1988, el punto de inflexión del PRI

Opinión
/ 6 octubre 2025

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1988 detona el punto de inflexión del turbo virreinato. Cuando la revolución consiguió rostro, valores y defectos

Somos soldados del PRI. La televisión mexicana esta hecha para jodidos. Cada uno de los dichos de Emilio Azcárraga Milmo representó la época del presidencialismo único. Los tres sectores del partido CNC, CROC, y la CTM ungían al tapado. El dedazo del presidente en turno.

Pasamos a los generales revolucionarios a los licenciados en derecho. Preparados en la U.N.A.M.

Camarillas de instruidos. Los sueños de la juventud. Hacer cumplir los mandatos de la constitución. Aceptar las responsabilidades. De otra forma la nación os lo demande.

Producida por VIX la serie sobre la caída del PRI resulta interesante. Telehidra de múltiples cabezas. Pez de agua dura muerde la cola de su cuerpo

Debería circular en la señal pública. Memoria cultural. Nunca más. Cada capítulo de la serie resulta la aproximación de enriquecimiento inexplicable. Empresas nacionales de caja chica.

Tecnocracia impuesta sobre la voluntad electoral ciudadano. Se cayó el sistema, frase del Secretario de Gobernación, Manuel Bartlett de Puebla de los Ángeles, para todo el mundo.

En alguna realidad alterna, el ganador sin corona Cuauhtémoc Cárdenas, destruiría el oficialismo del PRI de Miguel de la Madrid-Carlos Salinas de Gortarí. Este capítulo no existe. Solo en la mente cercana del autor silenciado por la profundidad de las ideas claras.

Ya existía en la corriente democratizadora Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Heberto Castillo, y Andrés Manuel López Obrador.

Tal vez en ese orden organizarían desde Palacio Nacional la primera plana de la cuarta transformación.

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Morelense de cepa Regiomontana. LCC con especialidad periodismo (UANL). Doctor en Artes y Humanidades (I.C.A.H.M.). Tránsfuga de la mesa de redacción en diferentes periódicos como El Diario de Monterrey, Tribuna de Monterrey, y del grupo Reforma en el matutino Metro y vespertino El Sol. Escort de rockeros, cumbiamberos, vallenatos y aprendices al mundo de la farándula. Asiste o asistía regularmente a conciertos, salas de baile, lupanares, premieres, partidos de fútbol y hasta al culto dominical. Le teme al cosmos, al SAT, a la vejez y a la escasez de bebidas etílicas. Practica con regularidad el ghosting. Autor de varios libros de crónica como Hemisferio de las Estaciones, Crónicas Perdidas, Montehell, Turista del Apocalipsis, Monterrey Pop, Prêt-à-porter: crónicas a la medida y Perros ladrando a la luna en Monterrey

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