vivió una gran tragedia.

Su esposo, Josef Odlozil, ganador de la medalla de plata en Tokio 1964, llegó a un bar por el hijo de ambos, Martin, quien luego de una discusión empujó a su padre y accidentalmente se golpeó la cabeza para entrar en coma y fallecer días después.

Este evento sumió a Vera en una profunda depresión.

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