60 años del muro que marcó a Berlín de por vida
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La construcción del muro de Berlín, que comenzó hace sesenta años, el 13 de agosto de 1961, es un símbolo de la división y la represión en Alemania.
El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, calificó hoy de “testimonio de un fracaso absoluto” la construcción del muro de Berlín, que comenzó hace sesenta años, el 13 de agosto de 1961, y que hoy se recordó en un acto central en la calle Bernauer Strasse, símbolo de la división alemana.
“El muro fue la señal evidente de un estado no de derecho que a los ojos de sus propios ciudadanos no era ni legítimo ni soberano. De hecho era el principio del fin, que aún así se hizo esperar mucho”, dijo Steinmeier durante su discurso.
La construcción del muro, que debía representar el “acto soberano de un Estado que lo que más buscaba era su reconocimiento internacional” fue, en realidad, “el reconocimiento de que ni siquiera sus propios ciudadanos reconocían ese Estado”, subrayó.
El 13 de agosto, de 1961 supuso una “desgracia” para los alemanes y para todo el mundo en el que “se hicieron realidad los peores temores” y “el telón de acero que dividía Berlín, Alemania, Europa y el mundo se cerró completamente por un tiempo indeterminado”, agregó.
Con el muro de Berlín quedó “literalmente cimentada la división del mundo en la Guerra Fría”, añadió.
EL INICIO DE UN PERIODO GLACIAL
“Cuando el 9 de noviembre (de 1989) celebramos la caída del muro, la primavera en medio del frío otoño, entonces tenemos que recordar también el 13 de agosto (de 1961), el inicio del un período glacial en medio del verano”, señaló.
Recordó las palabras pronunciadas por el jefe de Estado de la Alemania comunista Walter Ulbricht quien dos meses antes, el 15 de junio de 1961, había asegurado que “nadie tiene la intención de construir un muro” y que Steinmeier calificó de “una de las mentiras más descaradas que han pasado a la historia de Alemania”.
El bautizado por las autoridades comunistas como “muro de protección antifascista” fue construido no para evitar las maniobras de conquista por parte de Occidente, “sino por un Estado que tuvo que encerrar en su país a sus propios ciudadanos para poder seguir funcionando al menos un tiempo más”, dijo.
Cuando Alemania recuerda hoy la construcción del muro, guarda la memoria también de los muertos, heridos, detenidos y de todos los que “pusieron su vida en juego por la libertad”, agregó.
Steinmeier subrayó, además, que el recuerdo del muro constituye un “desafío permanente” y que la libertad y la democracia “no viene por naturaleza”, sino que “hay que ganársela, protegerla, defenderla y mantenerla”.
El 13 de agosto “nos recuerda que la historia la hacemos nosotros, las personas, para lo bueno y para lo malo”, concluyó.
MÁS DE 140 MUERTOS EN 156.4 KILÓMETROS DE “INSUPERABLE MONSTRUOSIDAD”
El alcalde-gobernador de Berlín, Michael Müller, que nació en la parte occidental de la ciudad tres años después de la construcción del muro, habló de una “brutal barrera que dividía el mundo libre del no libre”.
En ningún otro lugar, “el carácter cruel” de la dictadura del Partido Socialista Unificado (SED, por sus siglas en alemán), se mostró “de forma tan evidente” como con el muro, afirmó.
Recordó que hasta antes de la construcción del muro, alrededor de 3,5 millones de ciudadanos habían huido al oeste, a lo que la respuesta del régimen comunista fue “encerrar a su población”.
Al menos 140 personas murieron en su intento de cruzar el muro en alguno de sus 156.4 kilómetros y ni siquiera los niños “estaban seguros de las mortales balas de los soldados” de la República Democrática Alemana (RDA), dijo.
Hasta bien entrados los años 80, la cúpula de la RDA “perfecciono la barrera intraberlinesa hasta convertirla en una obra de construcción de insuperable monstruosidad”, y aún así, muchos intentaron sortearla, muchos pagando con su vida, señaló.
El sentir general con este “violento aislamento” era de “espanto, miedo, tristeza y resignación”, pero también hubo “una ola de solidaridad y de valiente protesta y desafío contra la frontera inhumana”, concentrado “especialmente aquí, en la Bernauer Strasse”, símbolo de la división alemana por haber quedado partida por el muro.
Recordar la violenta división de Berlín, la dictadura y su fin gracias al coraje de los ciudadanos de la RDA y de Berlín Oriental “es y seguirá siendo nuestra obligación”, concluyó.
El acto central en la Bernauer Strass, con 120 invitados, concluyó con las palabras de dos testigos de época, tras lo cual se realizó una ofrenda floral ante el monumento a las víctimas del muro y una acto religioso ecuménico en la Capilla de la Reconciliación.
