Vive Dallas una noche trágica

Internacional
/ 8 julio 2016

Unos francotiradores se apostaron desde sitios elevados en la ruta de una manifestación contra la violencia policial y dispararon adrede contra los agentes, causando cinco muertes y al menos nueve heridos.

Era un escenario posible, pero a pesar de ello nadie lo vio venir: lo ocurrido en la oche del jueves en Dallas es el acto de violencia más grave contra la policía de Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Unos francotiradores se apostaron desde sitios elevados en la ruta de una manifestación contra la violencia policial y dispararon adrede contra los agentes, causando cinco muertes y al menos nueve heridos.

En este tipo de marchas suele haber episodios de violencia puntual, pero esta vez la situación fue totalmente distinta. Los medios estadounidenses describen a los atacantes como profesionales, con entrenamiento táctico, según sentenció el experto en temas de la policía de la emisora CNN. "No es lo habitual de una protesta".

Los atacantes se posisionaron en un triángulo estratégico del recorrido de la manifestación, señaló el jefe de Policía de Dallas, David O. Brown. Y dispararon a algunos agentes por la espalda.

Bajo un cielo nocturno despejado, unas 1,000 personas estaban marchando por las calles de la capital del Texas para protestar por la muerte de dos negros que fueron abatidos por la policía en un lapso se solo 48 horas en diferentes partes del país. En ambos casos existen fuertes sospechas de un uso desmedido de la violencia por parte de la Policía.

Tanto los participantes como la Policía dijeron que era una manifestación totalmente pacífica. Pero cuando faltaba poco para que terminara comenzó lo que el presidente estadounidense, Barack Obama, luego calificaría de ataque "despiadado, calculado y despreciable".

Brown explicó que los responsables portaban rifles de recarga rápida y los testigos relataron que los disparos llegaron desde una distancia muy corta. "Le pegaron un tiro a uno después del otro, uno después del otro", gritaba un hombre. "Todo el que haya participado en estos terribles asesinatos será llevado ante la justicia", sentenció Obama.

Todo el que haya participado en estos terribles asesinatos será llevado ante la justicia"...

El atentado sacude en lo más profundo a Estados Unidos, y tendrá graves repercusiones. Por una parte porque al igual que el Ejército la Policía tiene un papel relevante en la sociedad, y por otra porque el debate sobre las armas volverá a inflamarse después de la muerte de los agentes.

No está claro si hay una relación entre los atacantes y el movimiento de protesta contra la violencia policial, que tiene gran apoyo porque los cambios para corregir la desigualdad entre blancos y negros se producen mucho más lento de lo deseable en Estados Unidos.

Como la iniciativa ciudadana "Black Lives Matter" (La vida de los negros importa) no siempre ha hecho un rechazo tajante de la violencia, horas después de los asesinatos comenzó un peligroso debate: ¿Tiene el movimiento de los afroamericanos la culpa? La Policía, por su parte, no establece relación alguna, informan cautas las autoridades. Todo el mundo sabe que Dallas puede convertirse en un polvorín por mucho menos.

Según el jefe de Policía de Dallas, el sospechoso que tras el tiroteo se atricheró en un estacionamiento aseguró haber actuado en solitario y estar molesto con "Black Lives Matter", con los tiroteos de la policía y con la gente blanca. El hombre tamibién dijo que quería matar a personas blancas, en especial a agentes blancos.

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En la noche antes de Dallas Obama hizo una declaración apenas aterrizar en Varsovia para participar en una cumbre de la OTAN, algo muy inusual. Dijo que todo Estados Unidos debía estar conmocionado por la muerte de los dos afroamericanos. Hay discriminación y trato desigual en el sistema de justicia, subrayó, pero también destacó que muchos policías hacen un trabajo muy difícil y excelente y que él les agradece por eso.

Estas palabras tienen que haber coincidido con los últimos preparativos que hicieron los atacantes de Dallas. A las 21:00 hora local comenzaron a sonar los tiros.

Tres sospechosos fueron detenidos, en la televisión se los ve esposados y con ropa de camuflaje. Con un cuarto los agentes se enfrentaron a tiros durante 45 minutos. Al final lo abatieron con un robot con explosivos, después de que él amenazara con poner una bomba.

Frente a un hospital de Dallas los policías lloran a sus compañeros muertos y hacen una fila a modo de último homenaje. El personal del centro, agarrado del brazo, cubre de las cámaras a dos víctimas mortales que salen de la sala de operaciones.

Lynn May, un testigo, declaró al "Dallas Morning News" que estaba en Lamar Street cuando la manifestación se convirtió en una escena del crimen. Desde ahí, señala, partieron de pronto los tiros como de la nada. "Aquí comenzó esta guerra”.

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