De museos y de antelaciones

Opinión
/ 2 octubre 2015
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La semana que termina fuimos testigos de una serie de actividades del Ejecutivo Estatal que muestran una de sus facetas más positivas. Lo recalco porque, a la vez, volvió a las andadas con un declaracionismo cantinflesco que le hace mucho daño. Me enteré por la prensa que el Gobernador aseguraba que los panistas se persignan en la bragueta, cosa que hay que reseñar en los anales de Coahuila como una práctica si no muy ejemplar sí, al menos, originalísima. En otro momento su perorata lanzada desde Torreón contra el presidente Calderón le trajo a nuestro Mandatario golpes muy duros en la prensa nacional. Pero aquí me interesa comentar sus obras. Obras entregadas, obras declaradas (que se harán más tarde) y obras aseguradas para un futuro que, sin la menor duda, es incierto.

El Gobernador hizo algo tan anómalo que no creo que se haya dado jamás: entregó dinero a determinados proyectos, por ejemplo, museos u organizaciones civiles, para que, a pesar de las crisis puedan solventar sus gastos no ahora mismo, sino en el futuro. Así, confirió un cheque al Museo de las Aves de México por algo más de 9 millones de pesos para que no tenga contratiempo alguno en los dos años que quedan de su administración y asegure el servicio a la comunidad. Lo mismo hizo respecto a las asociaciones que se encargan de la defensa del entorno (especialmente de Zapalinamé), como de los museos Taurino, del Normalismo, El Sarape, El Desierto y demás. Son cheques que tienen respaldo inmediato y que ya forman parte del activo de cada museo. El mismo Humberto Moreira comentó que Aldegundo Garza ya hacía cálculos para manejar los intereses bancarios y ponerlos al servicio del Museo de las Aves. Así que la cosa va en serio. Ya hay mentes que elucubran si no se tratará de una renuncia adelantada del Gobernador y que, por tanto, desea gastar en su futuro. No lo creo y no importa. La seguridad de los espacios culturales existentes es fundamental.

Raro que un funcionario saque de la bolsa un dinero que terceros gastarán (o invertirán) en sucesivos lapsos temporales.

Moreira también apartó recursos para proyectos que apenas existen en el papel y para otros que están por iniciarse. Uno de éstos, que parece muy sugestivo, es el Museo de la Estampa. Otro el de la Ciudad, y olvidé varios más. Moreira se fue por el parcelamiento museístico en vez de la realización de un gran museo con las salas que fueran necesarias. Casi desde que tomó el poder le escuché un anuncio que reconstruyo de memoria: "si Zacatecas tiene 14 museos, Saltillo tendrá 15". Bueno, si al profesor normalista le interesó el número y la competencia nada podemos alegar. Es su obra y hemos aprendido tras 250 años de dominio español que los súbditos debemos acatar y obedecer lo que ordene el soberano, pero no opinar. De lo anterior surge la idea de que "el Profe" nos cuida y cuida, en el futuro, a hijos y nietos. Su "museítis" pasará a la historia. Él también. De los miles de profesores salidos de la Escuela Normal, es el que, lejos del resto, ofrece obras duraderas físicas y culturales. De la ideologización y falta de seriedad de algunos museos hablaré luego.

En tercer lugar y para rematar la semana, el Gobernador anunció la instalación de tres monumentos tan enormes que podrán ser vistos desde cualquier ángulo de la ciudad. Espero que los diseñadores tengan buen gusto porque esas obras a menudo afean terriblemente las ciudades y luego es imposible derribarlas. Un ejemplo es el horripilante adefesio que hicieron en la Macroplaza de Monterrey. Un Cristo gigantesco (añada la subleyenda: "será un Cristo más grande que el de. y el de."; o sea que sigue la competencia y los complejos), un Faro de Alejandría en una ciudad del semidesierto y un sarapazo de cemento o piedra o de lo que sea. Creo que con el dinero que se gastará en ese sarape sería mejor que comprara mejores sarapes (más antiguos, más representativos, más bellos que los que exhibe el Museo del Sarape; son caros pero vale la pena tenerlos en la ciudad que los originó y les dio su nombre). En resumen: Humberto Moreira hace obra y se le aplaude.

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