Acuden nicaragüenses a misa bajo vigilancia, tras prohibición
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355 muertos dejaron las protestas de 2018 alentadas, según el Gobierno, por religiosos.
MANAGUA, NIC.- Cientos de nicaragüenses asistieron ayer a una misa en la catedral de Managua bajo vigilancia policial, después que el gobierno prohibiera una procesión en honor a la virgen de Fátima y en medio de fuertes tensiones entre la administración de Daniel Ortega y la Iglesia católica.
Entre cánticos a la virgen y vivas a Nicaragua, los devotos se reunieron en los predios del edificio religioso para recibir a la venerada imagen, que ingresó a la explanada sobre una peana cubierta de rosas blancas y amarillas, cargada en hombros por jóvenes.
La Policía desplegó efectivos en los alrededores de la catedral y en la cercana rotonda de Metrocentro, un emblemático sector de Managua que fue escenario de grandes protestas opositoras durante la revuelta social de 2018, las que quedaron prohibidas desde ese año.
La Arquidiócesis de Managua convocó a la misa después de informar que la Policía había prohibido “por razones de seguridad interna” una procesión con la virgen de Fátima que se había organizado en la capital. Hoy nos reunimos “con mucha alegría pero también con mucha tristeza” debido a “la situación que hemos vivido en nuestras parroquias”, dijo en su homilía el arzobispo capitalino y cardenal Leopoldo Brenes en alusión a la crisis con el gobierno.
La misa en Managua se realizó mientras en Matagalpa, en el norte del país, el obispo Rolando Álvarez crítico del gobierno, permanece encerrado desde hace 10 días en la sede de la Curia episcopal, rodeada por decenas de policías. La entidad anunció que lo mantendrá retenido mientras se le investiga por “incitar al odio” y “organizar grupos violentos”.