‘Mutilar a secuestrados era un reto, no era por el dinero’... El día en que Javier Alatorre encaró al ‘Mochaorejas’ (video)
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El día de su detención, el periodista Javier Alatorre lo entrevistó para Hechos de TV Azteca, donde Arizmendi parecía no tener ningún remordimiento por los secuestros, tortura, mutilaciones y asesinatos que cometió
“Yo creo que sí volvería a empezar. Aunque tuviera 100 millones de dólares lo volvería a hacer. Secuestrar era para mí como una droga, como un vicio. Era la excitación de saber que te la estabas jugando, que te podrían matar. Era como adivinar, ahora le corto una oreja a este cuate y va a pagar. ¡Y pagaban! No sentí nada ni bueno ni malo, al mutilar a una víctima; era como cortar pan, como cortar pantalones”, dijo Daniel Arizmendi ‘El Mochaorejas’ en una entrevista para Carlos Monsivais en 1998.
“Cortar orejas era normal para mí, ni me daba miedo ni me daba temor. Como si fuera una cosa normal. Matar, secuestrar, todo es normal”, declaró.
“El Mochaorejas”, fue detenido en agosto de 1998 en Naucalpan, Estado de México. La detención llevó a las autoridades a decomisar 63 casas, 16 vehículos, mil 838 centenarios; 49.2 millones de pesos; 1.3 millones en dólares, joyas y once cuentas bancarias.
El día de su detención, el periodista Javier Alatorre lo entrevistó para Hechos de TV Azteca, donde Arizmendi parecía no tener ningún remordimiento por los secuestros, tortura, mutilaciones y asesinatos que cometió.
“El día de hoy fue de mala suerte para mí, me detuvieron, en calle Lluvia número 21 en Tlalnepantla”, dijo Arizmendi con un semblante de tranquilidad.
Posteriormente Alatorre tuvo otra entrevista con Arizmendi López donde contó, sin ningún remordimiento, como mutilaba a sus víctimas en insistió, no sentía nada al hacerlo.
“Cuando no me daban lo que pedía los mutilaba para que accedieran, al mandarles una oreja creo que es una impresión muy grande para cualquier gente”, expresó.
Arizmendi dijo que las mutilaciones las realizaba con ‘tijeras de pollero’ personalmente.
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Al ser cuestionado sobre su sentir de que a sus hijos les hubiera ocurrido lo mismo que a sus víctimas, ‘El Mochaorejas’ dijo que mataría a toda la familia de quien lo hiciera, aunque dijo, de tener el dinero para pagar el rescate lo daría.
“Me sentiría muy mal, pero si tuviera yo el dinero lo daría, lo que me estuvieran pidiendo, haría una negociación, pediría pena de muerte (para el supuesto secuestrador) y su yo pudiera yo personalmente matarlo o a quialquiera de su familia o a toda su familia”, expresó.
Sobre los motivos para seguir secuestrando, Arizmendi dijo que no lo hacía por dinero sino que significaba un reto para el.
“Mucha gente piensa que es por el dinero pero nada más era por saber si sabía hacerlo o si no podía hacerlo, era un reto’”.
¿Quién es “El Mochaorejas”?
La historia de Daniel Arizmendi va más allá del sensacionalismo de la prensa. Aquella que lo bautizó y apadrinó con un nombre que quedó grabado en el colectivo de todos los mexicanos: un apodo que implica la mutilación de una parte esencial de un sentido del cuerpo humano, ‘El Mochaorejas’ .
El secuestrador nació en Miacatlán, Morelos, el 22 de julio de 1958. Junto con sus padres, Catarino Arizmendi y María López, y sus hermanos, Juan Ubaldo, Aurelio, y Diego, emigró a la Ciudad de México en 1967.
Vivían en la calle número Seis de la colonia San Juan Pantitlán, en la alcaldía Iztapalapa. Reprobó la prueba que tomó para ser admitido en la escuela y, a los nueve años de edad, repitió segundo de primaria en el instituto Juan de la Luz Enríquez.
Catarino era un hombre celoso y alcohólico que golpeaba a María constantemente. No obstante, los cuatro hermanos eran golpeados por ambos padres. Cuando Daniel tenía ocho años se divorciaron. Primero vivieron con la madre, pero después ésta los abandonó y regresaron con Catarino.
Daniel afirmaba que cuando María muriera no lloraría ante su cuerpo.
La familia se mudó a la calle Mario 101 en Ciudad Nezahualcóyotl. No terminó ni una de las dos secundarias a las que asistió, por lo que empezó a trabajar en el taller de Catarino. Con máquinas tejedoras de lana fabricaba gorras, abrigos para bebé y bufandas.
A los 20 años, Daniel Arizmendi conoció y se hizo novio de María de Lourdes Arias, quien estudiaba en ese entonces en la Escuela Nacional Preparatoria de Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se casaron el 27 de agosto de 1977 cuando ella quedó embarazada de su primer hijo, Daniel.
