Vuelo de American Airlines aterriza de emergencia en Roma por amenaza de bomba

Internacional
/ 23 febrero 2025

Reportes preliminares establecen que el vuelo llevaba más de 14 horas en el aire cuando tuvo que desviarse

La amenaza de bomba causó el aterrizaje de emergencia en Roma, Italia, de un avión de American Airlines; aparentemente el vuelo se dirigía a Nueva Delhi, India, tras partir de Nueva York, Estados Unidos.

De acuerdo con reportes, el amago al vuelo AA292 se dio mientras sobrevolaba el Mar Caspio, en Turkmenistán, incluso la aeronave tuvo que ser escoltado por aviones de la Fuerza Aérea de Italia cuando realizaba su aterrizaje al Aeropuerto internacional Fiumicino de Roma, donde viajaban al menos 200 pasajeros.

TE PUEDE INTERESAR: Revelan video del momento en que avión de Delta se volcó e incendió en Toronto

Medios locales de la India afirmaron que el avión partió del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy en Nueva York y tenía como destino el Aeropuerto Internacional Indira Gandhi en Nueva Delhi.

La aeronave aterrizó cerca de las 17:22 horas, según información del medio de comunicación Il Messagero; sin embargo, a petición de American Airlines, los pasajeros fueron retirados junto a su equipaje de manos en vehículos de la terminal.

Reportes preliminares establecen que el vuelo llevaba más de 14 horas en el aire cuando por una supuesta amenaza de bomba tuvo que desviarse.

TE PUEDE INTERESAR: Vuelca avión de Delta Airlines al aterrizar en Toronto, Canadá

Policía y bomberos arribaron al aeropuerto para hacer una revisión en el área de carga del Boeing 783 Dreamliner e incluso un equipo de binomios caninos buscan indicios del artefacto explosivo.

A través de un comunicado, la aerolínea informó que el vuelo tuvo que ser redireccionado a Roma por “potencia amenaza a bordo”.

“Estamos trabajando en estrecha colaboración con las autoridades locales y brindaremos actualizaciones a medida que evolucione la situación”, dijo la aerolínea en un comunicado.

(Con información de medios)

COMENTARIOS

Selección de los editores