Lions tiene la afición más leal, respaldada por un amor que no se acaba
Aunque los 49ers de San Francisco frustraran los sueños de aquellos aficionados de Lions que nunca los han visto levantar un Vince Lombardi, las esperanzas no se terminan
Ser aficionado de un equipo campeón, lleno de triunfos y títulos “para aventar para arriba” es una de las mejores experiencias que un fanático puede vivir, pero el amor y la lealtad no se compara ante uno que se ha enfrentado a adversidades por decenas de años y cuya historia ha sido más difícil de alcanzar en la búsqueda de una victoria trascendente.
Más cuando se trata de una escuadra que nunca, en toda la historia de tu pasión, ha levantado un trofeo de campeonato. Es ahí donde se encuentra la fidelidad más pura y el amor incondicional en el mundo deportivo.
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Tal es el caso del saltillense Daniel Medina, un abogado de 43 años que estuvo cerca de vivir esa euforia de ver, por primera vez, a su equipo coronarse monarca de la Conferencia Nacional y con ello, ganarse un pase al que sería un Super Bowl histórico: los Lions de Detroit.
Una derrota que seguramente dolió en el alma de un aficionado que sigue, de manera muy cercana, los pasos de Detroit desde 1995 (de hace casi 30 años) pero que no cambia en absoluto la pasión que nació cuando los vio actuar por primera vez en vivo y quedó impresionado con Barry Sanders, un jugador que se convirtió en leyenda, que pertenece al Salón de la Fama y que fue reconocido como uno de los 10 mejores corredores de la historia de la NFL o del linebacker Chris Spielman.
A pesar de que el sueño de verlos campeones se frustró a manos de los 49ers de San Francisco, Daniel está orgulloso y contento con el desempeño de los Lions esta temporada, ya que, a final de cuentas “llegaron muy muy lejos, a un partido del Super Bowl”.
El encuentro estuvo sumamente cerrado y perdieron al final. No obstante, esto no significa ni hace más “chiquita” la pasión y el amor que siente “si me aguante tantos años siendo fan de ellos, viéndolos en último lugar sin pasar a playoffs, este desempeño me da esperanzas de seguir siendo fan unos 30-40 años más, hasta que me muera”.
‘ADOPTAR’ A UN EQUIPO AL QUE YA LE SENTÍA CARIÑO
La historia de Daniel y Lions comenzó de manera “extraña”. Corría el año de 1995 cuando se fue a estudiar a Port Huron, en Michigan, una localidad que se encuentra a aproximadamente una hora de distancia de Detroit. Se hizo costumbre viajar a visitar el estadio para ver al equipo cada que había juego, pues, el programa donde estaba inscrito lo llevaba a él y al resto de los estudiantes.
Sin embargo, para Medina ya existía un equipo al que apoyaba: los Oilers de Houston, quienes en 1996 cambiaron de sede a Tennesse y se cambiaron el nombre a los Titans. Fue entonces cuando al quedarse “huérfano” de equipo decidió voltear a ver a Lions, la escuadra de la que se había enamorado.
Y desde entonces, hasta el pasado domingo, no le había tocado ver algo como lo que sucedió en esta temporada. La emoción y la felicidad era algo que, evidentemente, no podía contener.
Su amor por el jersey nunca se fue, pese a que apenas este 2023-2024, Lions logró llegar a un juego del Super Bowl; una final de conferencia no la habían jugado desde hace más de 60 años.
Si bien, Daniel Medina apoya a otros equipos como los Rayados de Monterrey y los Astros en la Liga Mx y la LMB, respectivamente, ninguno de ellos se acerca a lo que siente por Lions.
Cuenta con una basta colección de jerseys, chamarras, artículos de todo tipo y, especialmente, uno de sus “tesoros más preciados”: un casco firmado por Barry Sanders.
LA SOLIDARIDAD DE LA FAMILIA
Nadie en su familia le va a los Lions. Su papá le va a los Texans, su cuñado y su hermana a los Cowboys, pero hoy por hoy, todos estaban solidarizados con él; todos esperaban ver a los de Detroit llegar hasta la final y levantar su primer Vince Lombardi.
Las emociones eran tantas, que aunque tenía el plan de ver el partido junto a sus amigos o con su familia, terminó por quedarse en casa con su esposa, pues, los nervios y las ganas de enfocarse únicamente en el juego.
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Cabe mencionar que en Saltillo -y en todo México- la afición de Lions es muy reducida. Son muy pocos a comparación de los clubes que se pavonean de grandes fanaticadas, pero son realmente fieles.
Para Daniel y el resto de aficionados, la derrota no se tradujo en un fracaso más, sino que, marcó un precedente para demostrar que sí pueden y que lograrán coronarse campeones en algún momento del futuro... ¿Será el 2025 el año con el que por fin se hagan justicia? Habrá que ver.