Se conocían desde que Daniel tenía 10 años de edad, y desde ese entonces, se podían observar sus orejas enormes.
Daniel y Catarino eran similares: sin afectos hacia esposas e hijos, con una masculinidad frágil, alcohólicos, celosos, y violentos. Golpeó en repetidas ocasiones a María de Lourdes por acusarla de infidelidad. Tenía la fantasía de encontrarla con otro hombre en el hospital donde trabajaba.
Además de que ella tenía un empleo estable en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y él era incapaz de conseguir y mantener un trabajo.
La indiferencia se terminaba cuando golpeaba con violencia a su esposa y a sus hijos, quienes le preguntaban a su madre si su padre los quería.
Después de trabajos en otras fábricas, en la Secretaría de Marina, y como chofer particular y de transporte público, ingresó a la Policía Judicial de Morelos cuando tenía 26 años, recomendado por Aurelio, su hermano.
Estuvo solamente dos meses. Un detenido conocido como El Móvil, obeso y de piel blanca y a quien conoció en los separos del Ministerio Público, le enseñó cómo robar vehículos usando un desarmador y pinzas de presión.
Así comenzó su carrera delictiva. Escalando. Poco a poco.
Fue detenido por primera vez en diciembre de 1990 por la Policía Judicial del Estado de México. Encerraron a Aurelio a otros miembros de la banda criminal que había creado en el penal de Barrientos, en Tlalnepantla, pero después de empeñar una casa y conseguir dinero prestado, salió libre.
Comenzó a dedicarse al secuestro cuando una sobrina de su esposa le platicó que habían plagiado a una persona en la ciudad de Cuernavaca. Sus cautivadores habían exigido a la familia un millón de pesos.
Se dio cuenta de lo “fácil” que era y empezó a secuestrar con la misma banda con la que robaba automóviles: su hermano Aurelio, los hermanos Paz Villegas, Raciel El Rachi, Joaquín Parra Zúñiga, y un hermano de éste.
El primer secuestro que realizó fue el de Martín Gómez Robledo, dueño de una gasolinera. Lo trasladaron en una camioneta por la autopista México–Puebla a su casa de seguridad: el lugar también lo utilizaban como un refugio para guardar los vehículos robados.
Encerraron a Gómez Robledo desnudo en el baño, lo ataron de pies y manos, le vendaron los ojos, y no le dieron comida ni agua. Arizmendi exigió a la familia de la víctima un millón de pesos, pero como estuvo abierto a las negociaciones, terminó recibiendo 350 mil.
Al darse cuenta que el negocio no sería tan rentable si estaba dispuesto a negociar, El Mochaorejas comenzó a utilizar medidas más crueles. Durante su séptimo secuestro, le cortó una oreja a Leobardo Pineda, propietario de distintas bodegas en Ixtapaluca, Estado de México.
Su familia reprobó el hecho. No obstante, terminó pagando el rescate en su totalidad.
“El Mochaorejas”, fue detenido en agosto de 1998 en Naucalpan, Estado de México. La detención llevó a las autoridades a decomisar 63 casas, 16 vehículos, mil 838 centenarios; 49.2 millones de pesos; 1.3 millones en dólares, joyas y once cuentas bancarias.
Los amparos para que se revisarán las sentencias impuestas fueron presentados en mayo, octubre y diciembre de 2021.
En los tres casos, al ser turnados a la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la contestación de los magistrados fue la misma: ninguno solicitó la atracción de la petición para ser estudiados y debatidos en sesión.
De acuerdo con la lista de notificaciones judiciales del Consejo de la Judicatura Federal (CJF), la primera solicitud que hizo “El Mochaorejas”, secuestrador que mutilaba a las víctimas para obtener el pago que exigía, está relacionada con la sentencia del 31 de mayo de 2001 en la que fue condenado a pasar 50 años en prisión, condena que un Tribunal Unitario del Estado de México redujo a 40 años.
La sentencia tiene relación con los expedientes 342/2000,119/1998 y su acumulado 129/1998. De acuerdo con los documentos fue condenado por el secuestro de los empresarios Abelino Soberano y Humberto Pulido; por el homicidio de Abraham Genaro López Zepeda, así como por la privación ilegal de la libertad de María Blanca Rosy Duran.
El segundo amparo que presentó, y el cual fue rechazado, es el relacionado con la sentencia del 18 de diciembre de 2003, en la que fue condenado a pasar 38 años en prisión por secuestro y delincuencia organizada.
La última petición de atracción de Daniel Arizmendi López, “El Mochaorejas”, fue contra una sentencia en 2009 en la que fue condenado a pasar 80 años en prisión, por asociación delictuosa y secuestro, falló relacionado con los expedientes 87/2009 y 78/2004.
El máximo tribunal del país revisó las sentencias que le fueron impuestas en 2001, 2003 Y 2009, condenas que acumulan 158 años de prisión.