Hay días
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¿Será que hay días en los que, contra todo pronóstico, puede ocurrir lo insólito?, ¿habrá días propicios para que suceda lo extraordinario, o el acontecimiento de lo inaudito se deberá más bien a una mera casualidad?, ¿es de verdad posible despertar una buena mañana y que el universo nos tenga preparada una sorpresa inimaginable? Si se da con las tragedias, que llegan a la vida de las personas en el momento menos pensado, por qué no habría de pasar con lo fantástico.
Se lo pregunté a Rubén, mi entrenador, con motivo de algunos pequeños milagros que ocurrieron recientemente en el Mundial de Atletismo de Oregon y en el Sub-20 de Cali. Varios atletas consiguieron marcas inusitadas que no tenían pensado alcanzar. Correr, por ejemplo, dos segundos por debajo de su marca personal. Parecerá una nimiedad, pero hay corredores que pasan años entrenando para bajarle menos de un segundo al reloj.
“Yo creo que sí hay días”, se atrevió a responderme el coach, luego meditarlo unos instantes, y me contó la historia de Wayde van Niekerk, el velocista sudafricano que rompió el récord del mundo de los 400 metros en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Tras una de sus peores temporadas, Van Niekerk logró —a última hora— su pase a la justa olímpica, donde clasificó a la final en último lugar. Por eso le tocó el carril 8, el ciego, donde los corredores no tienen visibilidad sobre los demás competidores y, en consecuencia, no cuentan con referencia alguna de velocidad.
La noche previa a la carrera, el de Sudáfrica —con la venia de su entrenadora de 74 años de edad— decidió que simplemente correría a toda velocidad, sin importar si le alcanzaba hasta la meta. Estaba resuelto: No seguiría ninguna estrategia, soltaría cualquier expectativa y se lanzaría con todas sus fuerzas al vacío del carril 8, hasta donde le alcanzara. “Podemos seguir las mejores estrategias, pero si alguien se lanza al vacío y resiste hasta el final, mira lo que pasa”.
Wayde van Niekerk ganó el oro y pulverizó repentinamente el récord que Michael Johnson, la estrella de las pistas, mantuvo vigente por 17 años.
Hay días propensos para lo inesperado. Hay sucesos microscópicos que no vemos (como sucede en el carril 8), capaces de transformar nuestra realidad y el devenir de las cosas.
En el atletismo, pueden ser la temperatura, el estado de ánimo, el rumbo del viento, los de al lado, el sueño de la noche previa. En la vida, es cualquier combinación mágica de factores invisibles que desactiva por una fracción de segundos las aparentes leyes del universo.