Graban mujeres la vida bajo el regimen del Estado Islámico

Internacional
/ 27 julio 2020

Cubiertas con velos, la pareja va de compras, toma un taxi y camina por los barrios, en una ciudad desierta, con poco tráfico y algunos hombres armados.

Dos mujeres del régimen del Estado Islámico documentaron con una cámara la vida que llevan en la capital de Siria, Raqqa, una región que está atravesada por conflictos bélicos, sin importarles el riesgo que corrían de ser asesinadas en caso de ser descubiertas.
 
En la grabación se muestran los estragos que ha causado la guerra civil, donde más de 250 mil personas han muerto y más de 10 millones de personas han sido obligadas a emigrar, según informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
 
Cubiertas con velos, la pareja va de compras, toma un taxi y camina por los barrios, en una ciudad desierta, con poco tráfico y algunos hombres armados. En el trayecto narran la violencia que han presenciado, como la decapitación de un hombre joven o la cámara muestra como lanzan a un ciudadano por ser homosexual.

En el video se explica que el Estado Islámico impuso la ley islámica de línea dura, donde los derechos de las mujeres han desaparecido. “A todas las mujeres les gusta mostrar sus caras. Hemos perdido esa opción. Hemos perdido nuestra feminidad“, dice Um Mohammad.
 
También, las narradoras cuentan los excesos de la ley cuando se trata de juzgar al sector femenino. “No dicen cuál es el crimen de la mujer cuando van a lapidarla, congregan a la gente y permiten que traiga piedras. El gobernador lanza la primera y luego todos los demás”, señalan.
 
En una parte del video se muestran las partes de Raqqa donde solían vivir los ricos, antes de que el Estado Islámico los expulsara. Ahora, explican, esa zona es ocupada por combatientes extranjeros y sus familias.

“Son de Kazajstán, Afganistán, Arabia Saudita, los europeos, de lugares en Francia, pero la mayoría son de Arabia Saudita”, dice Um Mohammad,
 
Al final las mujeres reflexionan sobre su vida y desean que los asesinatos cotidianos, las lapidaciones y los excesos de la ley se terminen pronto, para regresar a una sociedad que respete las libertades de sus habitantes.
 
“Deseo quitarme para siempre mi nicab y la oscuridad que nos envuelve. Volver a vestir como en el pasado. Salir a la calle sin tener miedo de esos barbudos armados que llegaron del extranjero y nos causaron pánico”, concluyen. (Con información de CNN)

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