Contingencia ambiental: se encienden los focos rojos

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Existe una relación entre la calidad del aire que respiramos y la salud; en su reportaje del pasado 19 de marzo de este año, y publicado en VANGUARDIA, Lucía Pérez Paz, Apolonio Alvarado y Javier Rodríguez informaron que los casos de enfermedades respiratorias agudas en nuestro estado, pasaron de 118.3 por cada 100 mil habitantes en 2021, a 339.8 en 2024; casi tres veces más.
Si bien la contingencia ambiental que hemos padecido los saltillenses estos días es un fenómeno provocado fundamentalmente por causas naturales, eso no exime la poca atención de las autoridades para hacer frente al problema de la mala calidad del aire que se ha venido agravando durante los últimos años.
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Lo anterior pese a la existencia del programa ProAire 2017-2026, el cual fue elaborado durante el gobierno de Rubén Moreira, estando al frente de la Secretaría del Medio Ambiente la bióloga Eglantina Canales. En este espacio, a partir del 11 de octubre de 2020, hemos publicado durante años artículos sobre el tema, y de un tiempo para acá, este periódico ha venido informando día con día sobre la situación de la calidad del aire en nuestra ciudad, la que era pésima antes de esta contingencia. Un dato: durante los primeros 79 días de este año, en el 80 por ciento de ellos se registraron picos de muy mala calidad del aire.
Algunas de las enfermedades causadas por respirar aire de mala calidad son las siguientes: cáncer de pulmón, pleuresía, enfisema, bronquitis y cardiovasculares. Todo indica que este no es un problema prioritario, y para ello basta un ejemplo: en el Presupuesto de Egresos de Coahuila de 2011 se asignaron 324 millones de pesos a la secretaría del ramo, 14 años después la cantidad es de 99 millones de pesos, lo que muestra un gravísimo retroceso. ¿Se trata de otro daño colateral de la deuda?
Entre 2011 y diciembre de 2024, la inflación promedio anual fue del 4.5 por ciento, y con base en ese porcentaje, estimamos que este año, la Secretaría del Medio Ambiente debiera estar ejerciendo alrededor de 550 millones de pesos. Por más bien diseñado que esté un programa, si no hay dinero para su implementación éste es letra muerta.
Tratándose de las estaciones de monitoreo de la calidad del aire, cuando el programa mencionado fue publicado, en Coahuila había cuatro: Piedras Negras, Monclova, Torreón y Saltillo, ubicada esta última en el edificio de la Secretaría de Finanzas, con un radio de cobertura de entre 4 y 5 kilómetros. La meta que se fijó fue implementar seis estaciones adicionales, la que no se ha cumplido. Sólo en Saltillo se instaló la estación de “La Plazuela”, y para Ramos Arizpe no se reportan datos, al menos en el sitio “World Air Quality Index”, que ofrece información en tiempo real y que es el sitio que hemos venido consultando.
El costo de cada estación, calculamos que supera los cinco millones de pesos, pero al parecer no hay dinero para adquirirlas. A partir del cinco de marzo de este año, la estación Finanzas dejó de emitir información, reanudándola hasta 21 de este mes, y ayer sábado reportó niveles extremos, con partículas PM2.5 muy elevadas. Esto no es nuevo; en 2022 dicha estación estuvo cuatro meses fuera de servicio. Ni siquiera hay capacidad para realizar este monitoreo.
La información contenida en ProAire señala que en Saltillo, los contaminantes más importantes son: compuestos orgánicos volátiles (COV), monóxido de carbono (CO), amoníaco (NH3), y las partículas PM10 y PM2.5. Estas últimas son extremadamente peligrosas para la salud, pues penetran en los pulmones y sus niveles han rebasado los máximos establecidos, poniendo en riesgo la salud de los saltillenses.
La contingencia ambiental de estos días debe prender los focos rojos para que las autoridades de los tres niveles de gobierno atiendan como debe ser el problema, pero también los ciudadanos tendremos que sumarnos en esta cruzada. La salud está de por medio y no podemos heredar este problema a las nuevas generaciones.