Mujeres abren brecha en la élite del Ejército

Nacional
/ 23 septiembre 2015

Cuatro militares del sexo femenino han demostrado el valor y la capacidad para alcanzar rangos y puestos antes reservados para varones

CIUDAD DE MÉXICO.-Cuatro mujeres han abierto caminos inexplorados en el Ejército mexicano para lograr la equidad de género, principalmente en dos ramas fundamentales: la justicia militar y los derechos humanos.

Se han convertido en el ejemplo a seguir de miles de mujeres que trabajan y se desarrollan en el instituto armado, y han alcanzado rangos y puestos tradicionalmente reservados a varones.

Su papel no ha sido fácil en una institución que recluta, adiestra y prepara a hombres, pero éstas y otras mujeres han demostrado el valor, la capacidad y la tenacidad para ascender en la escala militar y establecer precedentes para que en el Ejército se considere que ellas tienen los mismos derechos y oportunidades que sus compañeros.

De las cuatro mujeres, dos están adscritas a la Procuraduría Militar, una como auxiliar del procurador y otra como agente investigadora. Las otras dos están encargadas de difundir y vigilar que se apliquen los programas necesarios para implementar la equidad de género y los derechos humanos.

Son las primeras en ocupar esos cargos y reconocen que su vida no ha sido fácil, sobre todo cuando tienen bajo sus órdenes a soldados varones.

Afirman que el carácter y la disciplina del Ejército han forjado su vida y seguirán con ahínco su trabajo hasta lograr que otras mujeres lleguen a más puestos. Históricamente, sólo seis mujeres han sido generales. Una está en activo.

"Es humanizar al Ejército mi meta"

Paula María Guadalupe Trigueros Ríos, quien tiene ya 20 años de servicio, es la primera mujer que se desempeña como agente del Ministerio Público adscrita a la Procuraduría Militar; ella analiza las averiguaciones previas de quienes son presuntos responsables de un delito.

"Somos auxiliares del procurador (militar), tenemos que  estudiar y revisar las averiguaciones previas que llegan con propuestas de archivo para autorizar que se archive o se perfeccione la indagatoria para ejercitar acción penal. Se debe revisar para ver si es factible archivarla, pero, si no, se regresan para que se perfeccione. También me toca coordinar la sección de retiros de acción penal, que es un beneficio que da el secretario por medio de la Procuraduría", señala.

En sus 20 años de servicio, ella se ha desempeñado como agente del Ministerio Público, secretaria de Juzgado, secretario técnico de la prisión militar y, ahora, auxiliar del procurador.

Ser profesional, madre, mujer y trabajar en el Ejército mexicano ha significado para Guadalupe un constante reto.

"Yo creo que sí se compensan los sacrificios, tengo tres hijos y sí me he perdido de muchas cosas importantes y trascendentes para ellos, pero tuvieron el apoyo de su papá y eso me compensa; mis hijos dirán siempre que los dejé, pero ahora que ascendí están orgullosos de mí."

Considera que trabajar en el ámbito de la procuración militar es difícil.

"La aplicación de la justicia es de lo más difícil, pero lograrla es muy importante. Ver las cosas de manera fría, pues la libertad es la máxima del derecho porque de ahí depende la vida de una persona.

"Estamos tratando de humanizar al Ejército, de tomar en cuenta la trascendencia que tienen las penas y las consecuencias que tendría, por ejemplo, perdonar delitos no graves.

"Tratamos de ver todos las aspectos y humanizar la justicia, que debe ser estricta, sobre todo en el Ejército, donde la columna vertebral es la disciplina", asegura.

Guadalupe Trigueros afirma tener una gran responsabilidad sobre sus hombros, pero "siempre tratamos de hacerlo bien, de ser muy exigentes y, como mujeres, tenemos una presión, una carga, pero no la siento pesada, porque estamos abriendo camino".

"Hacerme militar fue como volver a nacer"

A Rocío Quintero González, quien se desempeña como agente investigadora del Ministerio Público Militar, ingresar al Ejército mexicano le costó muchas lágrimas.

"Yo siempre digo que haberme hecho militar fue una especie de suicidio, porque morí y volví a nacer.

"Yo soy una persona nueva, una persona con muchas ganas de vivir, porque precisamente con las limitaciones de libertad que tenemos aquí, el poco tiempo que tenemos para estar con nuestras familias y disfrutar la vida nos hace valorarlos más; entonces el ser militar, además de ser un gran honor, representa ser una nueva persona", considera Quintero González.

Madre de una hija de cuatro años, Rocío Quintero afirma que como militares se adiestran en diversas disciplinas, incluido el manejo de armas de alto poder.

"A todos los que entramos en el Ejército nos adiestran en el uso de las armas y también el acondicionamiento físico es primordial; tenemos que estar en forma la mayoría de los militares.

"Sí estamos capacitados para manejar armas de alto poder: todos los soldados somos soldados, capaces de participar en cualquier acción bélica o de servicio."

En el desempeño de su trabajo, Rocío Quintero dice que se debe ser muy estricta la aplicación del derecho, aunque se trate de algún compañero. "A nosotras nos toca investigar a compañeros del Ejército y ejercitar acción penal en contra de ellos, de acuerdo con lo que se determine, pero no podemos aplicar aquí el sentimentalismo, sino aplicar la ley y ésa es la forma más justa de trabajar".

El reto es la igualdad

Para Beatriz Adriana Yépez Corona, la asignación en la Dirección General de Derechos Humanos, en el grupo de promoción y difusión de la cultura de la igualdad y equidad de género, ha significado un gran reto.

"Llevamos programas a escala nacional de todas las regiones donde se capacita el personal militar: mujeres y hombres.

"Va enfocado en específico a los hombres, como un asunto de sensibilización que permita que las mujeres no vivan en un ambiente hostil; que ellos se adapten a nosotras y que hagan conciencia de que podemos ocupar los puestos que hoy tienen hombres.

"En algunos casos tendrán que subordinarse, por jerarquía o puesto", menciona.

Equidad, ardua tarea

Margarita Colín Rico, quien se encuentra adscrita a la Dirección de Derechos Humanos en el grupo de enlace, afirma que lograr la equidad de género en el ámbito militar ha sido una ardua tarea, pues aún hay resistencias para establecer la igualdad de la mujer en las fuerzas armadas.

Para Colín Rico, ser militar es un orgullo, sobre todo cuando se tiene que servir a México y los mexicanos.

Aunque la presencia de la mujer tiene antecedentes históricos dentro del Ejército, sobre todo en la época de la Revolución mexicana, hace apenas cinco años comenzó la apertura para ellas en áreas distintas a cuestiones ajenas a la medicina y la enfermería y ahora hay diez mil 388 mujeres militares.

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