Aseguran que el Gobierno de AMLO está penetrado por el crimen organizado
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Lo excluyen de ser parte de la estructura criminal en el andamiaje de la llamada cuarta transformación, pero si lo sabe y no lo hace, lo convertirá en cómplice
En el reporte anual del Departamento de Estado sobre drogas de Estados Unidos, para el control de narcóticos, en su capítulo sobre México dice:
“México no tiene una política gubernamental que estimule o facilite la producción o distribución de drogas. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha tomado acciones legislativas y políticas para combatir que funcionarios lucren de sus relaciones con la organizaciones criminales trasnacionales. No obstante, la afiliación y la influencia que estas tienen con altos funcionarios del gobierno mexicano, continúan impidiendo de manera significativa los esfuerzos en México para el control de drogas”.
De acuerdo con la columna de Raymundo Riva Palacio publicada por VANGUARDIA, en el reporte le reconocen que los esfuerzos institucionales que ha hecho, pero le dicen, que su gobierno está penetrado por el narcotráfico.
Menciona que no son los alcaldes, los jefes de policías, los secretarios de administración, finanzas y obras de los municipios a los que apunta, sino en otros niveles de alta jerarquía y con capacidad para proteger a los cárteles de la droga.
Lo excluyen de ser parte de la estructura criminal en el andamiaje de la llamada cuarta transformación, pero si lo sabe y no lo hace, lo convertirá en cómplice.
Por lo que esta conclusión es la que debe tomar en cuenta AMLO, para evitarla, con esta advertencia que le hace el Departamento de Estado al expresarle que ya tomaron nota de su tolerancia y carta blanca a los cárteles de la droga en México.
La experiencia en este campo señala que esto escalará, y en la medida en que no vean en la Casa Blanca y el Departamento de Estado acciones concretas para cortar el apoyo de “altos funcionarios” a las organizaciones criminales, irán cerrando los espacios de maniobra de AMLO mediante un incremento de presión, pública y privada.
Agrega que AMLO mantiene la misma postura complaciente con las organizaciones criminales y reitera que no las va a combatir. En Washington no lo han tocado directamente, pero como se ha señalado en este espacio, están abiertas investigaciones sobre cuatro miembros de su gabinete. Cuáles son, es desconocido en este momento. Sin embargo, tienen expedientes que han ido nutriendo por años la DEA y otras agencias federales.
El que se conoce públicamente desde hace años es sobre Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad, al que relacionan con lo que fue el poderoso Cártel de Guadalajara, y la tortura y asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar.
Hay otras investigaciones donde se han establecido vínculos con el Cártel de Sinaloa y con la organización criminal de los hermanos Beltrán Leyva. Hay una más, relacionada con la facción sinaloense encabezada por los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, con presuntas ramificaciones adicionales que no están lejanas del despacho presidencial.
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AMLO no escucha ni quiere escuchar lo que están diciendo sus vecinos, como concluyó el capítulo mexicano en el reporte del Departamento de Estado, al señalar que “el volumen de drogas peligrosas que están entrando a Estados Unidos desde México, y el crimen violento (en este país), permanecen alarmante e inaceptablemente alto”.
Está enfocado en seguir acusando a Estados Unidos de injerencista y en pedirles explicaciones del porqué donan recursos a organizaciones que considera adversarias a él. No hay respuesta de los otros señalamientos sobre seguridad.