Rosario Robles cumple un año en prisión y escribe carta para pedir 'justicia' no 'venganza'
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La colaboradora del Gobierno priista de Enrique Peña Nieto cumple este miércoles un año presa en el penal femenil de Santa Martha Acatitla, a donde fue trasladada después de que el Juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna le imputara dos cargos por ejercicio indebido del servicio público tanto en la Sedesol como en la Sedatu
Ciudad de México.– Después de un año en prisión, Rosario Robles Berlanga, extitular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), aseguró este jueves que “la venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros, y una procuración de justicia selectiva” la mantienen encerrada en el penal femenil de Santa Martha Acatitla.
“Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente. La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros, y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí. Se me acusa de una omisión (que no de corrupción) que no merece prisión, se han violado mis derechos al debido proceso y a la presunción de inocencia. Se me juzga por quien soy y no por lo que supuestamente hice”, dijo a través de una carta.
En el documento, publicado en su cuenta de Twitter, la exfuncionaria afirmó que “se ha puesto en marcha toda una maquinaria para denostarme, difamarme, hacer escarnio de mi persona, con una saña que es proporcional al miedo y al odio que me tienen”.
“Llama la atención que soy la única en esta condición. A quienes se les ha acusado de delitos más graves se les respetan sus derechos, y a los delincuentes del crimen organizado se les ha dejado flagrantemente en libertad. La conclusión es clara: no se trata de un ánimo de justicia. Estoy aquí porque me llamo Rosario Robles. También porque soy mujer”, indicó.
Asimismo, la exsecretaria de Estado señaló que “quieren borrar una vida entera de lucha por mejorar nuestro país, y por abrir espacios y pelear por los derechos de las mujeres. Quieren borrar mi historia, anularme, silenciarme. No es la primera vez”.
“A mujeres que se han atrevido a subvertir el orden patriarcal se les ha condenado; se les ha mandado a la hoguera o a la guillotina, se les ha obligado a vestirse de hombres para ser reconocidas o confinadas a un convento. Miles han sido asesinadas por su pareja; a otras nos mandan a la cárcel para excluirnos, borrarnos. Pero más temprano que tarde aparecerán en mi camino juzgadores que con valentía apliquen la ley y me hagan justicia”, confió.
En la misiva, Robles Berlanga contó que está tranquila, tal como recientemente lo dijo recientemente el Presidente Andrés Manuel López Obrador: “mi tribunal es mi propia conciencia”. Sin embargo, recordó que “el problema es para quienes mandan mensajes equivocados a la sociedad: mejor huye porque si te presentas voluntariamente, tu delito no es grave y eres leal a tus principios, pero eres considerado adversario/a, tu destino es la cárcel”.
“A veces despierto desolada, pero entonces pienso que lo mío es nada frente al duro hecho de que más de 55 mil familias mexicanas están de luto y abandonadas en su dolor, que muchos tienen hambre, que cientos de miles se han quedado sin trabajo y que muchas madres tendrán que optar entre trabajar para darle de comer a sus hijos o quedarse en casa para hacerle de maestras o cuidadoras porque el Estado ha delegado en ellas lo que es su responsabilidad”, señaló.
Además, Rosario Robles consideró que “a fin de cuentas, a pesar de la situación, estoy agradecida porque estoy viva y sana. Porque mi hija Mariana (mi mayor tesoro) goza de salud y ante esta adversidad ha mostrado una fuerza que me hace sentir orgullosa, porque mi familia y mis amigos se encuentran bien y no me abandonan, porque muchísima gente a la que no conozco me ha enviado su solidaridad y bendiciones”.
“Por otra parte, siempre me he sentido orgullosa de que soy de los pocos políticos/as que han recorrido el país, que han llegado hasta los lugares más recónditos. Siempre he dicho que he trabajado por las comunidades más pobres, y porque las mujeres rompan las cadenas que las atan (hay una ley Robles, por ejemplo). Pero ahora he tenido oportunidad de estar con las olvidadas entre las olvidadas. Con las mujeres que nadie voltea a ver (yo misma no lo había hecho), muchas de las cuales son inocentes. Algunas porque son indígenas o porque no tienen recursos para una buena defensa”, agregó.
A su vez, narró que ha “conocido de primera voz relatos desgarradores. La cárcel tiene cara de pobreza. La injusticia tiene cara de mujer. Aquí he asumido una causa más. La de muchas de estas mujeres que se me acercan con la esperanza de encontrar una luz, una palabra de aliento, una solución”.
“Porque el poder (de servir) no te lo da un cargo, sino la fuerza interior y una trayectoria que aún en este lugar de oscuridad muchas respetan. No dejo de luchar entonces. Quiero demostrar mi inocencia. Pronto dejaré atrás este episodio. Estoy segura. Mientras tanto, gracias, muchas gracias a las y los que con su fuerza me han sostenido, en especial a mi Mariana que no me deja caer. Pronto podremos darnos un abrazo”, finalizó.
ABOGADOS CONFÍAN EN VER LIBRE A ROBLES
Rosario Robles podría quedar libre “a principios de octubre” con el amparo que fue admitido a trámite recientemente contra la medida cautelar de prisión preventiva que le dictó un Juez, reveló su abogado esta mañana en entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva.
“Fuimos en un amparo en contra de la medida cautelar. Ese amparo ya fue admitido, el 4 de agosto. Tenemos ya tribunal, es el Cuarto Juzgado de distrito en Materia de Amparo”, confirmó Epigmenio Mendieta, defensor de la exfuncionaria, a Grupo Fórmula.
