Los deportistas son atractivos para los criminales
COMPARTIR
Rubén Omar Romano, Álvaro Campos, Alberto Becerra, así como diversos ciclistas también han sido víctimas de secuestro
CIUDAD DE MÉXICO.- Alan Pulido no es el primer futbolista que sufre las consecuencias de la inseguridad en México.
El 19 de julio de 2005, el entonces técnico de Cruz Azul, Rubén Omar Romano, fue interceptado por un grupo armado tras un entrenamiento en las instalaciones de La Noria, Xochimilco, Ciudad de México.
Después de 65 días, el argentino logró ser liberado por elementos de la antigua Agencia Federal de Investigación (AFI) de la Procuraduría General de la República (PGR).
El operativo de rescate se inició luego de varios días de investigación y culminó con la detención de siete de sus presuntos captores.
Otro caso es el del padre del portero Jorge Campos, Álvaro Campos, El Ñoño, a quien varios hombres armados raptaron en una carretera del estado de Guerrero el 17 de febrero de 1999.
Por mediación del propio jugador y de Gregorio Guzmán, promotor deportivo, la familia Campos pagó 631 mil pesos por el rescate. Días después, los cuatro plagiarios fueron aprehendidos y les aseguraron siete pistolas.
A Alberto Becerra, portero suplente del Puebla, un par de sujetos lo obligaron a subirse a un auto y manejar por varias horas hasta llegar a Tamaulipas, el 4 de octubre de 2004. Para su fortuna, no sufrió ningún daño físico y terminó siendo liberado.
La misma suerte corrieron los ocho ciclistas desaparecidos en la zona del Ajusco, en 2014, durante un entrenamiento. Funcionarios del Gabinete de Seguridad Nacional confirmaron que su liberación se logró en menos de 48 horas.