¿Cómo la psicología en las negociaciones climáticas puede impulsar a que los países pasen del interés nacional a la acción colectiva global?
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Ayer inició en Dubái, la COP28, teniendo como fondo que en 2023 se rompieron récords de temperaturas y de la concentración de CO2. Líderes mundiales debatirán en torno a la crisis climática global. ¿Cómo la psicología puede favorecer estas negociaciones climáticas?
Asif Husain Naviatti, miembro visitante en Gobernanza Climática Internacional, y académico en Universidad de Columbia en su artículo “The psychology of climate negotiations: How to move countries from national self-interest to global collective action” publicado en The Conversation, indica que el calor global alcanzó temperaturas extremas en los últimos meses, así mismo hemos, sido testigos de los catastróficos desastres climáticos; ambos fenómenos naturales nos brindan un potente recordatorio sobre los efectos del cambio climático.
Apartr de ayer, líderes mundiales arribaron a Dubái en don se lleva a cabo la edición 28 de la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, con la mira y el propósito en que las negociaciones puedan alcazar llegar a buen puerto en benefcio tanto del planeta como de cada una de las personas que lo habitamos.
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A pesar del panarama, tal vez un tanto desalentador, aún esta abierta, señala Naviatti, “una pequeña ventana de esperanza para cumplir los objetivos del acuerdo climático de París de 2015, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero siguen aumentando”.
En opinión de Naviatti, “la COP28, debe ser transformadora. ¿Qué se necesitará para aprovechar un espíritu de cooperación internacional en el mundo complejo, divisivo y volátil de hoy, lleno de intereses propios?”.
Como ex alto funcionario de la ONU, precisa el profesor en la Universidad de Columbia, laboré durante años en la “creación de consenso multilateral entre partidos a menudo enormemente divergentes”, por lo que, señala Naviatti “estos son algunos de los desafíos y técnicas de negociación que espero ver cuando representantes de países de todo el mundo se reúnan en Dubai”.
REDUCIR LAS EMISIONES DE GASES DE EFECTO INVERNADERO
Para conseguir poder poner un freno el cambio climático, el mundo deberá disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero a lo que los productores de petróleo se oponen a la propuesta de ir eliminando de manera gradual el uso de los combustibles fósiles, mismos que son la mayor fuente de estas emisiones.
Si bien, indica Naviatti, “el cambio climático es característicamente más incierto, global y de más largo plazo que otras cuestiones de desarrollo”. En el actual intrincado entorno global, esta situación conlleva que “los intereses propios de corto plazo a menudo prevalezcan sobre la acción colectiva de largo plazo necesaria para frenar el cambio climático”, añade el miembro visitante en Gobernanza Climática Internacional. Esto es más cierto “cuando los países también enfrentan inseguridad energética, perturbaciones en las cadenas de suministro globales, escasez de alimentos y una creciente inestabilidad geopolítica”, explica el profesor en la Universidad de Columbia.
“El obstáculo para llegar a un acuerdo no tiene que ver con la ciencia climática, sino con la posibilidad de comprometer las posiciones de los países o exponerlos a repercusiones inesperadas”, asegura Naviatti.
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En su artículo da un ejemplo de esta situación al cuestionarse, “¿acordar la “eliminación progresiva” de los combustibles fósiles expone a quienes continuarían produciéndolos o utilizándolos (casi todos los países) a desventajas económicas, competencia y nuevas formas de influencia política que involucran recursos durante una transición energética compleja? ¿Existe la posibilidad de que los avances tecnológicos permitan una mayor flexibilidad futura en una eliminación gradual?”
Por consiguiente, lograr llegar a un acuerdo global es una amalgama entre muchos socios, teniendo buenas intenciones, sin embargo, “con miedo al compromiso”. El cimiento de las soluciones está en lograr comprender los impulsores nacionales, así como los orígenes de los intereses propios y las limitaciones consiguientes y, a su vez, estar abiertos a lo que otros opinen.
TÁCTICAS PARA NEGOCIAR LA ELIMINACIÓN GRADUAL DE LOS COMBUSTIBLES FÓSILES
En su artículo, Naviatti propone las siguientes tácticas que se pueden usar para las negociaciones en torno a la eliminación gradual de los combustibles fósiles.
