Pasión y amor, la base del éxito para Tiendas Manhattan
La historia de un hombre que nunca deja de soñar: Víctor Pérez nos habla de sus orígenes, su llegada a Saltillo y el inicio y consolidación de su empresa que hoy cuenta con 12 sucursales... ¡y va por más!
A mediados de los 90 la decisión ya estaba tomada, de modo que Víctor Pérez Santiago se armó de valor y un día abordó un camión de pasajeros. El trayecto de Puebla a Saltillo tardaría alrededor de 14 horas.
Aquél joven, oriundo de una pequeña comunidad de Tlaxiaco, cabecera de la región mixteca de Oaxaca, había sido seleccionado para estudiar en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN).
Atrás habían quedado los días aciagos en su pueblo natal, cuyos 200 moradores aún es fecha que viven al día, en pobreza extrema.
Hoy, a sus 48 años, rememora -no con poca emoción- cómo durante el largo viaje le asaltaban, en medio de su curiosidad, el temor y la incertidumbre que le despertaba una ciudad en la que nunca había estado.
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Nadie en la capital de Coahuila acudiría a darle la bienvenida, acaso el personal de la prestigiosa casa de estudios, de modo que, como él mismo expresa, “prácticamente me la vine a jugar solo”.
Para Víctor el aventurarse a vivir en Saltillo, viniendo de una región con espesa vegetación y rica gastronomía, implicó “un cambio total”, pues se encontró con una ciudad del semidesierto y con opciones culinarias reducidas.
“Fue una situación muy complicada, pero eso no importa cuando uno va decidido a luchar y buscar oportunidades de desarrollo”, comentó a VANGUARDIA.
Agregó que no le importó siquiera que los saltillenses fueran poco sociables y que, además, mostraran cierto rechazo hacia “los buitres”, por aquello del mal sabor de boca que habían dejado sus tradicionales “desfiles chuscos”.
EN POS DE UN SUEÑO
El entrevistado se presentó a sí mismo: “Soy originario de una de las comunidades más humildes y alejadas del estado de Oaxaca, donde cursé la primaria”, para luego proseguir, en solitario, con sus estudios, fuera de su aislado pueblo.
“Me tocó ir a la escuela descalzo, con frío y con hambre, sin embargo, desde niño siempre he tenido sueños, y sueños en grande”, narró.
“Yo sentía que tenía que desafiar los usos y costumbres de mi comunidad —donde se habla mixteco— y hasta las de mi familia, con tal de romper con esa pobreza extrema en la que crecimos”, externó.
El comerciante es el quinto de los 11 hijos de don Rosendo Pérez (+) y doña Esperanza Santiago, quien reside actualmente en Saltillo.
Recién graduado, se casó en el año 2000 y actualmente es padre de cinco hijos, dos de los cuales colaboran en sus negocios junto con su esposa, mientras el resto prosiguen sus estudios.
25 AÑOS DE ÉXITO
Tal como lo comentó en un reciente evento con motivo del 25 aniversario de Tiendas Manhattan, este proyecto empezó a gestarse en la mente del empresario desde sus tiempos de estudiante.
Especializada originalmente en prendas de vestir, particularmente moda vaquera, la firma cuenta actualmente con tiendas para las divisiones de: zapatería, caballeros, damas, moda vaquera, niños, deportiva, multimarca y hogar.
El sello de la empresa consiste en ofrecer una amplia gama de productos innovadores con el mejor servicio, variedad, calidad y valor, lo que le ha permitido estar a la vanguardia en prendas para toda la familia, incluso en artículos para el hogar, manteniendo su especialidad en ropa vaquera.
Gracias a su diversificación e innovadores sistemas de mercadeo, con énfasis en la atención integral hacia la clientela, Tiendas Manhattan, con sus más de 200 proveedores, se ubica entre las empresas más sólidas y mejor posicionadas en el gusto de los saltillenses.
Esto servirá de base para que la firma se expanda, a partir de 2026, hacia otras localidades de la entidad, como primer paso hacia un crecimiento más ambicioso, reveló el comerciante.
SU LEGADO
Si bien Pérez Santiago manifestó que han sido sus sueños los que lo han llevado a conquistar el mercado regional, también hizo hincapié en que estos anhelos habrían sido en vano si no los hubiese perseguido “con pasión y amor”.
“Eso me ha guiado, motivado e inspirado para disfrutar mi trabajo como si se tratara de un hobby”, subrayó el fundador y director general de la empresa.
Este principio se impone aún más cuando vemos que “actualmente nos enfrentamos ya no sólo a marcas nacionales, sino a negocios de clase mundial, lo cual nos obliga a ser cada vez más disciplinados y competitivos”, destacó.
“Particularmente los clientes de Saltillo son muy exigentes: quieren bueno, bonito, barato, buen servicio, comodidad en sus compras, atención especial y hasta financiamiento, pero aquí estamos nosotros para cubrir sus expectativas”, comentó.
Gracias también al “plus” para los compradores y al trato preferencial hacia ellos, “hemos podido romper con décadas de un comercio tradicional en Saltillo”, expuso.
Con base en esta experiencia, se ha puesto a prueba como coach, lo que le ha permitido encaminar en el emprendedurismo a algunas personas, incluso a sus hermanos, sobre todo los menores que él, incluso para que sigan estudiando.
El negociante refirió que, si bien a Tiendas Manhattan se le considera como un caso de éxito, “es necesario compartirlo con los futuros emprendedores”.
Bajo este ánimo, Pérez Santiago ofreció apoyar a las nuevas generaciones que deseen recibir su orientación para echar a andar sus proyectos.
“Aquí tienen a un servidor y a un buen amigo que, con mucho gusto y sin costo alguno, se ofrece a diseñar, a quien le interese, un plan de negocios, un proyecto de emprendimiento”, señaló.
SIN MIEDO AL FRACASO
Mientras tanto, compartió una serie de principios básicos para un éxito asegurado, “aunque existen otras recetas”:
“Para cualquier negocio se requiere persistencia, disciplina, valentía y creer en uno mismo, creer en lo que somos capaces, para luego crear, con base en una buena elección que inspire y motive”, aconsejó, con base en su experiencia.
“También es importante —destacó— perder el miedo al fracaso, incluso al éxito, y evitar autoimponerse barreras que refuerzan la idea de que no se puede. Hay que ser inteligentes, originales, innovadores y vanguardistas.
“Pero, principalmente, en esto se necesita ser soñadoras o soñadores, pero que sueñen en grande y sin olvidar que hay que ser exigentes con uno mismo, de otra manera no podrán sobresalir del promedio... Siempre hay que ir por más.
“Sobre todas las cosas, hay que perseguir los sueños con pasión y amor; reinvertir y diversificar hasta tener finanzas sólidas”, concluyó.
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