Cuando el silencio es cómplice
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Hace casi ocho meses Susy desapareció del pequeño departamento que rentaba, sólo dejó a su cachorro y algunas pistas; su madre la sigue buscando
La tarde del 26 de enero de 2012, Imer Martínez López tocó la puerta de la señora Tenjhay. Le explicó que era el patrón de su hija, Susana González Tenjhay, pero ésta había faltado a trabajo por dos días y había apagado el celular, lo cual era extraño. Y es que durante el par de años que la joven llevaba como asistente en el despacho contable, había demostrado ser responsables y considerada.
Tras comprobar que no la podían localizar a través del teléfono, varios familiares se trasladaron al departamento en el que Susy, como le decían, vivía desde hacía cinco meses, en Huilango, Cuautitlán Izcalli, Llamaron a la puerta sin resultado, Pidieron a la casera que les prestara algo para abrir el candado. Adentro hallaron sólo al cachorro de Susy (un regalo del novio con el que había estado por varios años), y al que ella siempre llevaba a todas partes. Su mamá decidió llevarlo a casa para alimentarlo, pero cuando buscaron su correa, no la encontraron por ninguna parte.
Los familiares preguntaron entre los vecinos. Algunos dijeron que la noche del 24 habían escuchado a una mujer gritar: "¡ya no mepegues!", desde el departamento de Susana. Sin embargo, nadie se asomó.
"Ya sabe cómo es la gente, que prefiere no meterse. Piensan que es un asunto privado, de pareja", relata Alejandra González Estrada, tía de Susana, al explicar las condiciones en las que desapareció su sobrina de 22 años, quien, además de trabajar, hasta el día en que desapareció era estudiante del cuarto semestre de Contaduría en la FES Cuautitlán y mantenía un promedio de 9.4.
Alejandra González muestra varias fotografías de Susana. Ojos grandes, tez morena clara. Alta. Delgada. En Facebook ha escrito: "Soy un ser humano común y corriente que cree todavía en la humanidad, en el amor, en la luz (...) Tengo la gran bendición de estar en este maravilloso lugar, con las maravillosas personas que me rodean y siempre trato de darles lo mejor de mí, aunque no lo valoren".
El 27 de enero, la familia de Susy interpuso una denuncia ante el Ministerio Público y poco tiempo después los agentes realizaron una inspección ocular en el departamento de Susana. Hallaron un recibo de una tienda Soriana, fechado el 24 de enero, a las 5:08 pm, que daba cuenta de la compra de dos cajas de píldoras anticonceptivas. éstas tampoco se encontraron en e departamento.
Los policías ministeriales dieron de las pocas cosas que había en el departamento de Susana: un colchón inflable, una televisión grande, una parrillita eléctrica y unos pocos trastes de cocinad, además de ropa y zapatos. Pequeño, como el típico hogar de una estudiante que vive sola. Es Alejandra quien relata que a los familiares nunca se les ocurrió revisar el colchón, en busca de huellas o rastros de violencia.
Los agentes interrogaron a dos personas de interés. El primero es Jesús Castro, padrastro de Susy, ya que ella lo denunció por maltrato y era la razón por la que se había ido de la casa materna. El segundo es Alfonso Cruz Leguizamo, su novio de varios años. Este último alegó que el 24 de enero la esperó en la calle y alrededor de las 10:00 de la noche entró al departamento para ver televisión. Como ella nunca llegó, se fue. Añadió que quería llevarse el colchón inflable y la televisión, que eran suyos, porque él y Susy habían terminado tres meses atrás.
Pero es muy raro, explica la tía de Susana: ¿Por qué pagaba la renta si ya habían terminado?. En una entrevista posterior, Alfonso dijo que había estado esperando a la joven hasta las 2:00 de la mañana y no había entrado al departamento. Un mes y medio después, la madre de Susy volvió a entrar con los policía. Alguien se había llevado el colchón inflable y una olla y por primera vez notaron la ausencia de dos pantalones. El perrito de Susana ya no es un cachorro. La señora Tenjhay lo cuida, mientras sigue buscando a su hija.Â