Cómo elegir un SUV pequeño
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Los actores del cambio: la fiebre de los todocaminos se extiende por todo el planeta y devora a los demás modelos
El fenómeno es tan masivo que parece como si de repente todo el mundo hubiera caído en la cuenta de que es el tipo de coche que quería. Pero al margen de consideraciones estéticas o emocionales (su mayor altura aumenta la sensación de seguridad), una de las claves de su éxito es sin duda sociológica: su formato amplía la capacidad interior y se adapta como un guante a los estilos de vida activos y la práctica masiva del deporte al aire libre de las nuevas generaciones.
Las ventas de estos nuevos turismos familiares disfrazados ahora de todoterrenos no dejan de crecer y acumulan un 25% de subida en España este año. Pero lo más llamativo es que en octubre coparon ya el 37,7% del mercado y muy pronto uno de cada dos coches vendidos puede ser un SUV. La oferta de modelos aumenta cada día en todos los tipos y tamaños y junto a las propuestas clásicas hay otras deportivas o camperas, con tracción 4×2 y con 4×4 para salir del asfalto. Y con carrocerías de línea cupé y hasta descapotables.
Son los nuevos coches para todo.
Los utilitarios clásicos dejan paso a los SUV de bolsillo como vehículos preferidos en el uso diario.
VENTAJAS E INCOVENIENTES
Los SUV tienen carrocerías más voluminosas que los turismos y suspensiones elevadas que permiten salir del asfalto e incluso superar zonas más complicadas en las versiones 4×4. Pero estas características suponen virtudes y carencias frente a los modelos convencionales.
El tamaño importa. El mayor volumen de las carrocerías SUV amplía el espacio interior y junto al portón posterior facilita la carga de carritos de niños o material para practicar deportes al aire libre, como ciclismo, surf, etcétera.
La altura da seguridad. Mejora la visibilidad y, sobre todo, transmite una mayor sensación de seguridad y protección. También facilita el acceso a personas mayores y permite ir sentado en una posición más cómoda y natural, con las rodillas cerca del ángulo recto.
Pérdida de eficiencia. Pero la altura penaliza la aerodinámica, aumenta el peso y reduce la eficiencia. Y puede subir un 100% el consumo y hasta un 20% en los SUV más grandes.
Menor agilidad. La altura eleva también el centro de gravedad, aumenta las inercias en las curvas y provoca un comportamiento menos ágil y estable que los turismos. Y su mayor peso penaliza también las prestaciones.