¿Truco o necesidad?... Denuncian presunta ‘estafa’ de un niño vendedor de gelatinas en la estación Durango del Metrobús de la CDMX
Usuarios de redes sociales han reportado un posible fraude donde un niño de alrededor de 10 años simula haber perdido sus gelatinas para provocar la compasión de los transeúntes
¿Se trata de un truco premeditado o de una situación de necesidad extrema?... En la Ciudad de México, específicamente en la estación Durango del Metrobús, usuarios de redes sociales han denunciado una presunta “estafa” que involucra a un niño vendedor de gelatinas.
El menor, de unos 10 años, aparece en la escena con sus productos esparcidos por el suelo, lo que lleva a las personas a detenerse para ofrecerle ayuda económica al creer que ha perdido su fuente de ingresos del día. Sin embargo, la actitud del niño ha despertado sospechas sobre la veracidad del incidente.
TE PUEDE INTERESAR: ¡Cuidado! Condusef alerta por el fraude ‘tallado de tarjeta’; así puedes evitarlo
¿EN QUÉ CONSISTE LA “ESTAFA” DEL NIÑO CON LAS GELATINAS?
El supuesto engaño sigue un patrón similar: el niño es visto sentado en la estación con las gelatinas regadas a su alrededor, aparentemente en estado de shock o tristeza.
Los transeúntes, al verlo, se apresuran a recoger las gelatinas mientras ofrecen billetes de entre 50 y 100 pesos como ayuda. Cuando alguien le pregunta al niño qué sucedió, este se muestra reacio a responder y, en lugar de aceptar la ayuda para recoger los productos, insiste en que no lo hagan y guarda discretamente el dinero que le ofrecen.
La situación ha generado una fuerte reacción en redes sociales, donde algunos consideran que podría tratarse de un esquema organizado para generar compasión y obtener dinero a partir de la empatía de los transeúntes. Sin embargo, otros argumentan que, independientemente de si el hecho es intencional o no, revela la realidad de un niño en situación vulnerable, lo que plantea un dilema ético y legal.
¿DEBE CRIMINALIZARSE ESTA PRÁCTICA EN MENORES DE EDAD SEGÚN LAS LEYES MEXICANAS?
La controversia en torno a este caso plantea la pregunta de si las acciones del menor deberían ser sancionadas penalmente. Según la legislación mexicana, la criminalización de un menor por conductas de esta índole implica considerar una serie de factores.
Edad y responsabilidad penal del menor: En México, la responsabilidad penal para menores de edad varía según su rango de edad. La Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes establece que los niños menores de 12 años no pueden ser sujetos a sanciones penales. En este contexto, un niño de alrededor de 10 años no sería considerado penalmente responsable, sino que podría ser sujeto a medidas de asistencia social para proteger sus derechos y ofrecerle una mejor calidad de vida.
Contexto social y situación de vulnerabilidad: Es importante considerar que muchos niños que trabajan o realizan actividades como la venta de gelatinas lo hacen en situaciones de extrema necesidad. En casos donde se sospeche que el niño actúa por instrucción de un adulto, se trataría más bien de una forma de explotación infantil. En este caso, el menor sería una víctima y no el perpetrador del fraude.
Protección de los derechos del menor: La Constitución y los tratados internacionales firmados por México establecen que todos los menores tienen derecho a la protección contra cualquier forma de explotación. Si la situación de “estafa” se confirma como parte de una estrategia organizada, lo prioritario sería investigar el entorno familiar y social del niño para identificar si hay adultos responsables que lo están manipulando o explotando.
LA RESPUESTA LEGAL Y SOCIAL ANTE CASOS COMO EL DEL NIÑO CON LAS GELATINAS
Dado el contexto legal y social en México, el enfoque para resolver este tipo de incidentes no debería centrarse en la criminalización del niño, sino en la intervención de instituciones como el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y otras organizaciones de protección infantil. Estas instituciones están obligadas a proporcionar el apoyo necesario para garantizar los derechos del menor, brindándole acceso a educación, salud y un entorno seguro.
El caso también pone de manifiesto la necesidad de implementar políticas públicas que aborden el trabajo infantil y la situación de calle en las grandes ciudades. La presencia de menores en situaciones como esta es un reflejo de problemáticas estructurales de pobreza y falta de oportunidades que afectan a muchas familias mexicanas.
TE PUEDE INTERESAR: Condusef: ¿Cuánto cuesta un seguro contra sismos?
¿CÓMO DEBEN ABORDARSE ESTAS SITUACIONES?
La supuesta “estafa” del niño en la estación Durango del Metrobús no debería verse exclusivamente desde un enfoque punitivo. Si bien algunos podrían considerar que se trata de un engaño premeditado para aprovecharse de la empatía de los demás, la realidad es que los niños en situación de calle o en condiciones vulnerables requieren apoyo integral por parte del Estado y la sociedad. La criminalización de estos menores no solo sería ineficaz, sino que además ignoraría las causas subyacentes de su comportamiento.
En lugar de sancionar penalmente al niño, es necesario fortalecer las redes de protección social y trabajar en la erradicación del trabajo infantil, para garantizar que cada menor en México tenga acceso a un futuro digno y lleno de oportunidades.