Steve Ballmer, un hombre de negocios con una herencia difícil
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Ballmer conoció a Gates en la universidad Harvard en los años 70.
Redmond, EU.- Steve Ballmer parece un hombre duro, pero en el fondo es un tipo sensible. Ya en el año 2000, cuando reemplazó a su viejo amigo y compañero de ruta Bill Gates como director ejecutivo de Microsoft, las lágrimas le impidieron pronunciar fluidamente su discurso.
Hasta ese momento, Ballmer había sido el segundo hombre fuerte dentro de la empresa de software. Sus exaltadas apariciones, no sólo dentro de la empresa, llevaron a que se ganara el apodo de "Monkeyboy" (chico-mono).
Legendaria es una escena en la que Ballmer comenzó a cantar y a saltar al tiempo que gritaba: "Amo esta empresa."
Steve Ballmer nació en 1956 y creció en la ciudad de Detroit, conocida por la producción de automóviles. Hasta hoy en día no esconde su preferencia por la marca Ford, para la que trabajaba su padre, nacido en Suiza.
El director ejecutivo de Microsoft nunca ocultó su origen humilde. Mientras que Bill Gates era considerado el especialista en software y el visionario de la empresa, Ballmer figuraba como un hombre de negocios con un excelente talento de ventas.
Ballmer conoció a Gates en la universidad Harvard en los años 70. Se graduó con honores en matemáticas y economía. Después de trabajar dos años para la empresa Procter & Gamble abandonó un postgrado en gestión en la universidad de Stanfort para levantar junto a Gates la mayor empresa de software del mundo.
Ballmer se convirtió en 1980 en el primer director de negocios de la flamante empresa. En el mismo año contrajo matrimonio con Connie Snyder, una empleada de Microsoft, con la que tuvo tres hijos varones.
Hasta hoy en día lo une una estrecha amistad con Gates, quien siempre lo apoyó en las luchas internas de la empresa.
Microsoft anunció hoy que Ballmer dejará su puesto en los próximos 12 meses. En el último tiempo, el director ejecutivo de Microsoft fue criticado por no haber podido consolidar a la empresa en el floreciente mercado de las tabletas y teléfonos inteligentes, un mercado dominado actualmente por sus rivales de Apple y Google.