Realismo vs. optimismo; exigen un PEF 2023 enfocado en salud, educación y seguridad
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Una vez más las decisiones de la actual administración respecto al ejercicio del gasto público del próximo año, han creado posturas encontradas en la esfera política, pero lo más importante es que han encendido las alarmas de economistas y especialistas en el tema, que advierten un panorama inestable y un estancamiento económico si no se modifica el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2023.
De hecho, el cierre de este año es una brújula que adelanta pronósticos financieros nada alentadores; de acuerdo con encuestas y estimaciones bancarias, el índice de precios al consumidor cerraría 2022 con un alza de 8.5 por ciento, incluso hay previsiones que indican que la inflación podría ubicarse hasta en 9 por ciento durante diciembre.
El contexto ya es complejo, pero es necesario señalar que en la organización del presupuesto, también influye el proceso electoral 2023-2024 que vivirá un país que entrará al quinto año de gobierno de la llamada Cuarta Transformación, que hasta ahora no ha demostrado cambios profundos en ninguno de los rubros prometidos.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la violencia, inseguridad y extorsiones, alcanzaron en octubre cifras históricas, este mes cerró con 2 mil 481 homicidios dolosos, el mes más violento en lo que va de 2022, el registro es histórico y no se había registrado así en los tres sexenios anteriores.
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Tampoco hay mucho que decir respecto a los rubros de salud y educación, las anteriores estructuras que atendían las necesidades básicas de la población no eran las mejores, pero sí funcionaban. Actualmente, no hay medicinas, ni tratamientos para enfermedades crónico degenerativas.
En educación, para muestra un botón: México ocupa el décimo lugar como país con mayor número de jóvenes de entre 18 y 24 años de edad que no tienen acceso a estudios ni a empleo, de acuerdo con el Panorama de Educación 2022 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El análisis realizado en 39 países, ubica a México en uno de los peores lugares a nivel educativo. Y este año también cerrará marcado por una violencia que provocó suspensión de clases, desabasto alimentario y muy alejado del crecimiento económico, debido al crimen organizado.
En este contexto, es inevitable pensar que la propuesta del PEF 2023 está elaborada al vapor, con claros objetivos electorales, débiles intenciones de resolver las problemáticas de un país en llamas y como señalan los especialistas en el tema “para administrar la pobreza de algunos y sostener proyectos políticamente rentables”, para vivir al día básicamente.
Ante esto, desde diversos sectores se están alzando voces para cambiar esta propuesta de PEF 2023, dejar de alentar con un falso optimismo las finanzas futuras y priorizar tres rubros urgentes para el país: seguridad, educación y salud.
Así lo señala la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), que hizo un llamado a los diputados para que, “en cumplimiento de sus atribuciones, analicen, debatan, modifiquen y aprueben un Paquete Económico (PE) 2023 que promueva los principales temas prioritarios para la sociedad y las familias, como son: el crecimiento económico, el combate a la pobreza, incremente el acceso a la salud y a la educación, impulse la democracia y garantice seguridad a los mexicanos”.
Se pide básicamente sentido común para administrar un gasto público inteligente y coherente con la realidad.
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En representación de sector empresarial, la Coparmex celebra que la Ley de Ingresos contenida en el PEF, no se contemplen nuevos impuestos ni incrementos en los actuales, “pues ello representa una buena señal para los inversionistas, empresarios y la sociedad, ya que esta medida contribuye a que existan mejores condiciones para la inversión”.
Sin embargo, y al igual que diversos especialistas, señala que el Paquete Económico “nace con un déficit de 1.2 billones de pesos” por lo que advierte que “los supuestos macroeconómicos son poco realistas, pues mientras el Gobierno espera un crecimiento del tres por ciento, los expertos hablan de 1.4 a 1.5 por ciento para 2023”.
Lo anterior podría tener como consecuencia recortes al gasto en el transcurso del próximo año. Es decir, administrar la pobreza y la mal llamada “austeridad”.
Caben todas las voces en este debate económico, pero lo más urgente a destacar es que México ha permanecido estancado, sin inversión para generar riqueza, y atando el poco dinero a programas sociales que solo sostienen de un hilo muy delgado problemáticas que no son resueltas de fondo.
Ojalá que se modifique una propuesta más que podría ser la última carta de la actual administración con consecuencias de por vida para el país y futuras generaciones.