Pabón le regala los 3 puntos a Rayados en festejo

Fútbol
/ 18 febrero 2017

El colombiano celebró 100 juegos con Monterrey

Dorlan Pabón sigue dulce y Rayados, también. Segundo partido en fila que anota el colombiano, segundo triunfo al hilo del Monterrey para estirar un invicto de 16 jornadas en cualquier competencia.

La ecuación le cierra a Rayados. Se está acostumbrando a ganar de local, a imponer condiciones, a defender su territorio y a castigar a quien se le ponga enfrente. Cualidades que le fortalecen en un todo y que le endurecen la coraza competitiva.

A Rayados ya no sólo se le ha abierto el arco, sino que también ha cerrado el suyo y esa lectura condiciona a cualquier adversario. Se la aplicó a Pumas una semana atrás (2-0) y ahora repitió la dosis ante Pachuca (1-0). En ambos casos le costó, pero se impuso por peso propio.

El de ayer no fue un gran partido, pero no necesariamente lo de Rayados fue fortuito. En todo caso habría que considerar la postura del rival para entender por qué el Monterrey apenas pudo lograr una ventaja al filo, sin sobrarle nada.

Un triunfo, al fin, que se cocinó en la primera etapa, en el último minuto previo al descanso. Fue un gol psicológico, de los que duelen y de los que redireccionan el resto del partido hacia otro escenario. Lo firmó Pabón, en el partido de su centenario, por si le faltaba algún ingrediente para celebrarlo.

A Rayados le costó progresar en la primera etapa. No encontró muchos huecos por la disposición táctica de Pachuca, que buscó protegerse antes de inventar algo interesante líneas arriba.

Pachuca quiso que el partido se jugara en su campo. Ahí fue donde compartió músculos para cerrar caminos. Se desinteresó por construir. Destruir y apostar a alguna descolgada fue su plan.

En ese contexto, a Rayados se le hizo complejo avanzar con limpieza. Sánchez, que volvió al equipo, no estuvo cómodo por su zona ni en el partido. Pabón, Funes Mori y Cardona batallaron para desprenderse de las marcas.

La opción B fue el desequilibrio de Castillo por la izquierda para sorprender, mientras el resto articulaba movimientos disuasivos. La etapa de aproximación le fue muy dificultosa a un Monterrey firme, pero con los circuitos atorados.

Pachuca, sin Hirving Lozano, Urretaviscaya, Gutiérrez y Jara, todos reservados para el juego del martes en Costa Rica frente a Saprissa por la Concachampions, fue un puñado de futbolistas al servicio de su propósito: minimizar el error y contener a su adversario lo más lejos del Conejo Pérez.

Por eso se vio un juego de muchas piernas en la región central, sin explosión ni atributos en favor de algo diferente. Rayados, que ya había hecho algunos intentos, esperaba ubicar las coordenadas exactas para acomodar un disparo a la red. Las encontró Pabón, quien cruzó un derechazo inatajable para Pérez.

La tónica del desarrollo no se modificó en el complemento, pese a las necesidades de Pachuca. Ingresaron Lozano, Urretaviscaya y Jara para refrescar un frente de ataque y buscar ser más ofensivo.

Sin embargo, Pachuca se topó con un Rayados de marca decente y obediente en los recorridos. Ya no no hubo milagro como en aquella recordad Final.

Monterrey se mudó a campo contrario, pero las opciones fueron limitadas. Casi no pudo lucir su puntería entre tanto entrevero.

Apenas aquel disparo de Pabón fue suficiente, pero también merecido. Un gol que llegó justo a tiempo y que terminó siendo es productivo.

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