60 AÑOS DEL MURO QUE NADIE IBA A CONSTRUIR
Berlín recuerda el 13 de agosto de 1961, el día en que se inició la construcción del muro que partió la ciudad hasta 1989 y cuyos restos son ahora objeto de curiosidad para el visitante o de reflexión sobre la traumática división.
Dos meses después de que el jefe de Estado de la Alemania comunista Walter Ulbricht asegurara, el 15 de junio, que “nadie tiene la intención de construir un muro”, Berlín amanecía dividida por postes de hormigón con alambres de espino y barricadas levantadas desde el sector oriental con trozos de asfalto y adoquines.
Los ciudadanos eran testigos atónitos ese día de los preparativos de los que cinco días después, el 17 de agosto, sería el inicio de una división cimentada a través de un muro, que se iría ampliando, modernizando y perfeccionando hasta el año de su caída, en 1989, para cumplir su cometido de evitar la fuga desde la Alemania comunista.
Durante más de 28 años, los 156.4 kilómetros de muro constituyeron una representación física del “telón de acero” que dividió Alemania y Europa y fueron escenario de al menos 140 muertes, pero también de al menos 5,075 fugas exitosas.
Casi 44 kilómetros transcurrían por el medio de la ciudad, los 112 restantes rodeaban como un corsé el Berlín Occidental por el norte, el oeste y el sur.
Hoy, sesenta años después de su construcción y casi 32 desde su caída, la historia del llamado muro de la vergüenza sigue atrayendo a millones de turistas y curiosos cada año.
LOS RESTOS DEL MURO, PARTE DEL PAISAJE URBANO
Los restos más conocidos que quedan en pie se encuentran entre otros lugares en la llamada East Side Gallery, 1.3 kilómetros de muro con grafitis de diversos artistas, entre ellos el famoso “beso de tornillo” entre los líderes soviético y germano-oriental, Leonid Brézhnev y Erich Honecker, obra de Dmitri Vrúbel, y en la plaza Potsdamer Platz.
El tramo en la calle Niederkirchner Straße,cerca de Checkpoint Charlie, antiguo control fronterizo entre el este y el sector estadounidense, atrae también a los curiosos, así como los restos en la calle Bernauer Strasse, símbolo de la división alemana por haber quedado partida por el muro y donde se encuentra también el centro de documentación del muro.
Por su ubicación, otros pedazos de muro pasan desapercibidos para turistas y berlineses, como el tramo en el cruce de las calles Dolomitenstrasse y Maximilianstrasse en el distrito de Pankow, en el norte de la ciudad, que el año pasado perdió 60 de sus 70 metros todavía en pie para hacer sitio a un proyecto de vivienda nueva.
El alcalde-gobernador de Berlín, el socialdemócrata Michael Müller, calificó hoy en un comunicado la construcción del muro de “acontecimiento decisivo” para la ciudad y para toda el país.
EL MURO QUE MARCÓ LA IDENTIDAD DE LA CIUDAD DE POR VIDA
Cada 13 de agosto, Berlín recuerda en primer lugar a los muertos que perdieron la vida junto al muro y los alambres de espino, pero también “el sufrimiento humano que causó la división de la ciudad y del país con la separación de familias, amigos y allegados y la pérdida de oportunidades en la vida”, dijo.
Llamó a mantener vivo el recuerdo de los acontecido el 13 de agosto, sobre todo porque las generaciones más jóvenes “tuvieron la suerte de no vivir esta división” y la memoria colectiva les permitirá valorar el concepto de libertad.
“La experiencia común de la división, su superación, sobre todo para los ciudadanos de Berlín Este y de la República Democrática Alemana, así como el duro a la vez que esperanzador período de cohesión de nuestro Berlín son una historia única en el mundo para una ciudad. Hacen de Berlín una ‘ciudad de la libertad’”, agregó.
La ministra de Cultura, Monika Grütters, por su parte, subrayó en un comunicado que la revisión crítica de la dictadura del Partido Socialista Unificado (SED, por sus siglas en alemán) y de la República Democrática Alemana (RDA) y el recuerdo de sus víctimas “seguirán siendo tarea central en el futuro”.
El recuerdo de las víctimas del muro debe servir también para trasladar a aquellas personas que no vivieron los horrores de un régimen totalitario “el valor de los derechos democráticos fundamentales y los peligros de las ideologías totalitarias”, agregó.
El acto central del 60 aniversario de la construcción del muro, en el que hablarán el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier y el alcalde-gobernador de la ciudad, tendrá lugar mañana en el memorial y centro de documentación del muro de Berlín en la Bernauer Strasse.