La dependencia de México a EU es lo que permite la insolencia de Trump; con China es otra historia
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Hace dos días, China advirtió a Estados Unidos que su Presidente electo sería un “tonto ingenuo” si decidiese lanzar una guerra comercial total. El lenguaje de China no se parece en nada al de México, que es, básicamente, de sumisión
Ciudad de México .- México y China son dos de los países que Donald Trump más atacó durante su campaña electoral para la Presidencia de Estados Unidos. Pero, para los mexicanos, la llegada del mangante a la Casa Blanca significó una pesadilla hecha realidad que podría ser un gran embate contra su ya débil economía. Mientras, para el país asiático el panorama luce muy diferente: o Estados Unidos negocia con él, o una guerra comercial -con serias consecuencias para ambas naciones- podría comenzar.
Con México, Donald Trump no sólo prometió renegociar o cancelar uno de los acuerdos más importantes para su vecino al sur, el Tratado de Libre Comercio de America del Norte (TLCAN); también aseguró que construirá un muro para impedir la entrada de más mexicanos a su país, a quienes incluso llamó “criminales” y “violadores”. El republicano ha asegurado que deportará, en un inicio, a unos 3 millones de migrantes -que podría afectar a los 5.8 millones de indocumentados mexicanos que radican allá-, e incluso aseguró que si México no paga su gran muralla, frenará los millones de dólares que por mes ingresan al país por las remesas de los connacionales. También prometió imponer un arancel del 35 por ciento a los productos procedentes de México.
A China, Donald Trump la llamó “enemigo” de Estados Unidos, la acusó de robar empleos, de manipular su divisa, prometió iniciar una guerra comercial con Beijing, y simple y sencillamente, la culpó de inventar el cambio climático para ser más competitivos que Estados Unidos. Prometió declarar al país asiático como “manipulador de divisas” e imponer un arancel del 45 por ciento a las importaciones chinas.
China y México están entre los tres principales socios comerciales de Estados Unidos. Sin embargo, de acuerdo con el Washington Post, las amenazas del magnate neoryokino no funcionan igual para su vecino al sur que para el país asiático. Por un lado, para México, en 2014, el 73 por ciento de sus exportaciones fueron a Estados Unidos y el 51 por ciento de sus importaciones provinieron de allá. En contraste, alrededor sólo del 13 por ciento de las exportaciones e importaciones de Estados Unidos fueron hacia y de México.
Para China en 2014, Estados Unidos representó el 18 por ciento de sus exportaciones y 8.8 por ciento de sus importaciones. Mientras el país asiático representó el 9.2 por ciento de las exportaciones estadounidenses y el 20 por ciento de sus importaciones.
El diario indica que “hace algunos años podría haber parecido poco probable que Estados Unidos siguiera adelante con políticas que podrían desencadenar una guerra comercial. Pero el fuerte mandato anti comercio de Trump, la sorpresiva salida de los británicos de la Unión Europea y el surgimiento de partidos de extrema derecha en todo el mundo, ha hecho que la élite intelectual cuestione algunos supuestos”.
En análisis de The Progressive Farmer se indica que, según los expertos, incrementar los aranceles a las mercancías procedentes de China y México sería considerado como violaciones unilaterales a los acuerdos comerciales internacionales de los que es parte Estados Unidos. Sin embargo, no se descarta que Donald Trump como Presidente tome estas medidas. Destacan que la ruta más probable es la negociación con ambas naciones.
“La geopolítica no espera a nadie, ni siquiera al Presidente electo de Estados Unidos”, dice The Economist en un artículo publicado hoy en su edición digital. “A poco más de una semana de la victoria de Donald Trump, Xi Jinping, Presidente de la segunda economía más grande del mundo, partió hacia América Latina –su tercer viaje desde 2013– apretando una serie de acuerdos comerciales. Se lo propuso mucho antes del cambio de gobierno en Washington. Pero en un momento en que la imagen del yanqui grande y malo parece estar retrocediendo, Xi puede encontrarse con una oportunidad para impulsar la influencia china en el patio trasero estadounidense”.
El artículo narra cómo, poco a poco, China ha venido metiéndose a toda la región. No menciona a México, porque con México lo que hay es un intento fallido de inversión que costó muy caro: la cancelación del Tren Querétaro-Ciudad de México le pegó justamente a una empresa china a la que se tuvo que compensar. Pero el resto de la región está con todo de la mano con China.
“Por suerte para China, el reciente giro de América Latina hacia el centro político implica mayor pragmatismo que hostilidad hacia la República Popular. Ha hecho que Brasil y Argentina estén más abiertos al comercio ya la inversión, según cuenta Alicia Bárcena, presidenta de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina. ‘Así que si los chinos están dispuestos a invertir, debería ser más fácil para ellos’”, dice The Economist.
“Xi no sólo está interesado en el comercio. En su discurso ante el congreso de Brasil en 2014 habló sobre una nueva ‘asociación estratégica’. Esta vez, dice Oliver Stuenkel, de la Fundación Getulio Vargas, una universidad brasileña, Xi ‘se proyectará como estabilizador’, lo cual no hará daño cuando muchos líderes temen lo que una presidencia de Trump podría traer”. “China, al parecer, está en América Latina para el largo plazo. Y mientras está allí, puede mantener un ojo en el gigante vecino al norte”, señala. Es un artículo largo y, como se dijo, nunca menciona a México.
