Ataques rusos en cuatriciclos y buggies, un nuevo elemento en los combates en el frente ucraniano
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Soldados rusos montados en motocicletas, motos todoterreno, cuatriciclos y buggies ahora representan cerca de la mitad de todos los ataques en algunas zonas del frente ucraniano
UCRANIA- Primero aparecieron como una nube de polvo en el horizonte. Unos segundos después, las motocicletas que transportaban a los soldados rusos aparecieron a toda velocidad, zigzagueando por el campo, levantando polvo y acometiendo una ruidosa y peligrosa carrera hacia una trinchera ucraniana.
“Se movieron rápido, se dispersaron y se desviaron”, dijo el teniente Mykhailo Hubitsky, describiendo el asalto ruso en motocicleta que presenció. Se trata de un tipo de ataque que ha proliferado a lo largo de la línea del frente esta primavera, añadiendo un nuevo elemento salvaje a los ya violentos y caóticos combates.
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Soldados rusos montados en motocicletas, motos todoterreno, cuatriciclos y buggies ahora representan cerca de la mitad de todos los ataques en algunas zonas del frente, dicen soldados y comandantes, porque las fuerzas de Moscú intentan utilizar la velocidad para cruzar espacios abiertos expuestos donde sus pesados vehículos blindados son blancos fáciles.
Estos vehículos no convencionales han estado apareciendo con tal frecuencia que algunas trincheras ucranianas ahora tienen vista a depósitos de chatarra de vehículos todoterreno abandonados y reventados, según muestran videos de drones de reconocimiento.
La nueva táctica es la última adaptación rusa a un campo de batalla muy minado y continuamente vigilado, en el que las fuerzas de Moscú trabajan para lograr pequeños avances tácticos, a menudo de solo unos cientos de metros.
El avance más lejano de los rusos en la región se encuentra a 24 kilómetros de su punto de partida.
“Estamos librando una guerra por cada metro”, dijo el capitán Yaroslav, comandante de artillería de la Brigada de Asalto Aéreo 80, quien a principios de esta semana disparaba cohetes hacia las líneas rusas. Solo facilitó su nombre de pila por razones de seguridad.
No obstante, Rusia sigue siendo el ejército a la ofensiva. Con el tiempo, sus logros se han ido acumulando y el ejército ruso ahora está cerca de líneas de suministro y ciudades de importancia estratégica en la región del Donbás, en el este de Ucrania.
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Desde la toma de la ciudad de Bajmut en mayo de 2023, la ofensiva rusa hacia el oeste ha avanzado unos cinco kilómetros en más de un año. Ahora está estancada en un canal de agua cerca de la ciudad de Chasiv Yar.
Pero ahora los rusos amenazan con flanquear las posiciones ucranianas allí, al tiempo que se acercan a una importante línea de suministro ucraniana, la carretera Pokrovsk-Kostiantynivka.
El riesgo que corre esta ruta de suministros añade una nueva urgencia a los combates ejecutados a lo largo de esta sección del frente. Si los rusos toman el control de esa carretera, o incluso la amenazan, se ralentizaría el flujo de alimentos, armas y municiones que el ejército ucraniano necesita para luchar en el Donbás. El lunes pasado, dos misiles rusos no alcanzaron por poco un puente clave de la carretera. El ataque dejó intacto el puente, pero causó víctimas mortales y heridos, según informaron las autoridades regionales.
Más allá de eso, el avance ruso también amenaza a dos pueblos que están en manos ucranianas, Toretsk y Nueva York, esta última es un pequeño enclave localizado en las llanuras ucranianas que tomó el nombre en el siglo XIX. Si esas poblaciones caen, Rusia estaría en condiciones de avanzar hacia Kostiantynivka, Druzhkivka, Kramatorsk y Sloviansk, las ciudades ucranianas más grandes que quedan en la región.
Este mes, las autoridades intensificaron las evacuaciones de civiles de Toretsk y Nueva York, sacando en furgonetas a los pocos residentes que quedaban en medio de intensos bombardeos.
Dentro de los pueblos parcialmente cercados, los bombardeos de la artillería rusa resuenan en las calles, en su mayoría desiertas. Columnas de humo gris se elevan de los ataques. En casi todas las manzanas de Nueva York hay una pequeña casa de ladrillo con el tejado destrozado por un proyectil de artillería. En el Donbás, todas las ciudades que Rusia ha capturado desde su invasión a gran escala en 2022 han sido bombardeadas hasta quedar en ruinas.
Las evacuaciones se hacen a toda prisa, y los residentes apenas tienen unos minutos para cargar una o dos bolsas en furgonetas y separarse de las casas que han ocupado toda la vida.
“Bum, bum, Bum”, así describió una evacuada, Alina Olyak, enfermera jubilada de 69 años, las condiciones en la ciudad de Toretsk durante la semana pasada, a medida que el ejército ruso avanzaba poco a poco sobre los campos.
“Me despido de mi hermosa ciudad”, dijo Olyak. El ejército ruso se encuentra ahora a unos 600 metros del centro de la ciudad. La furgoneta que evacuó a Olyak el lunes fue destruida el martes por la metralla de un cohete ruso, hiriendo a uno de los voluntarios que estaba haciendo las evacuaciones.
