Etiquetado en México no ayuda a ciudadanos a saber lo que consumen

Nacional
/ 30 agosto 2018

"No podemos seguir envenenando a nuestros hijos y nuestros cuerpos. Si bien la solución no es el etiquetado, tener información clara ayudaría a mejorar la calidad de productos que consumimos", señaló en conferencia de prensa la doctora Ana Lilia Rodríguez Ventura.

México.- Los ciudadanos tienen derecho a estar informados para tomar decisiones respecto a los alimentos que consumen y el etiquetado en México no ayuda en ello, consideraron hoy especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

"No podemos seguir envenenando a nuestros hijos y nuestros cuerpos. Si bien la solución no es el etiquetado, tener información clara ayudaría a mejorar la calidad de productos que consumimos", señaló en conferencia de prensa la doctora Ana Lilia Rodríguez Ventura.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México rechazó ayer cambiar el etiquetado en alimentos y bebidas.

Por cuatro votos contra uno, la Segunda Sala de la SCJN negó el amparo promovido por la asociación El Poder del Consumidor, y confirmó la constitucionalidad del sistema de etiquetado diseñado en 2014 por la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).

"Es un etiquetado que no es claro. Estamos consumiendo demasiada azúcar y edulcorantes en todos los alimentos, porque no tenemos información al respecto", aseveró la investigadora del Instituto de Fisiología Celular (IFC) Marcia Hiriart.


Durante la conferencia "Bebidas azucaradas y comida chatarra: un riesgo para la salud", las especialistas mostraron el resultado de un estudio que busca demostrar los efectos del consumo de bebidas azucaradas.

Para ello, las investigadoras desarrollaron un modelo con ratas a quienes se les suministró una bebida similar al jugo o refresco, con sacarosa al 20 %.

La sacarosa, que es el azúcar blanco de mesa, está formada por glucosa y fructuosa.

Después de dos meses de ingerir esta bebida aumentó su grasa abdominal, los triglicéridos y la intolerancia a la glucosa, señaló la doctora Myrian Velasco.

Esto, dijo, incrementa la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2, además de elevar la incidencia de enfermedades cardiovasculares y de síndrome metabólico.

La doctora Ana Lilia Rodríguez, endocrinóloga de la Facultad de Medicina de la UNAM, dijo que es necesario hacer un llamado a la sociedad respecto a esta problemática.

 

"En 2003, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronosticaba que para 2025 habría unos 333 millones de personas en el mundo con diabetes; esta cifra se rebasó en 2016, cuando se señaló que para entonces ya había 422 millones de personas a nivel mundial con este padecimiento y la cifra sigue en aumento", dijo.

La especialista aseveró que es importante hacer conciencia, sobre todo porque la única manera de revertir esta tendencia es con un estilo de vida saludables, buena alimentación y la práctica de actividad física.

"No estamos comiendo de manera saludable. El ritmo de vida que tenemos actualmente nos lleva al consumo frecuente de comida chatarra, pero una sola comida rápida nos proporciona el 50 % del valor energético que necesitamos", señaló Rodríguez.

Además, los salarios en México son bajos y "no alcanza para tener una vida más saludable".

Rodríguez explicó que mejorar el estilo de vida es dos veces más efectivo que cualquier fármaco contra la diabetes, "pero para eso hay que llevar una dieta correcta, respetar nuestras horas de sueño, además de evitar el tabaquismo, el consumo de alcohol y elevar la actividad física".

Las expertas señalaron que es necesario educar de manera masiva a la población sobre los estilos de vida saludable, además de capacitar al personal de salud al respecto.

Por su parte, Hiriart dijo que no solo se deben aprobar políticas como el impuesto a las bebidas azucaradas, sino "enfocar esos recursos a garantizar ambientes saludables en las escuelas, pues se dijo que los mismos se usarían para llevar agua potable a ellas y no se ha hecho".

Finalmente, la doctora Rodríguez apuntó que la solución no es prohibir las bebidas azucaradas y la comida chatarra, sino informar acerca del daño a la salud que representan este tipo de productos. 

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