La ambigüedad constructiva. Esta técnica posibilita llegar a un acuerdo sustentado en más de una interpretación; esta es una forma de poder hallar un camino en el que es con frecuencia más importante que explicar o acordar un único razonamiento.
Las “responsabilidades comunes, pero diferenciadas”, relacionadas con los compromisos climáticos, son un buen ejemplo, indica Naviatti. Esto es, “los sutiles giros de expresión en un acuerdo”, como por ejemplo, “liderar un impulso global para reducir las emisiones se considera una responsabilidad de los países desarrollados o algo que simplemente está dentro de su mayor capacidad de hacer, pueden permitir que múltiples partes avancen hacia el mismo objetivo leyendo sus propios términos”.
Interés propio en el lenguaje utilizado, con frecuencia, es posible llegar a puntos en común de manera “incremental, generando confianza, confianza, comodidad y, eventualmente, claridad con el tiempo”.
En este sentido, Naviatti da un ejemplo, durante la reunión del G20 que se llevó a cabo en septiembre pasado en la India, los líderes lograron acordar triplicar su capacidad de energía renovable. No obstante, no aceptaron “eliminar gradualmente” el uso de combustibles fósiles, sien embargo, su pacto abre el camino para “el progreso futuro de un poderoso grupo que opera el 93% de las centrales eléctricas de carbón del mundo y es responsable del 80% de las emisiones globales”.
Así mismo, Naviatti señala que cabe la posibilidad que se dé lo que se conoce como gimnasia lingüística con el propósito de poder traducir el acuerdo del G20 en uno global que derive en “eliminar gradualmente” los combustibles fósiles.
Por último, Naviatti precisa que si las palabras “eliminación gradual” soslayan a los negociadores, “será importante garantizar una trayectoria de progreso”, y añade el profesor en la Universidad de Columbia que “cuando las palabras de un acuerdo no funcionan (todavía), los funcionarios pueden enviar esas cuestiones difíciles a otros foros para resolver los detalles”.
En este sentido, Naviatti propone el siguiente ejemplo, en relación con el tema de la eliminación gradual de los combustibles fósiles, se puede agregar al debate el balance global y al programa de trabajo de mitigación, en donde los participantes analizan nuevas rutas para cerrar las brechas en progreso.
En opinión de Naviatti, estas tácticas muestran un equilibrio dinámico esencial entre la comodidad y presión cuando está buscando llegar a un acuerdo en las conversaciones sobre el clima de la ONU, en donde las decisiones son tomadas por consenso. “Un hilo común es mantener la flexibilidad, ya sea operativa o interpretativa, para que todas las naciones puedan avanzar”, asegura el profesor en la Universidad de Columbia.
HACIA UN NUEVO MODELO DE ACCIÓN COLECTIVA
Para Naviatti, la real acción colectiva en torno al cambio climático necesita que quienes gobiernan, representan o influyen den respuestas a valores universales, incluyendo el garantizar un planeta saludable “para todas las naciones y las generaciones futuras”.
Así también, se requiere “separar los riesgos climáticos y las respuestas de las preocupaciones económicas, políticas y otras preocupaciones inmediatas”, así como aceptar que los sistemas críticos que hace que el planeta se mantenga saludable están cerca de “llegar a un punto de ruptura”.
Naviatti sostiene que conseguir que todas las partes interesadas “valoren el futuro” es posible que se requieran mejoras “incrementales”, sin embargo, hay avances.
En su artículo Naviatti da el siguiente ejemplo, los canales diplomáticos entre Estados Unidos y China, que actualmente ambos principales emisores de CO2 en el mundo, lograron hacer una separación en cuanto al cambio climático de temas más polémicos, entre ellos, el comercio, la rivalidad económica y la geopolítica cambiante.
Para finalizar, Naviatti señala que para lograr generar una acción colectiva, la Declaración de París, además “buscó capitalizar el potencial de actores no estatales bien informados, como defensores de temas, líderes empresariales y alcaldes de ciudades, para trabajar más allá de las fronteras, enfatizar la ética a medida que influyen en el liderazgo y llenar los vacíos que los gobiernos tienen y las instituciones siguen estando mal preparadas para resolverlos”, concluyó.
Con información de The Conversation.