A medida que su ejército avanza, Rusia ha experimentado con múltiples enfoques para cruzar campos expuestos. El último es el asalto de las motocicletas.
Mientras los drones de reconocimiento son omnipresentes en los cielos del Donbás, los vehículos blindados de ambos ejércitos son blancos fáciles. Las motocicletas y los buggies, más rápidos, son más difíciles de alcanzar con la artillería. El inconveniente es que no protegen a los soldados rusos, que se ven expuestos a una lluvia de ametralladoras cuando se acercan a las trincheras.
A veces, los motociclistas logran pasar si los bombardeos de la artillería rusa consiguen impedir que los soldados ucranianos asomen la cabeza por encima de la trinchera. La táctica resuelve, aunque con gran riesgo, un desafío táctico clave de la guerra en Ucrania para ambos bandos: cómo cruzar un campo abierto minado mientras son observados por drones y están bajo fuego de artillería.
Si logran cruzar el campo, los pilotos dejan a un lado sus motos, entran en la trinchera ucraniana y entablan a pie el combate cuerpo a cuerpo.
“Saltan y empiezan a disparar”, dijo un sargento ucraniano, Sapsan, que sirve en la Brigada Mecanizada 47, quien pidió ser identificado solo por un apodo, de acuerdo con los protocolos de seguridad de su unidad. “Estos buggies y motocicletas son rápidos y vuelan directamente hacia nuestras líneas de árboles”.
Al igual que la oleada de asaltos de infantería que Rusia utilizó para capturar Bajmut el año pasado, los asaltos en motocicleta causan enormes bajas, dicen los soldados ucranianos. Estos ataques no han suplantado el empleo por parte del ejército ruso de su contundente ventaja en número de cañones de artillería y cantidad de munición para avanzar. Se trata de una táctica adicional.
El uso de motos todoterreno y buggies baratos y desechables ayuda a conservar los vehículos blindados rusos, ya que el ejército ruso recurre a las reservas de tanques anticuados que datan de la Guerra Fría.
Las nuevas tácticas con motocicletas se ejecutan en tándem con otra forma atípica de ataque que adopta una estrategia opuesta de entrar voluminosa y lentamente. Los rusos sueldan blindajes de chapa a los tanques para protegerlos de los drones explosivos, creando estructuras cuadradas del tamaño de una casa, conocidas como tanques tortuga. Los gigantescos y pesados vehículos crujen y se arrastran por los campos, y se han convertido en otro extraño espectáculo que aparece en los campos de batalla del Donbás.
En los campos, los motociclistas tienen buena visibilidad y pueden esquivar minas que los operadores de vehículos blindados podrían no ver, según dijeron los soldados ucranianos. O circulan por las huellas dejadas por los vehículos blindados en asaltos previos, sabiendo que estas rutas estarán libres de minas.
Pero los pilotos no están protegidos de la metralla de artillería que explota a su alrededor. Y, cuando acercan a las trincheras ucranianas, están expuestos a una ráfaga de ametralladoras.
“No sé cómo encuentran gente dispuesta a hacer esto”, dijo Volodymyr, un sargento que también pidió ser identificado solo por su nombre de pila, de acuerdo con el protocolo militar. “A veces, ninguno lo logra, a veces todos”.
Ucrania también contrarresta los asaltos en motocicleta con drones cuadricópteros explosivos dirigidos por un operador que usa gafas de realidad virtual, un arma improvisada que surgió en la guerra de Ucrania y ha remodelado el campo de batalla por su capacidad para impactar vehículos blindados en movimiento.
Todos estos obstáculos pueden ser letales, como fue el caso del asalto que presenció el teniente Hubitsky, cuando ocho o nueve pilotos de motos todoterreno cargaron contra las trincheras ucranianas.
Una vez que los motociclistas estuvieron a tiro, los soldados ucranianos abrieron fuego con ametralladoras, dijo el teniente Hubitsky. Las motos todoterreno eran un blanco difícil, dijo. Algunas fueron impactadas, otras no. Pero, en ese caso, muy pocos rusos sobrevivieron al viaje como para formar una unidad eficaz y asaltar la trinchera ucraniana. Los sobrevivientes, quienes abandonaron sus motos al borde del campo, murieron en combate cuerpo a cuerpo, dijo.
Eso no ha disuadido a los comandantes rusos de seguir usando esa táctica. “Todas las líneas de árboles”, dijo Sapsan, sargento de la Brigada 47, “ahora están llenas de estos buggies y motocicletas”.
Oleksandra Mykolyshyn colaboró con reportería desde la región de Donbás, en el este de Ucrania.
Andrew E. Kramer es jefe del buró del New York Times en Kiev, quien ha cubierto la guerra en Ucrania desde 2014.
Maria Varenikova cubre Ucrania y su guerra con Rusia.
Daniel Berehulak es fotógrafo de The Times con sede en Ciudad de México. c. 2024 The New York Times Company.
Por Andrew E. Kramer, Maria Varenikova y Daniel Berehulak, The New York Times.