Encuentran restos de principal cancha de juego de pelota de Tenochtitlan

Nacional
/ 26 enero 2016

El hallazgo se realizó en un predio en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde en 2010 se localizó el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl; también fue descubierta una ofrenda humana

Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia descubrieron los restos de la principal cancha de juego de pelota de la antigua Tenochtitlan, durante los trabajos de salvamento del Programa de Arqueología Urbana.

El hallazgo se realizó en el predio de la calle Guatemala, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde en 2010 se localizó el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, deidad mexica del viento.

Durante las excavaciones realizadas en 2014, especialistas dejaron al descubierto los vestigios de una plataforma orientada de este a oeste, cuya longitud aún se desconoce.

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Dicha sección de la estructura, que mide 9 metros de ancho y se encuentra a 6.45 metros al sur del Templo de Ehécatl, presenta tres etapas constructivas correspondientes a las fases V, VI y VII del Templo Mayor, y abarca el periodo comprendido entre 1481 y 1521.

La fase VI, edificada hacia 1486-1502, es la mejor conservada.

Además, en el costado norte de la plataforma que delimita al juego de pelota se localizaron dos escalinatas superpuestas de cuatro peldaños, con sus respectivas banquetas que comunicaban con el Templo de Ehécatl.

Bajo una de ellas, los arqueólogos encontraron una ofrenda única por sus características, respecto con otras localizadas en estructuras del recinto sagrado de Tenochtitlan.

La ofrenda estaba conformada por varios grupos de cervicales humanas, entre dos y seis vértebras en cada conjunto, que aún guardaban su posición anatómica y presentaban buen estado de conservación.

Los expertos también recuperaron navajillas y puntas de maguey, entre otros materiales que aluden al sacrificio.

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La ofrenda fue localizada a una profundidad de 1.60 metros, en un espacio de aproximadamente 45 centímetros de diámetro, detallaron María García Velasco, maestra en Antropología Física, y los arqueólogos Fernando Orduña Gómez y Lorena Vázquez Vallín.

Tras realizar un estudio antropofísico se determinó que los restos correspondían a una treintena de individuos, entre niños, jóvenes y adultos.

Al parecer, los huesos del cuello se depositaron con los tejidos blandos, ya que conservaban su disposición anatómica. Debido a esto se tomaron muestras de sedimento para futuros análisis en busca de restos proteicos que pudieran indicar la presencia de sangre en el depósito, dijo María García.

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"Al hacer el registro y análisis de los grupos de cervicales que conforman la ofrenda, encontramos que pertenecían a 31 individuos entre infantiles, juveniles y adultos; en 18 de éstos había presencia del hueso axis (la segunda vértebra cervical), lo que es importante para profundizar en el conocimiento acerca de la técnica de desarticulación del cráneo.

"Es factible que algunos individuos hayan sido sacrificados como pago a los dioses, convirtiéndose en un alimento para la continuidad de la vida", concluyó.

En el otro extremo de la cancha, en el lado sur, se identificó la superposición de los restos de tres muros estucados en forma de talud de aproximadamente 1.95 m de altura.

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