Donald Trump flaquea por una alianza de oligarcas liderada por Elon Musk
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Los partidos políticos, que antes eran orgullosos, se convierten en vehículos de la ambición individual que se suponía que debían reemplazar
El regreso del presidente Donald Trump el próximo 20 de enero, en conjunto con los avances de la inteligencia artificial, el calentamiento global y la tasa de fertilidad global que está colapsando, representan en conjunto el surgimiento inestable e impredecible de un mundo diferente.
Lo que se daba por sentado en los últimos 50 años, desde el clima hasta las tasas de natalidad y las instituciones políticas, se está desmoronando; los movimientos y las tecnologías que buscan cambiar radicalmente los próximos 50 años están surgiendo.
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En relación a la política estadounidense, faltan ocho días para que Trump preste juramento al cargo por segunda vez y, en 2025, los muros institucionales de Estados Unidos no son lo que eran en el año 2017.
El Partido Republicano es dócil y Donald Trump lo sabe, pues no se habría atrevido a enviar a senadores republicanos nombres como Robert F. Kennedy Jr., Tulsi Gabbard, Kash Patel y Pete Hegseth para puestos en el gabinete en su primer mandato.
Se destaca que incluso fuera del partido, esta vez no enfrenta ninguna resistencia masiva, nada parecido a la Marcha de las Mujeres que abrumó a Washington en 2017.
Donal Trump flaquea ahora por una alianza de oligarcas liderada por Elon Musk
Los multimillonarios dueños de The Washington Post y The Los Angeles Times eliminaron los apoyos presidenciales a la ex candidata presidencial, Kamala Harris y la ABC News (propiedad de Disney) le dio a la “futura fundación y museo presidencial” de Trump 15 millones de dólares para resolver una demanda por difamación que el presidente electo presentó.
Por otro lado, Mark Zuckerberg está reorientando las plataformas Meta en torno a la “libertad de expresión” y su empresa contra la DEI, y Amazon supuestamente pagó 40 millones de dólares por el documental de Melania Trump sobre ella misma. Tim Cook, Sundar Pichai y una serie de otros directores ejecutivos han viajado recientemente a Mar-a-Lago para cenar con Trump.
“¡TODO EL MUNDO QUIERE SER MI AMIGO!”, escribió el pasado 19 de diciembre Trump en Truth Social después de cenar con Jeff Bezos., fundador de Amazon, y Elon Musk.
No obstante, todo ello difiere del año 2017, cuando Donald Trump fue tratado como una aberración que había que soportar o una malignidad que rechazar. Los multimillonarios ven que las reglas han cambiado y están señalando su voluntad de cumplirlas.
“La democracia no muere en la oscuridad, sino que se degrada a través de acuerdos, una procesión de transacciones pragmáticas entre quienes tienen el poder y quienes lo desean o lo temen. Hemos visto cómo esta corrupción termítica consumía democracias en otros lugares, incluida la Hungría de Viktor Orban, que Trump y sus aliados citan como modelo”.
Al mismo tiempo el dinero y los medios de comunicación hacen las paces con el régimen porque hacer lo contrario es demasiado costoso.
Los partidos políticos, que antes eran orgullosos, se convierten en vehículos de la ambición individual que se suponía que debían reemplazar.
Considero que el abanico de resultados para el segundo mandato de Trump es asombrosamente amplio, y abarca desde la incompetencia autodestructiva hasta la incoherencia confusa y la consolidación autoritaria .
Pero los diques que redujeron las posibilidades de su primer mandato han sido violados.
Jeff Bezos, de Amazon; Mark Zuckerberg, de Meta; y Sam Altman, de OpenAI, han prometido donaciones millonarias para las celebraciones por la toma de posesión de Trump prevista para el 20 de enero.
Generación y avances de la IA y el cambio climático
En otros temas, hay un cambio fundamental en la velocidad con la que avanzan las capacidades de IA.
La empresa de inteligencia artificial Anthropic publicó recientemente un artículo que muestra que cuando sus investigadores informaron a uno de sus modelos que estaba siendo reentrenado de maneras que violaban su entrenamiento inicial, comenzó a simular un comportamiento que cumplía con los objetivos de los investigadores para evitar que sus objetivos reales fueran reprogramados o cambiados.
En algunas versiones, los investigadores de Anthropic diseñaron el modelo para registrar su razonamiento en un bloc de notas que creían que los humanos no podían controlar.
Recientemente una empresa china de IA lanzó DeepSeek-V3, un modelo que parece funcionar tan bien como el 40 de OpenAI en algunas mediciones, pero que fue entrenado por menos de 6 millones de dólares y es lo suficientemente ligero como para ejecutarse localmente en un ordenador.
El hecho de que DeepSeek esté fabricado por una empresa china revela otra presión para avanzar rápidamente con estos sistemas: las capacidades de inteligencia artificial de China son reales, y la competencia por la superioridad geopolítica reemplazará los llamados a la cautela o la prudencia.
Además Estados Unidos y China han pasado de una cooperación incómoda a una competencia feroz, y ambos tienen la intención de estar preparados para la guerra. Alcanzar la superioridad de la inteligencia artificial se ha convertido en un tema central para ambos lados del conflicto.
Un informe del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley estima que los centros de datos de Estados Unidos pasaron de representar el 1.9 por ciento del consumo eléctrico total en 2018 al 4,4 por ciento en 2023 y consumirán entre el 6.7 y el 12 por ciento en 2028. Solo Microsoft pretende gastar 80 mil millones de dólares en centros de datos de IA este año.
Este aumento gigantesco de la energía que necesitarán no solo Estados Unidos sino todos los países que busquen implementar capacidades serias de IA se produce en un momento en que el mundo se está quedando cada vez más atrás de sus objetivos climáticos y el calentamiento parece estar superando incluso nuestros modelos.
Desde junio de 2023 hasta septiembre de 2024, se batieron récords climáticos.
Cada año, las Naciones Unidas publican un informe sobre la “brecha de emisiones” , llamado así porque hace un seguimiento de la brecha entre lo que las naciones del mundo se comprometieron a hacer en los acuerdos climáticos de París de 2015 y lo que están en vías de lograr.
En 2023, las emisiones globales de gases de efecto invernadero alcanzaron un nuevo récord. Para mantener el calentamiento a 1.5 grados Celsius (el objetivo de los acuerdos, pero fantasioso cuando se compara con la realidad desde que se firmaron los acuerdos), las emisiones tendrían que caer un 7.5 por ciento año tras año hasta 2035. Para mantener el calentamiento a dos grados Celsius, el recorte anual es del 4 por ciento.
Estos recortes no tienen por qué significar privaciones. “Al menos técnicamente sigue siendo posible seguir la senda de los 1,5 °C”, escribe Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
La revolución de la energía solar es una maravilla moderna, no menos transformadora o notable que el auge de la inteligencia artificial. El despliegue vertiginoso de la energía solar, eólica y de baterías podría descarbonizar nuestras economías.
La incorporación de la demanda energética de la IA retrasa la línea de meta en una carrera que ya nos costaba ganar, y el regreso de Trump, que pretende sacar a Estados Unidos de los acuerdos climáticos, sugiere que la mayor economía del mundo dejará de intentarlo siquiera.
Y si recurrimos a la construcción de la llamada energía sucia lo más rápido posible, en parte para impulsar la superioridad de la IA, es muy probable que China haga lo mismo.
Con información del New York Times