Schmidhofer gana el supergigante en St. Moritz

La austríaca Nicole Schmidhofer dio hoy la sorpresa en la primera prueba de los Mundiales de esquí alpino de St. Moritz al imponerse en el supergigante y colgarse el oro.

Schmidhofer, de 27 años, ganó en la estación suiza con un cronómetro de 1:21,34 minutos para celebrar el mayor hito de su carrera. La austríaca nunca había ganado una carrera de la Copa del mundo y hasta el momento sólo contaba con dos podios.

Tina Weirather, de Liechtenstein, fue plata a 0.33 segundos de la ganadora, mientras que Lara Gut, la gran esperanza local, se quedó con el bronce (a 0.36 segundos).

La estadounidense Lindsey Vonn, una de las grandes estrellas de los Mundiales, no pudo completar la prueba al salirse de la pista en mitad del recorrido, de 1.950 metros. La defensora del título, la austríaca Anna Veith, tampoco llegó a la meta.

Schmidhofer se convirtió así en la gran protagonista de la primera jornada en St. Mortiz, que albergará los Mundiales hasta el 19 de febrero.

"Para mí el oro era algo inalcanzable estando aquí Lara", indicó la sorprendente ganadora. "Es realmente impresionante, es increíble", añadió una esquiadora que hace un año se rompió el ligamento cruzado.

Las 5,000 personas que asistieron hoy al inicio de los Mundiales tenían sus ojos puestos en Gut. La suiza competía en casa y además llegaba como favorita al ser la líder de la clasificación de supergigante en la Copa de mundo.

Gut, sin embargo, arrancó con problemas su descenso y en el primer sector ya se había dejado 13 centésimas. No pudo mejorar en los sectores siguientes y tras cruzar la meta su gesto era de disgusto.

"Di lo mejor que tenía, no pude hacer más", señaló la suiza, que acumula ya tres platas y dos bronces en los Mundiales.

Aunque aún se le resiste el oro, Gut se mostró confiada en poder conseguirlo en las próximas semanas. "Haber ganado una medalla el primer día es muy importante. Puedo construir sobre ello e intentar esquiar más rápido en las carreras siguientes".

Weirather demostró con su cronómetro que quería subir a lo más alto del podio, pero Schmidhofer, que tomó la salida inmediatamente después, dio el gran golpe.

Tras una primera mitad de la prueba en la que se había dejado dos décimas, la austríaca se recuperó con un brillante final.

"A mitad de la prueba pensé que no iba muy bien, aunque quizás las demás competidoras habían hecho una trazada muy larga y la línea (la huella de los esquís) no era la mejor", contó después la medallista de oro. "Entrené bien los últimos dos días y sabía que la pista podía ser buena para mí. Tenía mucha confianza en mí misma y hasta ahora todo se dio bien".

"Por la mañana pensé que podía conseguir una medalla si esquiaba a mi mejor nivel. Cuando crucé la línea de meta sabía que podía ser una medalla. Y después de que Lindsey se saliera, sabía que podía ser más que una medalla. Podía ser un oro".

Vonn, que todavía arrastra una lesión en la mano, arriesgó tanto que se salió de la pista y no pudo completar la prueba. "Hoy era todo o nada. Y fue nada", indicó la estadounidense.

"Quería ir lo más recta posible por el tiempo que perdí en las primeras puertas, pero fue una mala táctica porque fui tan recta que me pasé una puerta. Cosas que pasan", añadió Vonn, la esquiadora más exitosa de la historia de la Copa del mundo.

Campeona olímpica y doble campeona mundial, Vonn podría aumentar su palmarés con la supercombinada y el descenso de St. Moritz. En total suma dos oros, tres platas y un bronce en los Mundiales.

"Hoy me sentía bien y confiada en la salida. No estaba nerviosa y estaba lista, así que ataqué", indicó. "A veces no salen las cosas como una quería, así son las carreras de esquí".

Los Mundiales de St. Mortiz continuarán mañana con el supergigante masculino, donde el noruego Kjetil Jansrud, el italiano Dominik Paris y el austríaco Matthias Mayer parten como favoritos.