"El Mijis" : "en la pandilla tienes a los enemigos de frente, en la política en la espalda"
COMPARTIR
Tatuado de brazos y el pecho, plagado de cicatrices por decenas de riñas, donde pegó y le pegaron, "El Mijis", de 40 años, posee una figura de claroscuros y un lenguaje muy banda, que suele mezclar con el de activista.
El diputado local potosino Pedro Carrizales (PT) está consciente de la polarización que protagoniza la sociedad -virtual y real- y también sabe que así como tiene seguidores atrae detractores y hasta gente que lo que quiere ver muerto.
Quizás por eso, externa, “ya no sé ni qué hacer, casi tengo que caminar con pies de plomo y con vista atrás; en la pandilla tienes a los enemigos de frente y en la política los tienes en la espalda”.
Pareciera que Carrizales, el exchavo banda contratista que llegó al Congreso de San Luis Potosí por mandato popular se victimiza, pero aclara que no se tira al piso.
“No es que me victimice, …me parece que es un cochinero la política y más en la medida de lo que me está sucediendo”, dice en entrevista con Notimex, donde da cuenta del arresto del pasado 2 de junio en Aguascalientes, uno de sus atentados y del cambio que dio su vida de activista a diputado.
Tatuado de brazos y el pecho, plagado de cicatrices por decenas de riñas, donde pegó y le pegaron, "El Mijis", de 40 años, posee una figura de claroscuros y un lenguaje muy banda, que suele mezclar con el de activista, que lo es, centrando su narrativa en la defensa de los chavos, los marginados, los vulnerables, “los invisibles”, como él les llama.
Pedro, quien creció en un barrio bravo de San Luis Potosí quiso ser actor, estudiar artes y otros oficios, pero, según dice, su entorno marginal y violento, así como el abandono de su padre a la familia se lo impidieron.
Entonces se enroló en la banda, con todo lo que esto implica: drogas, pleitos “y malas decisiones”.
“(Pero) jamás fui asaltante, yo jamás fui ratero, jamás fui asesino, como se maneja por ahí. Fui muy peleonero, eso sí, ahí están las marcas”, comparte y recuerda que fueron varias las veces que vio de cerca la muerte.
Luego, el contratista chavo banda realizó trabajo comunitario entre pandillas, se fijó como meta pacificar su entorno, su comunidad, su estado y voló alto al pedalear en su bicicleta por diversas partes del país, demandando un alto a la discriminación hacia las personas que, como él, “tomaron malas decisiones” y un llamado a la pacificación.
Posteriormente, cuando la coalición Juntos Haremos Historia lo registró como candidato a diputado local en San Luis, surge una andanada de críticos.
Muchos no concebían ver a un chavo banda, con tatuajes, exprocesado por riña (absuelto) como aspirante a parlamentario, añade el legislador del Partido del Trabajo (PT).
“Ese grito de existencia era eso, decirle a la sociedad que estamos, que pertenecemos a esta sociedad y no se nos ve, somos invisibles; obviamente con lo que pasó, ahora sí que se sacó todo el racismo que existe en nuestro país y el clasismo, se hizo visible un sector vulnerable”.
Las redes sociales provocaron que el entonces candidato a diputado fuera proyectado a nivel nacional y continental. Y ganó.
Pero ya como actor político, Carrizales no la ha tenido fácil; al contrario, legislar contra las peleas de gallos y corridas de toros, enfrentar al gremio de comerciantes y promover otras leyes para beneficio de sectores vulnerables y de jóvenes, ha provocado, dice, que su familia y él hayan sufrido dos atentados a balazos y recibido amenazas y presiones.
Un atentado lo sufrió el 3 de febrero pasado al circular en su vehículo por el camino a Santa Rita, delegación Pozos en San Luis Potosí, cuando uno o varios sujetos a bordo de motocicletas le dispararon.
“No te puedo hablar mucho de eso, … (pero) la gente se va con la finta, ven tantos impactos de balas (sic) ¿Cómo es que no salió lesionado? Pues es que deben enterarse, por eso no deben de prejuzgar, los balazos de adentro son de mis escoltas".
“Nada más que ellos repelieron la agresión, no tuvieron chace de sacar ni la metralleta, jamás pensaron que yo trajera escoltas armados, pero los balazos de adentro son de mis escoltas”, narra "El Mijis”.
Carrizales dice que a raíz de aquel ataque, algunos compañeros legisladores supusieron que se trató de un montaje. “Se sintieron analistas faciales, criminólogos, peritos, hablando de mi”.
De la escaramuza que se armó el 2 de junio pasado en Aguascalientes, donde fue acusado de armar una riña campal junto con al menos otras 10 personas, por lo que estuvo detenido varias horas, sostiene que fue víctima de un arresto arbitrario.
Explica que todo se originó porque sorprendió al entonces candidato panista a diputado local en Aguascalientes, Quique Galo, ejerciendo compra de votos.
Contrario a la versión oficial de la policía hidrocálida y a la mayor parte de las versiones vertidas por diarios de Aguascalientes y algunos nacionales, él, su hijo, su escolta y otro acompañante a su labor de observador en los comicios locales, fueron víctimas de detención ilegal, golpes y torturas por parte de particulares protegidos por policías estatales, asegura.
Por ello, dijo, presentó una queja en su momento ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Hoy "El Mijis", luego del ataque a balazos perpetrado en mayo del año pasado en la casa de su padre, en San Luis Potosí, la amenazas en su contra y el atentado también a balazos que sufrió en febrero pasado, anda con más cuidado.
Desde la perspectiva de Pedro Carrizales, México está polarizado, en medio de una crisis social “canija”, donde hay quienes deciden quién vive y quién muere.