Confesión traslúcida
COMPARTIR
TEMAS
Cada vez que un ídolo, como Mark McGwire enfrenta, aparentemente, el reto más grande de su vida, nos conmueve igualmente al grado de batallar con tragos gordos y freno a las lágrimas. La memoria de mi padre, con sus glorias y sufrimientos, se aviva; pero el recuerdo de su ejemplo prevalece por haber sido su mejor legado.
McGwire hizo contacto, finalmente con la recta más poderosa del mundo: la verdad. Sin embargo, fue de foul. Que hoy sienta tranquilidad por haber confesado que la mayoría de su carrera consumió esteroides -"en bajas dosis", según alegó - lo entendemos y termina con una farsa que solo él, algunos ingenuos y/o paleros así como "cómplices de los medios" viven. En efecto, aún la viven porque ni en esta ocasión admitió que el uso de substancias prohibidas - desde hace décadas o si no, ¿porque lo han ocultado tanto? -, tuvo beneficio alguno para dar jonrones más largos y en cantidades mayores.
Volvemos a la ingenuidad, engaño, mentira y/o fraude generalizado. ¿Cómo es que habiendo debutado con 49 jrs., fueron la máxima cifra de su carrera cuando estaba ileso, contrario a cuando empezó a dar 50 o más con frecuencia (1996), varios años después que se convirtió en un consumidor "para soportar el desgaste de una temporada larguísima, pesada y desgastante". ¿Babe Ruth, Roger Maris, Mickey Mantle, Willie Mays, Hank Aaron, etc. no sufrieron similares o peores situaciones tal cual consecuencias? La medicina moderna, quizá debe tener un asterisco también.
Nada en la vida es más satisfactorio que ver al propio hijo superar la vida del padre. Si acaso es el progenitor quien goza del descubrimiento, ha de traducir una mayor gloria. Tiene un principio posterior a la formación del embrión y su nacimiento: la base moral. Honestidad es el cimiento del éxito mental y corporal. Es posible ser más rico que el mismo Carlos Slim; de hecho debe haber muchos, quien sólo les falta dinero. Sin embargo, cuando hay integridad se soporta cualquier necesidad.
Fue la herencia que Melo Almada dejó, junto con millones de sucesos de todo tipo.
Que se aproveche o no, está entre los argumentos de la corte en la vida. Y no obstante, de la actualidad algo nomás no se puede erradicar, por lo visto: medias verdades. McGwire dio más jrs., tuvo mayor promedio, compiló estadísticas sin precedentes en los roles posteriores de cuando se convirtió definitivamente en consumidor de esteroides y hasta hormonas humanas. Por algo también inexplicable, quiere convencer - ya que parece estarlo -, que nada tuvieron que ver con su desempeño; solo que se convirtió en mejor bateador por experiencia.
Aparte que se quitó un peso de encima, dejando mas a cuestas, ha confirmado que aún existen miles de "sospechosos" - en sus mentes; confesos por acción - pendientes de un acto de contrición. ¿Incluirá nativos mexicanos? En un momento pensamos que Mark McGwire, con sus declaraciones y emociones de anteayer, tendría mejor oportunidad de llegar al Salón de la Fama. "Inmortal" ya es, porque las cifras de su era nunca morirán. Es mas, resaltarán por siempre un periodo con bastante y devastante falsedad, lastimosamente.
El consenso inmediato es que empeoró su situación, y de cada sospechoso ligamayorista que simplemente no tiene el valor de admitir que ha sido un tramposo, sin más mentiras. Al fin y al cabo, luego viene el otro perdón. Como hombre, el supuesto valiente que se para retador en la caja de bateo ante pitcheadas que nos ponen al resto a temblar; pero al menos estamos con más y mayor disponibilidad a la realidad, sin poder medir constantes curvas. Vaya que hoy son difíciles de evitar, en ruta a la verdad.
edalmada@pasandolabola.com