Durante la conversación con el medio, confió en que con este recurso Robles Berlanga consiga “estar libre en menos de 45 días, dos meses a lo máximos; o sea, a principios de octubre”. De acuerdo con el litigante, “eso significa que podrá enfrentar su proceso en libertad“.
La colaboradora del Gobierno priista de Enrique Peña Nieto cumple este miércoles un año presa en el penal femenil de Santa Martha Acatitla, a donde fue trasladada después de que el Juez Felipe de Jesús Delgadillo Padierna le imputara dos cargos por ejercicio indebido del servicio público tanto en la Sedesol como en la Sedatu.
Los cargos son “agraviados” por tratarse, dijo, de un delito continuado; la vinculó a proceso y le decretó medidas cautelares de prisión justificada. Posteriormente, el abogado de Rosario Robles dijo en esa ocasión que se había violado la presunción de inocencia de su clienta y criticó que el sistema se encarnizó contra alguien que “es inocente”.
Hoy, Epigmenio Mendieta detalló que “Rosario está delgada, enferma por las condiciones propias de su edad y con algunos padecimientos crónicos, pero está fuerte anímicamente y emocionalmente. La hace fuerte el abrazo de su familia, el abrazo de sus amigos”.
Carta de Rosario Robles Hoy cumplo un año de estar privada de mi libertad injustificadamente. La venganza de unos, la cobardía y el silencio cómplice de otros, y una procuración de justicia selectiva me tienen aquí. Se me acusa de una omisión (que no de corrupción) que no merece prisión, se han violado mis derechos al debido proceso y a la presunción de inocencia. Se me juzga por quien soy y no por lo que supuestamente hice. Se ha puesto en marcha toda una maquinaria para denostarme, difamarme, hacer escarnio de mi persona, con una saña que es proporcional al miedo y al odio que me tienen. Llama la atención que soy la única en esta condición. A quienes se les ha acusado de delitos más graves se les respetan sus derechos, y a los delincuentes del crimen organizado se les ha dejado flagrantemente en libertad. La conclusión es clara: no se trata de un ánimo de justicia. Estoy aquí porque me llamo Rosario Robles. También porque soy mujer. Quieren borrar una vida entera de lucha por mejorar nuestro país, y por abrir espacios y pelear por los derechos de las mujeres. Quieren borrar mi historia, anularme, silenciarme. No es la primera vez. A mujeres que se han atrevido a subvertir el orden patriarcal se les ha condenado; se les ha mandado a la hoguera o a la guillotina, se les ha obligado a vestirse de hombres para ser reconocidas o confinadas a un convento. Miles han sido asesinadas por su pareja; a otras nos mandan a la cárcel para excluirnos, borrarnos. Pero más temprano que tarde aparecerán en mi camino juzgadores que con valentía apliquen la ley y me hagan justicia. Yo estoy tranquilo como dijo recientemente el Presidente “mi tribunal es mi propia conciencia”. El problema es para quienes mandan mensajes equivocados a la sociedad: mejor huye porque si te presentas voluntariamente, tu delito no es grave y eres leal a tus principios, pero eres considerado adversario/a, tu destino es la cárcel. A veces despierto desolada, pero entonces pienso que lo mío es nada frente al duro hecho de que más de 55 mil familias mexicanas están de luto y abandonadas en su dolor, que muchos tienen hambre, que cientos de miles se han quedado sin trabajo y que muchas madres tendrán que optar entre trabajar para darle de comer a sus hijos o quedarse en casa para hacerle de maestras o cuidadoras porque el Estado ha delegado en ellas lo que es su responsabilidad. A fin de cuentas, a pesar de la situación, estoy agradecida porque estoy viva y sana. Porque mi hija Mariana (mi mayor tesoro) goza de salud y ante esta adversidad ha mostrado una fuerza que me hace sentir orgullosa, porque mi familia y mis amigos se encuentran bien y no me abandonan, porque muchísima gente a la que no conozco me ha enviado su solidaridad y bendiciones. Por otra parte, siempre me he sentido orgullosa de que soy de los pocos políticos/as que han recorrido el país, que han llegado hasta los lugares más recónditos. Siempre he dicho que he trabajado por las comunidades más pobres, y porque las mujeres rompan las cadenas que las atan (hay una ley Robles, por ejemplo). Pero ahora he tenido oportunidad de estar con las olvidadas entre las olvidadas. Con las mujeres que nadie voltea a ver (yo misma no lo había hecho), muchas de las cuales son inocentes. Algunas porque son indígenas o porque no tienen recursos para una buena defensa. He conocido de primera voz relatos desgarradores. La cárcel tiene cara de pobreza. La injusticia tiene cara de mujer. Aquí he asumido una causa más. La de muchas de estas mujeres que se me acercan con la esperanza de encontrar una luz, una palabra de aliento, una solución. Porque el poder (de servir) no te lo da un cargo, sino la fuerza interior y una trayectoria que aún en este lugar de oscuridad muchas respetan. No dejo de luchar entonces. Quiero demostrar mi inocencia. Pronto dejaré atrás este episodio. Estoy segura. Mientras tanto, gracias, muchas gracias a las y los que con su fuerza me han sostenido, en especial a mi Mariana que no me deja caer. Pronto podremos darnos un abrazo. Rosario Robles 13 de agosto 2020