Los analistas coinciden en que no se podrán saber las consecuencias políticas y económicas de la Presidencia de Donald Trump para ninguna nación hasta que éste tome posesión y se vea qué amenazas cumplirá. Sin embargo, es claro que para México y para China el huracán Trump pegará en diferentes magnitudes.
TRUMP: UN DAÑO SUSTANCIAL PARA MÉXICO
Daniel Shapiro, director del Programa Negociación Internacional de Harvard dijo al Washington Post, que “México, posiblemente no podrán alejarse sin hacer un daño sustancial a su economía”, pues México está en una posición menos potente que Estados Unidos.
Y es que el embate Trump se espera con temor en el país incluso desde la campaña presidencial del republicano. Las autoridades mexicanas incluso reaccionario de inmediato tras el triunfo del magnate con diversos anuncios donde poco se ha hablado de las medidas que tomaran ante la llegada del magnate a la Casa Blanca, y que han sido más en tono conciliador.
“En el corto plazo las autoridades estaremos especialmente vigilantes de la evolución de los mercados financieros y tomaremos las medidas pertinentes. […] México ha vivido en el pasado eventos de volatilidad que hemos enfrentado en unidad, aprovechando nuestra solidez económica y tomando decisiones correctas y prudentes. Ésta no ha de ser la excepción”, dijo José Antonio Meade, Secretario de Hacienda en días recientes.
Además, este jueves, la Junta de Gobierno de Banxico decidió elevar 50 puntos base su tasa de referencia, a 5.25 por ciento, desde un previo de 4.75. Se trata del cuarto incremento en lo que va del año.
El aumento de las tasas se da ya que en las semanas el panorama para la economía mundial se tornó más complejo, entre otros factores, como consecuencia del proceso electoral llevado a cabo en Estados Unidos y su resultado. Los eventos asociados a dicho proceso condujeron a un incremento en la volatilidad de los mercados financieros de todas las regiones, destacó la autoridad bancaria en un comunicado.
De acuerdo con Banxico, el objetivo del incremento en las tasas es contrarrestar las presiones inflacionarias y mantener ancladas las expectativas de inflación. Ante lo cual la Junta de Gobierno asegura que seguirá muy de cerca la evolución de todos los determinantes de la inflación y sus expectativas de mediano y largo plazo. En especia, de las variaciones del tipo de cambio a los precios.
CON CHINA, DEBERÁ NEGOCIAR
Daniel Shapiro, en entrevista con Washington Post, consideró que en el caso de China, “su alternativa a la negociación con Estados Unidos… está quizá en la inversión en otros países europeos o en otras partes”. Pues señaló que “ellos son más poderosos porque son menos dependientes de Estados Unidos en esa negociación”.
Durante su campaña, Trump prometió que declararía a China como “manipulador de divisas” y que impondría un arancel del 45 por ciento en las importaciones de ese país. La más seria de estas amenazas es la relacionada con las divisas.
En sus principales promesas políticas que Donald Trump pondrá en práctica durante sus primeros cien días, delineadas en octubre pasado con el fin de cumplir su lema de campaña y “Hacer a EE.UU. grande de nuevo” (“Make America Great Again”), se detalla que ante la devaluación del yuan por las autoridades chinas es “devastadora” para la economía estadounidense y, por ello, prometió que enviará a su futuro secretario del Tesoro a China para nombrar a este país como “manipulador de divisas”.
Trump criticó en repetidas ocasiones a China, tildándola abiertamente de “maestra en la manipulación” de su divisa y prometió castigar a Pekín imponiendo unos aranceles “defensivos” del 45 por ciento a sus importaciones. Incluso acusó a China de haber perpetrado “el mayor robo de la historia mundial”. “Trump será condenado por su imprudencia”, dijo el diario oficial chino The Global Times. “Si Trump destruye el comercio chino-estadounidense, algunas industrias de su país se verán afectadas. Si finalmente decide hacer algo así, será condenado por su imprudencia, ignorancia e incompetencia y tendría que soportar todas las consecuencias”, alertó. “El lote de pedidos de Boeing [empresa estadounidense] sería reemplazado por uno de Airbus.
Las ventas de autos estadounidenses y de iPhone en China sufrirían un revés. Las importaciones estadounidenses de soja y maíz serían paralizadas. China también puede limitar el número de estudiantes chinos que viajan a Estados Unidos. Hacer las cosas difíciles para China políticamente no le servirá de nada”. El pasado 11 de noviembre, el diario chino The Global Times, a fin al partido comunista, advirtió en su editorial que “si Trump destruye el comercio entre China y EU, se verán perjudicadas una serie de industrias de Estados Unidos”, y “el nuevo Presidente será condenado por su imprudencia, su ignorancia y su incompetencia y tendrá que asumir todas las consecuencias”.
El medio recordó que poco tiempo después de que Barack Obama asumió el cargo las autoridades de Comercio de Estados Unidos anunciaron un arancel de importación del 35 por ciento sobre los neumáticos chinos, y en consecuencia China impuso medidas de aranceles sobre el pollo proveniente de Estados Unidos y otros productos para autos.
“Tanto China como EU sufrieron pérdidas como resultado. A partir de entonces, el gobierno de Obama no emprendió ninguna guerra comercial contra China. Si Trump impone un arancel del 45 por ciento de las importaciones chinas, se paraliza el comercio entre China y EU”, dijo el medio.
China va a adoptar un enfoque de ojo por ojo”, reiteró.
Finalmente, Global Times resaltó que Trump no puede cambiar el patrón de intereses entre China y Estados Unidos, pues el comercio entre ambos se basa en los beneficios mutuos y en una situación de “ganar-ganar”.